Noticias relacionadas
Pregunta.- No lo entiendo. Y tú, entonces, ¿para qué te metes en esto?
Respuesta.- Por razones de toda índole. Siento que ya no pertenezco del todo a esta sociedad y me siento muy conmovido por la resistencia de los ucranianos. Para mí, ellos encarnan los valores de Europa mejor que toda la Unión Europea. Nadie esperaba que aguantasen, ni yo tenía esperanza de que resistieran. Pero parece que la sociedad civil es capaz de lo que los estados modernos no pueden hacer: luchar contra la tiranía.
Roberto, nombre ficticio a petición, ya ha iniciado los trámites en la Embajada de Ucrania en España y se ha apuntado como voluntario para ir a combatir en la guerra que se está librando actualmente a las puertas de Europa. Y él no va de boquilla. Originario de País Vasco y con menos de 30 años de edad, ya dejó su trabajo en la industria farmacéutica para enrolarse en un ejército privado de mercenarios -o contratistas, según a quién se le pregunte- y ahora ha visto la oportunidad de hacer algo que lleva tiempo buscando: ir a pegar tiros por una causa lo suficientemente justa. Él es el que sale retratado en la fotografía principal de este artículo, con un pasamontañas.
"Es un poco por la necesidad de sentir que hago algo trascendental. No puedo con la frustración de verlo a través de una pantalla desde una oficina", comenta en conversación telefónica con EL ESPAÑOL | Porfolio.
El pasado domingo 27 de febrero, el presidente ucraniano, Volodimír Zelenski, reconvertido en héroe de la resistencia frente a la tiranía, hizo un llamamiento internacional inédito en tiempos modernos y pidió a cualquier extranjero "amigo de la paz y la democracia" que fuera a Ucrania a combatir. "Esto es el principio de una guerra contra Europa, contra las estructuras europeas, contra la democracia, contra los derechos humanos básicos, contra el imperio de la ley y la coexistencia pacífica", aseguró.
Este pasado jueves volvió a hacer referencia al tema y aseguró que ya se habían presentado 16.000 voluntarios para luchar en Ucrania. Aunque en su comunicado no especificó de dónde venían esas personas, los medios de comunicación en el terreno están viendo a voluntarios provenientes de países como Georgia y Bielorrusia, así como se sabe que muchísima gente se está alistando en otros como Japón, Reino Unido y Estados Unidos. El último precedente de estas características habría que buscarlo en la Guerra Civil española, a la que asistieron miles de voluntarios a combatir por sus ideas en ambos bandos.
De momento, no existe una cifra oficial de combatientes españoles entre estos voluntarios en Ucrania. Sin embargo, el movimiento se ha intensificado en muchas áreas durante esta semana y ya se puede dar por seguro que hay españoles en el terreno. Por ejemplo, fuentes ligadas al Batallón Azov, paramilitares ultranacionalistas ucranianos, confirman a esta revista que ya hay al menos tres españoles en Polonia esperando a cruzar la frontera. Otras fuentes arraigadas en grupos de extrema derecha españoles confirman más viajes y que se están formando grupos en Madrid.
En este caso, todas estas personas son gente con experiencia militar, en la reserva o que han pertenecido a grupos de operaciones especiales, vinculados con movimientos de extrema derecha y con ultras de clubes de fútbol.
Y es que así es el perfil de los voluntarios españoles que están yendo a librar la guerra contra Rusia. Por un lado, los neonazis que ven en este conflicto una manera romántica de luchar por sus ideas, como si fueran la División Azul en la Segunda Guerra Mundial -a fin de cuentas, el enemigo es el mismo-. Por otro, exmilitares con intenciones de justicia. Y, en el mismo bando, idealistas que se asemejan a las Brigadas Internacionales que vinieron a combatir a España contra la tiranía del fascismo.
Roberto es de estos últimos. Pero también Andrés, un estudiante canario de 23 años que ya ha iniciado los trámites para ir a luchar: "Tengo una vida muy cómoda. Pero están todos con las manos atadas, con miedo a Putin y no hacen nada. Sé que hay gente que va por ideología, pero yo lo hago por solidaridad", dice en conversación con esta revista.
