16 abril, 2023 01:57

Ángel Rodríguez Mingorance, de 52 años, es un agricultor de la zona de Almuñécar, en la Costa de Granada. Tiene una finca de 14 hectáreas y explota otras 40 —arrendadas— de cultivos subtropicales como el aguacate, el mango o la chirimoya. A unos 20 kilómetros hacia el noreste se encuentra la presa de Rules, que alberga, en medio de la fuerte sequía que sufre el país a principios de esta primavera, la exagerada cantidad de 66,5 hectómetros cúbicos de agua. Sin embargo, y contra toda lógica, Ángel se ha visto obligado a talar más de 200 aguacateros porque no tiene agua suficiente para regarlos. ¿La razón? La presa está llena, pero no cuenta con las canalizaciones necesarias para que el agua llegue al campo.

La situación de Ángel es similar a la de otros miles de agricultores de la zona: 14.000 familias que llevan esperando desde hace más de 30 años que el agua de la presa de Rules sirva para algo más que para hacer ‘windsurf’ y otros deportes acuáticos. Mientras el campo agoniza por la falta de agua, este embalse está infrautilizado por un cúmulo de despropósitos políticos y de retrasos. Es la piscina más grande de Europa.

“Hace 30 años, mi padre, que también era agricultor, se apuntó a una lista para abastecerse del sistema Béznar-Rules [la presa está unida a un embalse anterior, el de Béznar]. Nos dijeron que aquello iba a mejorar la economía, que se acabarían para siempre nuestros problemas de riego. Pero a día de hoy, teniendo un buen clima y teniendo agua, me he visto en la drástica decisión de talar mis árboles. Los políticos nos tienen olvidados”, se queja Ángel en conversación con EL ESPAÑOL | Porfolio.

Ángel Rodríguez poda un árbol de su finca en Almuñécar (Granada), en medio de la fuerte sequía que azota la zona.

Ángel Rodríguez poda un árbol de su finca en Almuñécar (Granada), en medio de la fuerte sequía que azota la zona. Carlos Gil

En apenas una semana, el agricultor granadino se ha deshecho de un número de árboles de aguacate equivalente a 15.000 kilos de fruta que no recogerá en los próximos tres años, tiempo que tardarán en crecer de nuevo, y si pueden. A unos 2 euros el kilo de aguacate, las pérdidas de Ángel por una situación que podría haberse corregido hace años, ascienden solo en una semana a 30.000 euros. Si no llueve, estas se multiplicarán.

“Autopista sin salidas”

El proyecto de la presa de Rules, sobre el río Guadalfeo, se aprobó en 1996 para completar y garantizar los objetivos y demandas del embalse de Béznar, a 5 kilómetros, y en funcionamiento desde 1986. En 2004, tras una inversión de 14.000 millones de pesetas (unos 85 millones de euros de entonces), finalizaron las obras de Rules y ese mismo año la presa fue inaugurada por la ministra Cristina Narbona. Tres años después, ya acumulaba agua. 

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El problema es que los fondos europeos destinados para su construcción se agotaron en el enorme mamotreto de hormigón y no fueron suficientes para construir la forma de sacar el agua y que esta llegase a todos los regantes. La infraestructura faraónica, de planta curva, con un radio de 500 metros, una altura de otros 100 y una capacidad total de 114 hectómetros cúbicos de agua, concluyó, pero se quedó a medias.

“Cuando se construye una autopista, se planifican también todas las salidas y las carreteras secundarias… Pues la presa de Rules es como una autopista sin salidas. Estando tan cerquita del agua, los regantes de la Costa de Granada están cortando los árboles”, lamenta, por su parte, Fernando Moreno, presidente de la Comunidad General de Regantes del Bajo Guadalfeo, que representa a 49 comunidades de regantes de la zona, de los que forma parte Ángel Rodríguez. Moreno también es miembro de la Junta Directiva de Fenacore, la federación nacional de regantes.

Vista de la presa de Rules (Granada), finalizada en 2004.

Vista de la presa de Rules (Granada), finalizada en 2004. Carlos Gil

Estado actual de la capacidad del embalse de Rules.

Estado actual de la capacidad del embalse de Rules. Carlos Gil

Paralelamente a la construcción de la presa, se creó un plan hidrológico con el fin de que el sistema Béznar-Rules beneficiase a un total de 16.500 hectáreas de cultivos en la zona. En la actualidad, según Moreno, hay 12.000 hectáreas que reciben agua de la infraestructura. Las 4.500 restantes deberían abastecerse de Rules, donde 19 años después, no hay una sola excavadora sobre el terreno para construir las canalizaciones.

En un inicio se habló de unos 170 millones de euros adicionales a la inversión europea para abrir las vías de agua. Se encargó este cometido a la Agencia Andaluza del Agua y a la sociedad estatal Acuamed, dependiente en la actualidad del Ministerio de Transición Ecológica. Aquel proyecto preveía la construcción de 200 kilómetros de conducciones, 12 estaciones de bombeo y 38 depósitos de regulación con una capacidad de 1.265.000 metros cúbicos de agua.

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Retrasos

Tras varias promesas y cambios sobre el proyecto, el coste de este asciende ya a unos 350 millones de euros. De los 11 desglosados (tramos de canalizaciones) necesarios, a día de hoy, apenas se ha redactado el número 9, que se compone de 15 kilómetros de tuberías que permitirán transportar el agua de riego desde el embalse hasta municipios como Vélez de Benaudalla, Salobreña, Motril y Carchuna-Calahonda. También podría abastecer a 427 hectáreas de cultivos.

