Casi al mismo tiempo, pero con 1.343 kilómetros de distancia, dos Reyes se subían a sus embarcaciones para comenzar sus entrenamientos este jueves. El padre, en aguas de las Rías Bajas; el hijo, en el Mediterráneo. El primero, desde el muelle de Sanxenxo; el segundo, desde el Club Náutico de Palma de Mallorca. Podrían haber coincido, pero el sentido común ha provocado que el Emérito Juan Carlos anulara su presencia en la Copa del Rey de Vela. Y es que esa era la primera idea del ex jefe del Estado: pasar este primer fin de semana en España compitiendo con su hijo, Felipe VI, aunque en distinta categoría.
Tras el revuelo montado cuando en Zarzuela se enteraron de lo que tenía en mente el Emérito, no obstante, ese plan inicial se desechó. Por ello, Juan Carlos finalmente competirá en la cita que tendrá lugar estos días en la localidad gallega de Sanxenxo. El Emérito, de esta forma, ya se encuentra instalado en la casa de su amigo Pedro Campos –quien ha desmentido a todos sus cercanos que el Rey esté buscando comprar una vivienda en la zona–, como ocurre cada vez que pisa suelo pontevedrés.
El Emérito aterrizó este miércoles para poder hacer una primera toma de contacto con el velero El Bribón el jueves y comenzar la competición con su tripulación el viernes, en el V Circuito de la Liga Española de la Clase 6mR. Pero su primera aparición pública en el muelle del Club Náutico de Sanxenxo ha dado mucho que hablar: sus problemas de movilidad se han hecho evidentes ante los ojos de todo el mundo por su dificultad a la hora de bajar las escaleras hacia el embarcadero, donde tiene el amarre la embarcación con la que compite Juan Carlos.
A sus 85 años, el Emérito bajó con prudencia, cuidado y lentitud, siempre del brazo de su ayudante, Vicente García-Mochales Mochi. La imagen llamó mucho la atención por el encorvamiento del Rey. "Con la edad que tiene y la tralla que lleva en temas de enfermedades y operaciones, está genial. ¿Cuántos señores de esa edad conoces que quieran volver a ganar un campeonato del mundo? El otro día en la tele hablaban de los superabuelos, pues aquí tienes uno, claramente", explica a EL ESPAÑOL | Porfolio uno de los mejores amigos de Juan Carlos en Galicia. "De hecho, cuando lo recogió Pedro el otro día en Vigo se asombró de lo bien que se lo había encontrado", añade.
Parte del mérito de la salud del Emérito es de los doctores Manuel Sánchez y Mikel Sánchez y del plan al que han sometido al octogenario Juan Carlos. Y es que durante este último invierno en Abu Dabi, la mayor motivación y alegría de Juan Carlos ha sido su preparación para el Campeonato del Mundo de Vela en la categoría 6m que tendrá lugar en la isla británica de Wright a finales del mes de agosto. Cada mañana se ha levantado con la idea de ir preparado a la cita y poder ser útil al timón de El Bribón para revalidar el título con el resto de su tripulación. Y para eso ha contado con la ayuda de varios profesionales de la salud, liderados por estos médicos milagro.
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Manuel, 20 años con Juan Carlos
El primero que ha estado a su lado, y que lleva haciéndolo desde hace más de 20 años, es el doctor Manuel Sánchez Sánchez. Se trata del médico de confianza del Emérito y una vez al mes, como mínimo, viaja hasta la capital de Emiratos Árabes para ver cómo evoluciona su paciente más conocido.
El padre de Felipe VI y el doctor Sánchez se conocen desde hace más de tres décadas cuando el médico trabajaba en la Clínica Planas de Barcelona. Allí era el jefe de la Unidad de Medicina Estética, Preventiva y del Antienvejecimiento. De forma discreta e intentando que el menor número de personas tuvieran conocimiento de ello, Juan Carlos pasaba al menos, 10 días al año, ingresado en este centro de la zona alta de la Ciudad Condal para ponerse en manos de Sánchez. En 2016, el doctor se independizó fundando su propio centro, la Clínica Desánchez, y el Emérito comenzó a visitarle en la nueva ubicación.
La relación entre ambos es tan estrecha que el doctor Manuel Sánchez visita al menos una vez al mes a Juan Carlos en Abu Dabi para hacerle un seguimiento de su estado de salud. Estas visitan también le sirven al padre de Felipe VI para recibir compañía nueva que trae desde España noticias frescas.
Justo hace un año el médico personal del Rey fue noticia cuando la Fiscalía le acusó por ocultar 1,3 millones de euros a Hacienda, cometiendo un presunto fraude fiscal. El asunto sigue en estudio sin que se haya sabido nada del resultado de las investigaciones sobre el caso.
Mikel, el 'mago de las rodillas'
Pero el doctor Sánchez no es la única persona que vela por la salud del ex jefe del Estado. El traumatólogo Mikel Sánchez es la persona que se encarga de poner a punto sus huesos para que estén listos para la navegación. Se trata del médico al que recurren deportistas de élite de la talla de Rafa Nadal. Su clínica está en Vitoria, su ciudad de nacimiento, y es donde pasó Juan Carlos una noche para una revisión en su anterior visita a España, el pasado mes de abril.
En el gremio de la medicina le llaman el mago de las rodillas y a él acuden futbolistas, atletas, ciclistas y políticos para que les soluciones sus problemas en esta articulación. Administrativamente hablando, Sánchez ejerce como director médico de la Unidad de Cirugía Artroscópica del Hospital Vithas San José de la capital vasca. "El Rey sigue sus consejos a rajatabla. Le aconsejó que retrasara todo lo que pudiera la ayuda de muletas o el sentarse en una silla de ruedas, porque si no mueve las rodillas, se oxidan. El fisioterapeuta que tiene en Abu Dabi, que es un americano residente allí y sigue las órdenes que el médico le manda desde Vitoria. Así que toda la recuperación de articulaciones las lleva él desde España", cuenta a esta revista el amigo del padre del Rey.