"Aprecio las cosas que tengo aquí y no hay necesidad de ir. Pero es por solidaridad. Me da muchísima pena"
Contrato sin remuneración
"Actualmente, todos los servicios consulares online están bajo ciberataque", explica Roberto. Y es fácil de comprobar, porque los hackers rusos han tumbado numerosas páginas web del Gobierno ucraniano estos días y no se puede entrar en la web de la Embajada de Ucrania en España. "De momento, he enviado mi solicitud como voluntario y toda la documentación necesaria al delegado de defensa de la Embajada en Madrid", añade. Eso significa que está a un paso de irse, esperando la luz verde, y ya podrá combatir.
Desde que Zelenski anunció la creación de la Legión Extranjera de la Defensa Territorial de Ucrania, un cuerpo con reminiscencia de las Brigadas Internacionales de la Guerra Civil, todas las embajadas del país eslavo repartidas por el mundo se han puesto manos a la obra, explicando cuál es el proceso para poder luchar contra los rusos. La ubicada en España también, y es relativamente sencillo.
Lo primero que hay que hacer es ponerse en contacto con un diplomático en la Embajada, físicamente o a través de correo electrónico o teléfono. A esa persona hay que hacerle llegar una copia del DNI o pasaporte y documentos que acrediten algún tipo de servicio militar o en fuerzas del orden público. Después, se pasa a una entrevista con el agregado de defensa y se tramita el visado.
A partir de ahí, se inicia la admisión, se firma un contrato (aunque nada de esto está remunerado) y, guiados siempre por la Embajada, se obtienen las instrucciones sobre cómo llegar a Ucrania. "Se recomienda, si está disponible, traer uniforme militar o sus elementos, equipamiento, casco, chalecos antibalas, etcétera", se lee en las instrucciones.
EL ESPAÑOL | Porfolio se ha puesto en contacto con el Ministerio de Exteriores y, si bien dan por hecho que ya hay españoles combatiendo en Ucrania, reconocen que las cifras oficiales se les escapan. Para ello, emplazan a hablar con la Embajada de Ucrania en Madrid. Sin embargo, ni los teléfonos de la Embajada ni su página web funcionan y, aunque han comunicado que la petición de información ha sido masiva, no han hecho público cuánta gente ha llegado a ir realmente, si es que lo ha hecho.
Idealistas y Brigadas Internacionales
Esta vía, a través de la Embajada y por canales oficiales, es la favorita para los idealistas. Es el caso de Roberto, que ya tiene el proceso iniciado y el petate cargado, pero también el de Andrés. A pesar de que gasta sólo 23 años y nunca ha tenido formación militar, de hecho estudia Economía, también quiere ir a combatir.
"Tomé la decisión el lunes", explica por teléfono. "Alguien me preguntó que si iría o no, y ahí mi cabeza hizo click. No veo ningún impedimento, al margen de todo lo que pueda pasar. Empecé a animar a mis compañeros a ver si alguno quería, pero nada", añade. "No voy por evadirme, aunque pueda parecerlo. Aprecio las cosas que tengo aquí y no hay necesidad de ir. Pero es por solidaridad. Me da muchísima pena lo que estoy viendo en televisión y creo que puedo y debo hacer algo", añade.
Pregunta.- Y sin experiencia militar, ¿cómo te sientes ante la posibilidad de tener que matar a una persona?
Respuesta.- No soy ningún sanguinario, no voy ahí a masacrar ni a cargarme a rusos. Pero evidentemente, si lo tengo que hacer, lo haré. Si estoy defendiendo un colegio o una universidad, por poner un ejemplo, y no tengo otra opción, lo haré. No es mi intención, pero no lo dudaría. He visto vídeos de profesoras y banqueros, gente que antes tenía otros trabajos, que ha tenido que cambiar el teclado por el rifle. Es parecido.
