Los premios de periodismo Cuco Cerecedo, que convoca la Asociación de Periodistas Europeos en España, es una cita a la que los Reyes acuden desde que eran Príncipes, primero Felipe VI en solitario y tras su boda, la reina Letizia. Se trata de un acto que se suele celebrar en los salones del Hotel Ritz de Madrid en los cuales el jefe del Estado y su esposa entablan conversaciones distendidas con profesionales de los distintos medios de comunicación. Es un momento que disfrutan mucho, sobre todo la Reina, que, como excompañera de muchos de los asistentes, vive reencuentros emocionantes con colegas de profesión.
Hace algunos años, en la entrega de este galardón, Felipe VI y su mujer charlaban con uno de los miembros del jurado que acababa de casarse y que les estaba contando de forma animada su reciente luna de miel en la costa del Pacífico mexicano. Letizia, con su habitual cercanía, le comentó: "Qué envidia me das, ojalá nosotros pudiéramos hacer ese viaje tan chulo". La periodista le dijo: "Pues, ¿por qué no? En esa zona del país no hay casi extranjeros, seguro que nadie se entera de que han estado por allí".
A eso, la Reina contestó rápidamente: "El problema nunca sería encontrarnos con españoles allí. En cualquier parte de América Latina que estemos, son ellos mismos [los habitantes locales] los que nos reconocen. Es increíble, siempre que viajamos a cualquier zona de Latinoamérica nos impresiona lo mucho que nos conocen, quieren y aprecian. Así que es completamente imposible pasar desapercibidos".
Aunque esto es una simple anécdota en una conversación, lo cierto es que resume bastante bien el sentimiento que el Jefe del Estado y su mujer tienen con respecto a esa zona del planeta. A pesar de polémicas y políticos de ambos lados del charco, la relación de la Corona con estos países es larga en la historia y prioritaria, tanto a petición del Gobierno como por iniciativa propia.
Los datos avalan las relaciones de la Casa con estos países. En lo que va de año, el Monarca ha viajado a Costa Rica para la ceremonia de Rodrigo Chaves, a Chile para la de Gabriel Boric y a Colombia para la de Gustavo Petro. El jefe del Estado español no hace excepciones por la ideología del nuevo líder, siempre que haya sido elegido democráticamente y reconocido por el Gobierno de España.
La diferencia de los últimos años es que a Felipe de Borbón le está tocando tratar cada vez más con los jefes de Estado de la nueva izquierda latinoamericana llegados al poder. Son una generación política en auge que no muestra devoción hacia el representante de la monarquía española; dejando al lado la cortesía, algunos incluso han dado muestras de repudiarlo expresa o tácitamente.
Felipe VI ha acudido a las investiduras recientes de presidentes de la nueva izquierda en Colombia, Chile, Perú...
Felipe VI tiene que relacionarse los nuevos estadistas definidos como de izquierdas, progresistas o populistas de izquierda. En esta nómina −junto a los mencionados Petro en Colombia (ganó en 2022) y Boric en Chile (en 2021)− figuran Pedro Castillo en Perú (desde 2021), Xiomara Castro en Honduras (2021), Luis Abinader en República Dominicana (2020), Alberto Fernández en Argentina (2019) y el veterano Andrés Manuel López Obrador en México (desde 2018).
Estos dirigentes, que llevan cuatro años o menos gobernando, tienen afinidades ideológicas con antiguos presidentes del llamado Socialismo del Siglo XXI como el ecuatoriano Rafael Correa, el boliviano Evo Morales o el paraguayo Fernando Lago. Como referentes de la izquierda más radical siguen en su puesto Daniel Ortega en Nicaragua o Nicolás Maduro en la Venezuela bolivariana de su difunto predecesor Hugo Chávez.
Luego está el caso del inclasificable Nayib Bukele en El Salvador (2019), que empezó definiéndose de izquierdas para luego presentarse a las elecciones por el centro-derecha y acabar calificado hoy como populista a secas.
El vínculo de España con los "países hermanos" ha sido por lo general excelente. Sin embargo, como ocurre en toda relación diplomática, no siempre ha estado exenta de polémicas y crisis. Una de las más famosas y de la que han pasado ya más de quince años fue el famoso "¿por qué no te callas?" que Juan Carlos I le lanzó a Hugo Chávez en la Cumbre de jefes de Estado y de Gobierno Iberoamericanos celebrada en Santiago de Chile en 2007.