"Sánchez le prescribe caminar y mucha bicicleta estática. Sentido común, es todo lo que le pide", añade. "El Rey tiene algo más importante que la edad en su contra, y es en parte la genética. Su madre, la condesa de Barcelona, terminó postrada en una silla. Las articulaciones de Juan Carlos son su punto débil y le obsesiona no terminar como María de las Mercedes", termina.
Durante estos días en Galicia algunos medios han asegurado que el ex jefe del Estado está más delgado que en su última visita de abril. "Es cierto, pero no es desde su último viaje a España. Desde que llegó a Abu Dabi ha perdido 12 kilos porque se está cuidando muchísimo. Manuel Sánchez le manda los menús de forma semanal para que le ayuden en su entrenamiento para la Copa del Mundo, como un verdadero deportista de élite. En la casa tiene cocinero propio, así que no tenía problemas en cocinar lo que el médico le pedía desde Barcelona", dice el amigo de Juan Carlos.
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Un historial médico malo
Pese a todo, es milagroso que Juan Carlos vaya a competir en vela teniendo en cuenta su historial médico. Aunque es bien sabido que una de las cosas que más odia el padre de Felipe VI es que los medios de comunicación le recuerden sus múltiples pasos por quirófano y las distintas enfermedades que ha pasado a lo largo de su vida, lo cierto es que es algo inevitable. El Emérito tiene un historial médico tan amplio como el número de años que datan en su carné de identidad. "Se enfada mucho cuando lee en los periódicos la cantidad de dolencias que ha sufrido y lo que no soporta es cuando sacan esas infografías con flechitas que salen de su cuerpo diciendo dónde ha tenido cada operación o lesión. Lo hemos hablado muchas veces", revela, entre risas, la misma persona.
Hay que echar mucho la vista atrás para encontrar la primera vez que Juan Carlos I pasó por un quirófano, fue en el año 1954 en Tánger, cuando fue intervenido de una apendicitis con tan sólo 16 años. Se encontraba pasando el verano con sus padres, los Condes de Barcelona, en un barco por el Mediterráneo, cuando se puso malísimo y tuvieron que atracar en el primer puerto que encontraron para que fuera atendido en un hospital.
Pasados los años, su amor por el deporte, sobre todo por culpa del esquí, le hizo pasar en varias ocasiones por el quirófano para solucionarle distintas lesiones por culpa de las caídas. Pero con la vejez, su paso por los centros de salud han sido mucho más frecuentes.
Si le preguntas al propio Juan Carlos cuando comenzó a cambiar su suerte, sin duda, te dirá que en el año 2010. Ese fue el annus horribilis del Emérito, sin lugar a duda. Primero con el estallido del Caso Nóos a manos del juez Castro que implicaba directamente a su yerno, Iñaki Urdangarin y que terminó sentando en el banquillo de los acusados a su propia hija, la infanta Cristina. Pero fue en esa misma fecha cuando comenzó su particular maratón hospitalario, cuando le fue extirpado un nódulo en el pulmón derecho en el Hospital Clinic de Barcelona. En 2011 paso otras dos veces por quirófano. La primera para solucionar una rotura en el tendón de Aquiles y la segunda, tres meses después, para implantarle una prótesis en la rodilla derecha, una primera intervención de muchas otras derivadas de sus problemas con la artrosis.
Un año después, tuvo lugar su polémico viaje a Botsuana, cuando acompañado por su entonces amante, Corinna Larsen, sufrió una caída en el campamento del safari en el que se encontraban y tuvo que volver a España de urgencia. Entonces entonó el famoso "lo siento, me he equivocado, no volverá a ocurrir", que pronunció al salir de la clínica San José. El doctor Villamor le implantó una prótesis en la cadera derecha, también afectada por la artrosis, y le arregló una triple fractura que había tenía en la zona por culpa de la caída. Desde entonces, sus entradas y salidas de la mesa de operaciones han sido constantes: remplazo de prótesis, luxaciones o hernias en la espalda no le han dado tregua.
En abril de 2019, Zarzuela se vio obligada a comunicar que Juan Carlos había sido intervenido para eliminarle un carcinoma basocelular, un tipo de cáncer de piel. En aquel momento el Emérito ya no formaba parte de la Familia Real por lo que se consideró del ámbito privado de la familia del Rey, pero su aparición en un acto taurino con hematomas por toda la cara hizo saltar las alarmas y obligó al departamento de comunicación de la Casa a emitir un comunicado.
Pero, sin duda, la intervención más grave a la que ha sido sometido el ex jefe del Estado tuvo lugar en agosto de ese mismo año. Cuando la Familia Real daba por finalizadas sus vacaciones de verano, reaparecieron para visitar a Juan Carlos en la madrileña clínica Quirón, donde había sido sometido a una operación a corazón abierto para implantarle tres bypass aortocoronarios, de la que se recuperó de forma asombrosa y en tiempo récord.
"Con todas estas operaciones e intervenciones, ¿de verdad que alguien puede pensar que a sus 85 años está mal porque anda un poco encorvado? El Rey es una persona super activa para su edad y es asombroso que vaya a llegar tan bien y que sea capaz de subirse a una embarcación para disputar una copa del mundo de navegación a jovencitos de 20 y 30 años", defiende su amigo gallego días antes del inicio de la competición.