Una de las cuestiones más llamativas de esta vía a través de la Embajada es que no está demasiado claro que sea legal. Por eso personas como Roberto o Andrés hablan, pero se muestran con cautela en cuanto a su identidad. Según el artículo 595 de la Ley Orgánica 10/1995 del Código Penal, "el que, sin autorización legalmente concedida, levantare tropas en España para el servicio de una potencia extranjera, cualquiera que sea el objeto que se proponga o la Nación a la que intente hostilizar, será castigado con la pena de prisión de cuatro a ocho años".
Si bien la clave puede estar en la palabra "hostilizar", entendiendo que a Ucrania se va a defender, puede aún así generar un debate jurídico complejo cuando los combatientes vuelvan a España. En otros países con leyes similares ya están encontrando atajos. Reino Unido, por ejemplo, también lo castiga, pero la ministra de Exteriores británica, Liz Truss, aseguró públicamente que apoyaría a los británicos que quisieran ir a luchar. En Letonia, también, el Parlamento aprobó una serie de enmiendas para que sus ciudadanos puedan alistarse.
Ley Orgánica 10/1995 del Código Penal
Artículo 595. El que, sin autorización legalmente concedida, levantare tropas en España para el servicio de una potencia extranjera, cualquiera que sea el objeto que se proponga o la Nación a la que intente hostilizar, será castigado con la pena de prisión de cuatro a ocho años.
En España de momento no se ha actuado en ese sentido y hay precedentes de personas juzgadas por participar en conflictos extranjeros, aunque siempre en organizaciones que han sido consideradas terroristas. Curiosamente, ya hay una recogida de firmas en Change.org para pedir al Ejecutivo liderado por Pedro Sánchez que actúe a favor de permitir claramente que aquellos españoles que lo deseen puedan alistarse a la Legión internacional ucraniana. Mientras eso sucede, se da la paradoja de que la Embajada de Ucrania en Madrid está ayudando a ciudadanos españoles a alistarse, algo que puede que sea ilegal en España.
"Sería bochornoso que alguien nos imputase", zanja rotundamente Roberto. "Además, oficialmente, no estoy yendo a la guerra. Yo sólo voy a hacer turismo a otro país", añade peregrinamente.
En el Batallón Azov
Hasta ahí, la vía oficial para ir a combatir a Ucrania. Sin embargo, no hay constancia de que haya españoles que ya hayan entrado de esta forma en el país del este de Europa. Pero sí que los hay, en Polonia y quizás ya en Ucrania, que han ido por otros medios no oficiales. Son personas que no quieren esperar al proceso burocrático, pero también gente que no desea aparecer en los registros. Y, por eso, esta vía no oficial es la preferida por los neonazis, especialmente aquellos que quieren integrarse en el Batallón Azov.
El famoso Batallón Azov es una milicia de voluntarios que alberga alrededor de 60.000 combatientes. Son ultranacionalistas ucranianos, una especie de nuevos cosacos, que se han convertido por su ferocidad -hay vídeos en redes sociales en los que aparecen crucificando a chechenos- en un grupo idolatrado por la extrema derecha más supremacista. En un afán por controlarlos de alguna forma, el Gobierno ucraniano los ha ubicado bajo las órdenes de la Guardia Nacional, aunque podrían ser una bomba de relojería en el futuro.
EL ESPAÑOL | Porfolio ha logrado contactar con una persona vinculada al Batallón Azov, una ciudadana ucraniana pero que reside en España, que actualmente está sirviendo de apoyo para aquellos voluntarios españoles que desean ir a Ucrania por esta vía no oficial.
"No conozco a nadie que haya ido a la Embajada y le hayan ayudado a ir", reconoce en conversación telefónica. "A mí ahora me están llamando personas que, con experiencia militar, me cuentan que no quieren esperar a la Embajada y les explico un poco, dentro de lo que puedo. Por ejemplo, traduzco cosas, les digo qué teléfonos comprar, dónde pueden encontrar contactos…", añade. Dice que estas personas se van por su cuenta a Polonia y que ahí cruzan la frontera para entrar en Ucrania.