De forma paralela, el desglosado número 3, del que podrían beneficiarse entre 2.000 y 2.500 hectáreas de campo en la zona de Almuñécar, se encuentra en redacción. En noviembre de 2021, la ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, aseguró en el Senado que el primer tramo de este desglosado comenzaría a ejecutarse a finales de 2022 “para tranquilidad” de la Costa granadina. Lo cierto es que, en abril de 2023, aún se encuentra en fase de redacción. Se prevé que ésta concluya en junio de este año.

Vista aérea de los cultivos de Almuñécar, Costa de Granada, donde Ángel Rodríguez ha podado 200 aguacateros.

Vista aérea de los cultivos de Almuñécar, Costa de Granada, donde Ángel Rodríguez ha podado 200 aguacateros. Carlos Gil

“La ministra dijo que en 2022 se comenzaría a construir. El secretario de Estado Hugo Morán nos prometió que para el mismo año estarían todos los desglosados redactados y que se buscaría financiación. Pero, de 11 desglosados, solo se ha escrito uno y solo hay otro en redacción. Estamos a años luz de que las canalizaciones sean una realidad. El estudio de impacto ambiental se terminó en noviembre de 2020… En los últimos tres años no se ha hecho nada”, se queja Moreno.

El principal escollo para que el proyecto salga adelante es la financiación. Los agricultores a los que representa Moreno y otras organizaciones se opusieron a la firma del convenio del desglosado 9 (el único redactado) porque solo incluía la financiación de este. “Dijimos, 'o toda la obra, o nada'. ¿Qué vamos a hacer? ¿11 financiaciones separadas? Un proyecto de esta envergadura es una golosina para cualquier entidad financiera, pero si es en conjunto”, apunta Moreno.

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El presidente de los regantes advierte que con los retrasos, como ya se ha demostrado en los últimos 19 años, el proyecto solo hará que encarecerse. Esto supone el peligro de entrar en un círculo vicioso que, a su vez, solo provoque más retrasos que se amparen en el coste de las obras, hasta que se abandone por completo el proyecto y la presa quede de por vida infrautilizada.

Pozos salados

Quienes lo pagan son agricultores como Ángel. Desde siempre, se las han ingeniado para que el agua llegase a sus cultivos. Lo han hecho a través de aguas del subsuelo, pero; sobre todo, por medio de cauces de agua como los acuíferos de los ríos Verde y Seco, en la zona de Almuñécar, donde se encuentra la explotación agrícola de Ángel. Por ello, han sido siempre dependientes de la lluvia.

Vista aérea de los aguacateros podados de Ángel Rodríguez por falta de riego.

Vista aérea de los aguacateros podados de Ángel Rodríguez por falta de riego. Carlos Gil

La lluvia alimenta la parte alta de los acuíferos de los que Ángel obtiene suministro de agua para el riego. La que no se usa, termina en el mar. Pero si no llueve, el agua no llega al mar y este se introduce hacia arriba en el acuífero. “Este año no ha llovido y las extracciones de agua han sido mayores que las aportaciones. En Almuñécar estamos abajo de todo; llega menos agua y el acuífero ahora se está salinizando. Se está repitiendo el ciclo de las grandes sequías de los 90”, dice Ángel a este periódico.

Pese a la salinización, la recuperación del acuífero del que se abastece es grande. El lecho del río es arenoso y tiene una gran permeabilidad. Junto a eso, una recarga artificial de 1 hectómetro cúbico del excedente de agua destinado a consumo humano de Almuñécar hace que el riego funcione. Este agua que procede del sistema Béznar-Rules, a través de una tubería en uso desde los años 90, le ha permitido funcionar.

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Pero la situación de sequía actual amenaza con ser insostenible, y el mar puede avanzar como en los peores momentos de los 90. “Ahora mismo la gran mayoría de los pozos, tienen niveles de sales admisibles, pero tengo la certeza que este verano no nos escapamos, será la ruina para muchos agricultores. Si no hago nada, los árboles morirán. Tienen más de 30 años, y es la primera vez que he tenido que podarlos", dice Ángel sobre la drástica decisión que tomó hace una semana, de deshacerse de 200 de sus aguacateros. “No me queda otra, es muy triste”.

La poda de los aguacateros es el último recurso para que estos no queden inservibles para siempre. Los árboles permanecen sin ramas y pintados de blanco para aliviar el calor después de la tala. Es una forma de mantenerlos en barbecho: consumen mucha menos agua y no los mata del todo. Su recuperación, no obstante, no será menor a tres años. “O cae un diluvio en los próximos 20 días o tendré que podar más árboles”, añade.

Ángel Rodríguez junto a sus árboles pintados de blanco para facilitar su recuperación.

Ángel Rodríguez junto a sus árboles pintados de blanco para facilitar su recuperación. Carlos Gil

“Esta sequía se produce porque somos dependientes de Béznar-Rules. Con los desglosados 3 y 4, se cubrirían hasta 3.500 hectáreas de riego, toda la zona. Pero nosotros no importamos. Se nos aplaude en los momentos difíciles, como en la pandemia. Pero ahora nos han vuelto a olvidar. Como no se pongan las pilas, veo el futuro muy negro. Los agricultores convertimos agua en alimento. Sin agua, no hay nada”, concluye el regante.