La polémica más reciente tuvo lugar hace apenas unas semanas cuando Felipe VI permaneció sentado ante el paso y exposición de la espada de Simón Bolívar en la toma de posesión del colombiano Gustavo Petro. Ambas situaciones crearon mucha tensión (la segunda, sobre todo, en suelo español).
Aunque muy distintas entre ellas, con dos reyes muy diferentes, son escenas que dejan de manifiesto que también existe una relación complicada de la Corona española con ciertos líderes de la izquierda del continente americano que acusan al monarca español de mantener una actitud irreverente y en ocasiones hiriente con los símbolos soberanos, más propia de un conquistador que de un socio respetuoso.
Conocedor de América
"Se puede hablar de Felipe VI como un verdadero experto de la zona; conoce su realidad mucho mejor que su padre. Darle cualquier lección al Rey de sus comportamientos en cualquiera de estos países es completamente absurdo. Hace esfuerzos muy grandes por estar presente en cada toma de posesión. De hecho, en esta última a Colombia se dio una paliza de avión para estar apenas ocho horas en suelo colombiano y cumplir con la agenda. Nadie conoce la zona como él", asegura una persona que lleva muchos años destinada en la embajada española en Bogotá.
El jefe del Estado sigue los criterios que le marca la Constitución para cumplir sus deberes en términos de diplomacia. El artículo 56 le reconoce como la máxima representación de nuestro país en las relaciones internacionales y especialmente con "las naciones de la comunidad histórica de España".
Todos los viajes cuentan con el aprobado del Ejecutivo y siempre viaja acompañado del ministro de Asuntos Exteriores y normalmente, si en la agenda hay algún otro tipo de contenido como Educación, Economía o Salud, también le acompaña la cartera del ramo.
"Estos viajes, sean de la duración que sean, se preparan al más mínimo detalle. El Rey se implica en todos y cada uno de ellos. Conoce Colombia perfectamente, se trataba de la quinta toma de posesión a la que acudía. Y nadie sabía nada del momento espada de Simón Bolivar", explica a EL ESPAÑOL | Porfolio una persona cercana al equipo de Zarzuela.
"Lo cierto es que todo fue muy raro y descontrolado. La ceremonia empezó con veinte minutos de retraso y luego se detuvo en varias ocasiones por motivos que ni se explicaron. En el manual de Protocolo (el que le dan a todos los invitados en cualquier ceremonia de este tipo) no estaba reflejado, nadie lo sabía. En Colombia se le ha dado mucha menos importancia de la que se le ha dado en España. Ya sabemos gracias a quién, los de siempre que, como no tienen con qué atacar a la Casa, aprovechan cualquier chorrada para usarla en forma de bomba arrojadiza, y todo les vale. Petro charló animadamente con el Rey después del acto y no se ha hecho allí más referencia al asunto", termina la misma persona.
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Lo cierto es que para el Rey, además, Colombia tiene un espacio especial en su biografía y por lo tanto, en su recuerdo: su primer viaje oficial como Príncipe de Asturias tuvo lugar en el año 1983, y el destino elegido fue Cartagena de Indias. El entonces Príncipe de Asturias acompañó al presidente del Gobierno, Felipe González, para acudir a los actos conmemorativos del 450 aniversario de la fundación de la ciudad. Desde entonces, Felipe VI ha cruzado el Atlántico en 101 ocasiones, de las cuales 70 han sido con motivo de tomas de posesión de presidentes latinoamericanos.
Ha cruzado el Atlántico en 101 veces, 70 para tomas de posesión de presidentes latinoamericanos
Estos viajes han estado muy presentes en su vida hasta el punto de que su última asistencia a una toma de posesión como Príncipe de Asturias tuvo lugar el uno de junio de 2014, un día antes de que Juan Carlos anunciara su intención de abdicar. De hecho, su padre esperó a que regresara de la ceremonia que convirtió a Salvador Sánchez Cerén en presidente de El Salvador para hacer pública su decisión.
Tras su llegada al trono en 2014 se intentó hacer un cambio de roles entre Juan Carlos I y el nuevo Rey, ya que Felipe VI quiso que su padre comenzara a acudir a las proclamaciones de los nuevos mandatarios latinoamericanos, pero solo viajó a las de Uruguay, Brasil y Argentina, ya que al protagonista nunca le gustó la idea, ni era recomendado por su edad que realizara viajes tan largos.