"Sin embargo, no sé si podrán llegar directamente al Batallón Azov, porque está combatiendo a muchos kilómetros de la frontera con Polonia y es un viaje muy largo. Además, la gente del Batallón con la que hablo, dicen que no están aceptando más voluntarios, que tienen lo suyo ya montado, pero encontrarán otras vías", apuntala. "Yo sé que hay varios españoles ya que están sopesando hacer su propio batallón para luchar. Todos tienen formación militar y saben cómo funciona", añade.
Además de iniciativas como esta, el propio Batallón Azov es muy activo en redes sociales explicando a los extranjeros cómo llegar a combatir en Ucrania. Aunque no sea uniéndose a sus filas, sí a otros batallones del país. En uno de sus canales de Telegram, al que ha tenido acceso esta revista, entre fotos desagradables de soldados rusos muertos y fosas comunes, hay un mensaje en perfecto castellano que indica cómo llegar a Kiev de la forma más segura.
Una vez ahí, explica el mensaje, hay que dirigirse al 83 de la avenida Peremohy donde hay una antigua fábrica que está sirviendo como centro de reclutamiento. Incide además en que los voluntarios se repartirán en dos grupos, los que tienen experiencia militar y los que no, y que a los primeros les darán un arma directamente y a los segundos clases básicas para saber disparar. Además, da otros consejos sobre cómo llegar a Ucrania con armas y qué tipo de material sería bueno llevar.
Como auténticos divisionarios
Esta vía no oficial, fuera de todo control, es la favorita de los neonazis españoles que están partiendo a Ucrania. "Desde su visión, están protegiendo la Europa blanca de un invasor que, además, representa valores contrarios a los suyos", explica Joan Caballero, analista e investigador de grupos urbanos violentos. "El identitarismo aquí juega un rol importante. Son valores fáciles de vender que encajan con distintas creencias. Si estás en Alemania, Holanda o España y te dan la oportunidad de ir a combatir armado y, encima, legítimamente… es como jugar a la guerra", añade.
"Además, la guerra es parte de su filosofía. Muchos de sus perfiles en redes sociales están adornados con motivos bélicos, de la Guerra Civil o de las SS nazis en zonas de combate. Los españoles se ven como aquella División Azul", puntualiza. "Seguro que ya hay al menos una veintena de españoles. Están yendo, aunque no lo publiciten en sus redes. Es que se lo están poniendo a huevo: son perfiles que adoran la violencia y rinden culto a las armas de fuego, y además están apoyados por el Estado ucraniano. Encima se llevarán una felicitación o una medalla, cuando lo hacen por sus convicciones neonazis", señala.
Esto, por supuesto, no es una cuestión exclusivamente española. En redes sociales ya se está viendo como diversos grupos hooligans, personas de extrema derecha vinculadas a clubes de fútbol, de muchos países están compartiendo fotografías de sus ultras en zonas de combate. "Hay gente que va a una ONG a ayudar a los refugiados. Hay otros que quieren empuñar un arma, hacerse fotos, que se vea que estuvieron en la guerra, radicalizarse más aún y luego ser muy respetados en su entorno porque son veteranos", asegura Caballero.
La mayoría opta por esa vía no oficial a través de Polonia, un país que también tiene muchos grupos de neonazis. "Ahí no les va a costar encontrar redes de apoyo, gente que les ponga casa y comida y que les ayude a encontrar la vía informal para entrar en Ucrania", añade.
Y le preguntamos a Andrés, que quiere ir a combatir, pero asegura no estar ideologizado, sobre esta cuestión. "Yo no voy a combatir el comunismo, eso me parece de neandertales. Ni siquiera entiendo bien la política en Ucrania. Pero no me importa que vayan. Si vamos a disparar o a defender a la misma persona, tú tendrás tus ideas, por despreciables que sean, pero estamos en el mismo bando y hace falta hacer algo". Cristalino.