La petición de "amparo" del PSOE a las asociaciones de la prensa por lo que define como "continuos ataques de pseudomedios" ahonda en la pulsión antiliberal de un Gobierno que presume de unos valores progresistas que luego ignora en la práctica.
La denuncia del PSOE, que se vehiculó a través de las redes sociales y que a media tarde de este jueves no había llegado ni a la APM, ni a la FAPE, ni a la APP, exige que se retire la acreditación que varios medios utilizan para trabajar en el Congreso, el Senado y los parlamentos autonómicos.
Los medios a los que alude el PSOE sin citarlos por su nombre son Okdiario, EDATV, La Gaceta de la Iberosfera, Informaradio, Periodista Digital, Herqles y The Objective. Todos ellos, menos el último, aparecían en el cartel que anunciaba la piñata de Nochevieja frente a la sede de Ferraz.
A la espera de la respuesta de las asociaciones de la prensa, el PSOE decidió vetar el acceso a su sede a dichos medios.
Sigue así el PSOE la senda autoritaria del veto a los medios incómodos antes recorrida por Vox y Podemos. Dos antecedentes que deberían obligar a meditar al socialismo sobre lo acertado de su ofensiva contra la prensa y sobre el espíritu que la anima, que no es desde luego impecablemente democrático.
Es muy dudoso que el PSOE, una organización que recibe dinero público, pueda vetar el acceso a su sede a los medios que le disgustan.
Pero es radicalmente inaceptable que intente que se impida trabajar a esos medios en unas instituciones que representan a todos los españoles, como son el Congreso, el Senado y los parlamentos autonómicos.
Que lo haga, además, esperando que sean las asociaciones de prensa las que le hagan el trabajo sucio retirando las acreditaciones a esos medios revela, lisa y llanamente, que no existe legitimidad alguna para su petición. No digamos ya base jurídica.
¿Con qué autoridad exige el PSOE la marginación en las Cortes de unos medios y no de otros que, desde la trinchera contraria, aplican las mismas estrategias agresivas y provocadoras que ellos denuncian? Alguno de ellos, por cierto, dirigido por su propio exvicepresidente, Pablo Iglesias.
¿Y quién es el PSOE para repartir carnets de periodista y para limitar la libertad de prensa amparándose en un juicio de parte sobre la profesionalidad de esos medios?
Las asociaciones de la prensa deben posicionarse radicalmente en contra de la petición del PSOE y hacer una defensa cerrada de la libertad de información. En una democracia, y excepción hecha de los delitos señalados en el Código Penal, el único juez de la profesionalidad de los medios son los lectores. Nadie más.
Los bulos, las provocaciones y el sectarismo no son, además, exclusivos de eso que algunos medios gubernamentales llaman "la fachosfera". Un ejemplo más, por cierto, de que a la satanización del contrario se juega también desde unos medios de izquierdas que, en vez de controlar al Gobierno, controlan a la prensa que critica al Gobierno.
Menos cierto todavía es que el panorama mediático español esté copado por medios conservadores, como defiende el presidente con insistencia digna de mejor causa. Y sólo hace falta echar un somero vistazo al panorama de los medios españoles para darse cuenta de que la realidad es más bien la contraria.
Que el PSOE, el partido que ocupa hoy la Moncloa, haya emprendido una cruzada contra la prensa es una señal más de la degradación de un Gobierno que camina a pasos acelerados hacia un escenario del que no saldrá nada bueno para los españoles.
España es la única democracia del planeta en la que no son los periodistas los que piden amparo a los jueces contra el Gobierno, sino un Gobierno victimizado el que pide amparo a los periodistas y a los jueces contra otros periodistas.