Valedor de empresarios
El Rey es un elemento clave en el panorama económico del continente americano. Felipe VI apoya las empresas españolas que tienen intereses en Hispanoamérica con el fin de abrirles puentes a la inversión y a las explotaciones. "Es un interlocutor privilegiado, conoce casi en su totalidad a toda la clase política latinoamericana, lo que le permite conocer perfectamente la actualidad de cada zona, que es algo prioritario para los intereses de España, de nuestras empresas y negocios. Porque la gente se piensa que allí solo están Telefónica o Repsol, cuando hay muchos empresarios desconocidos que buscan en esos países la expansión de su negocio. Su imagen y seriedad hacen que las cosas sean mucho más fáciles cuando llegas de primera, sin un nombre fuerte detrás", cuenta por su parte un empresario con varios negocios en Colombia.
"Pero su estilo y el de su padre son completamente distintos. Nada de amiguismos ante las empresas españolas, nada de llamadas raras… Todo eso es cosa del pasado. Felipe VI apoya el negocio español en Iberoamérica de forma transparente, como enlace o puente de unión. Estoy seguro de que no habrá en ninguno de sus vuelos de regreso a Madrid ningún maletín extraño lleno de alguna comisión o regalo", añade.
Nadie puede negar el esfuerzo que realizó el anterior jefe del Estado durante su reinado por reforzar los vínculos con aquellos países, casi todos con una historia común a la española y estrechamente ligados por los motivos obvios de la lengua. No siempre han sido relaciones fáciles, pero tanto Adolfo Suárez como Felipe González tenían clara su apuesta por América Latina, teniendo en las dotes de simpatía y agudeza del entonces Rey un arma infalible para conquistarla. Se puede decir que la vocación americanista de la Corona ha sido para Felipe VI una herencia del anterior reinado.
La vocación americanista de la Corona ha sido para Felipe VI una herencia del anterior reinado
El tiempo lo cura todo y finalmente, el no gesto de Felipe VI ante la espada de Bolívar ha quedado en el olvido. Pero es innegable que en parte de Iberoamérica ha nacido un populismo hostil hacia España. El presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, ha cargado repetidamente en los últimos años contra la corona española, exigiendo a Felipe VI que se disculpe en nombre de España por las atrocidades cometidas contra los pueblos indígenas de su país durante la época colonial desde la conquista de Hernán Cortés.
El presidente del gobierno español, el socialista Pedro Sánchez, se reunió con López Obrador en la capital mexicana el 30 de enero de 2019. Un mes después, el 1 de marzo de 2019, el presidente de México le decía al Rey de España en una carta que no fue bien recibida: "México desea que el Estado español admita su responsabilidad histórica por esas ofensas y ofrezca las disculpas o resarcimientos políticos que convengan". El destinatario no respondió.
Felipe VI no acudió a la toma de posesión de 2017 de Daniel Ortega en Nicaragua, aunque fue en su lugar el secretario de Estado para Iberoamérica; el Rey tampoco fue a la última toma posesión de Ortega de enero de 2022, con más razón, porque España no reconoció la legalidad de las elecciones. En noviembre de 2021, Ortega, líder del Frente Sandinista, llamó "ladrones y asesinos" a "los reyes españoles", que siguen "comportándose como colonizadores", aunque en su acusación genérica no nombraba a Felipe VI.
El presidente de Perú, Pedro Castillo, habló en su toma de posesión de los "felipillos" que ayudaron a los españoles a conquistar el territorio. Su alusión a Felipillo, traductor de Pizarro, se interpretó como una aparente referencia crítica a Felipe VI, presente en el auditorio.
Las supuestas ofensas "son una cortina de humo para distraer a la población", dicen en el entorno de Zarzuela
"Sin embargo, los viajes a Latinoamérica nos demuestran que es todo una cortina de humo de ciertos dirigentes del otro lado del Océano para distraer a la población de sus graves problemas nacionales. Siempre que el Rey viaja a cualquier país del Cono Sur, y si viaja la Reina se multiplica por mil, la gente se vuelca en las calles, es increíble el cariño con el que se le recibe", detalla la misma persona cercana al equipo de Zarzuela.
El jefe del Estado tiene una doble tarea que afrontar respecto a Latinoamérica en los próximos años; son varios los gobiernos de marcado carácter de izquierdas que han llegado al poder en los últimos meses en las repúblicas hispanoamericanas. Sin embargo, Felipe VI tiene claro que para poder reinar en el siglo XXI en España hay que saber ser el Monarca, por supuesto sin corona ni intención de reinar, de toda América Latina.