No hay día en el que en algún lugar de España no se intevengan plantaciones, se decomisen plantas en distintas fases de crecimiento o cogollos ya recolectados de marihuana, incluso envasados al vacío. "Esto es como la Hidra", cuenta un agente experto de la Guardia Civil, que esta semana ha tenido que intervenir en una plantación. "Por cada cabeza que se secciona, crecen otras dos". Ello responde "a que es facilísimo montar una plantación. Y porque montarla no está penado, ni tampoco engancharse ilegalmente a la luz para sostenerla. Lo que sí está penado es la distribución y la venta".
Desde hace años los informes de la Fiscalía alertan de que España se ha convertido ya en el primer país productor de marihuana de Europa. El invernadero del continente, con una narcoindustria que funciona en régimen de cooperativa. "Desde el chaval en un pueblo perdido que habilita una habitación y siembra. Al final, solo tiene que esperar que se la compren. Y se la compran, cosechas cada tres meses".
Detrás, como distribuidores, mafias chinas, polacas, albanesas, serbias y gitanas. Operan en Andalucía, Cataluña, Asturias... y ya incluso en otros puntos inverosímiles cuando se habla de narcotráfico, como Burgos, Salamanca, Orense o La Rioja, según el último informe de la Fiscalía.
En intensivo, es decir, entre cuatro paredes, lo que se conoce como cultivo indoor, "se saca un dineral. Entre 3.000 y 5.000 euros. Y solo en la provincia de Cádiz las hay a centenares". Sacúdase del hombro el cliché, que no es Cádiz el epicentro del cultivo y la distribución de la marihuana. En Andalucía, es Granada. En Cataluña, Tarragona y Lleida.
Si una plantación indoor es pequeña, se nota por el olor. Si es a gran escala, la sofisticación es tal que dentro de una nave construyen otra. Lo cuenta a EL ESPAÑOL | Porfolio el jefe de la Unidad Central de Estupefacientes de los Mossos de Escuadra. Todas las fuentes consultadas coinciden que en el narcotráfico de maría "no hay un modelo único". Eso sí, las plantaciones profesionalizadas y a gran escala "son indetectables. Las encontramos por los errores que cometen", cuenta este mando de los Mossos.
En ellas operan "todo tipo de clanes". Gitanos -como en Granada- muchísimos, pero también albaneses, serbios, turco alemanes, iraní alemanes... "Se encargan del cultivo y de la manufacturación, en pisos preparados y en casas. Y los familiares son los jardineros".
¿Por qué cultivan y distribuyen desde España? Pues por razones capitalistas: porque es muy barato. "Buscan un rendimiento superior, que encuentran aquí". En Cataluña, como en Andalucía, el boom tuvo lugar en 2013, coincidiendo con la aparición de las asociaciones cannábicas, "ahora más controladas".
También han desembarcado mafias chinas en España, como la Bang de Fujian, detectada en 2017 en Barcelona y cuyas ramificaciones han llegado a la Comunidad Valenciana o Asturias, donde también cultivaban, teniendo como cuidadores a compatriotas o vietnamitas en régimen de semiesclavitud.
[Los chinos entran en el negocio de la marihuana: así funcionaba la Bang de Fujian]
Fuentes de la Guardia Civil inciden en que en Granada, donde hay municipios en los que los cortes de luz, por los enganches ilegales para suministrar las plantaciones, son el pan de cada día, operan también mafias extranjeras."Pero el cultivo está en manos de determinados clanes". Aquí, casi todos de etnia gitana. Los Mararas, los Nardis, Los Bananos, Los Tontos, los Chumingos... Se asientan en los pueblos de la Vega de Granada.
Pero también hay ingleses y polacos dedicados al cultivo. "Hace años ya que vinieron. Lo hicieron para aprender. Todos tienes sus compradores, y acaparan todas las plantaciones". Luego solo tienen que esperar a que se las compren las mafias extranjeras. Todo lo cultivado se exporta a "a Holanda, Alemania, Austria, Francia o Inglaterra".
Aparte, el fenómeno es tal que en Cataluña también están proliferando los cultivos al aire libre u outdoor. "Eso se está dando ahora. Los cuidadores o jardineros se instalan en tiendas de campaña entre marzo y mayo, en zonas forestales de difícil acceso, hasta la cosecha, que es entre agosto y septiembre", precisan desde los Mossos. Es más, cultivan escalando las cosechas. Este tipo de plantaciones están encontrándose ya hasta en el Pirineo catalán.
Profesionalización
Las fuentes consultadas inciden en que las plantaciones de españoles "no son tan profesionalizadas" como las de los albaneses, que en Cataluña "son capaces de mudar la producción y sustituyen y cambian las casas por otras". En Cataluña son conocidos los clanes de la Mina, El Prat, San Cosme, Gavá, Figueras... "Todos ellos son los nombres habituales que aparecen en cada operación policial. Tanto en acopio como en distribución".
En Cataluña, las macroplantaciones son de clanes extranjeros. "Las primeras grandes mafias fueron de serbocroatas", cuenta el jefe de la Unidad Central de Estupefacientes de los Mossos de Escuadra. "Dieron lugar a plantaciones de dimensiones descomunales", cuyo mercado partía de las asociaciones cannábicas. "Entonces aun era posible encontrarlas por el olor. Pero en once años, se han sofisticado mucho y ha habido una evolución. Antes en un polígono, de una nave te venía un olor fuerte. Ahora instalan filtros de carbono y ozono, construyen una nave dentro de otra..."
En cuanto al consumo -ilegal- de luz, también ha habido avances, al menos, en Cataluña. "Instalan pantallas LED, para reducir. Pero es que hemos visto casos que hasta pagan la factura de luz (legalmente)". Por tener, tienen hasta narcoelectricistas. "Son electricistas profesionales que trabajan para distintas organizaciones o para una en concreto. En el caso de la mafia albanesa, había un electricista que trabajaba para ellos, se enemistó, y empezó a trabajar para otros, pero de vez en cuando se les seguía ofreciendo para reparaciones y mantenimiento".
También cuentan con personal que trabaja en el sector inmobiliario "que se dedica a buscar pisos, chalés y casas para que estas organizaciones cultiven. Y también tienen testaferros: identificamos a uno que era la misma persona que figuraba en todos los alquileres de un clan".
Las rutas hacia Europa
En cuanto a la distribución, "hay una diversidad grande". Los chinos y los albaneses por ejemplo, distribuyen con sus propias furgonetas de reparto relacionadas con negocios de curso legal, como bazares o tiendas de alimentación. Y también contratan a empresas de terceros para el envío al extranjero, por mensajería ordinaria. "A través de paquetería, detectamos que en un año un entramado había logrado distribuir dos toneladas".
También controlan redes de transportistas, "cuyos conductores lo pueden saber, o no", precisa la misma fuente. Este método de transporte en camión, camuflado con otros productos, es el usado por las mafias polacas.
El jefe de la Unidad Central de Estupefacientes de los Mossos de Escuadra explica que el objetivo "es darle salida a la marihuana. Y por ello lo intentan por diferentes vías. Si les falla una, tienen otra. Y es así porque tienen compromisos que cumplir". Así, también usan furgonetas de alquiler dotadas de sofisticados sistemas "para evitar las detecciones de los perros entrenados para encontrar sustancias estupefacientes. Y usan mecanismos de ocultación en cavidades de tan difícil acceso que en un control rutinario habría que destrozar un vehículo".
Lo cierto, abunda la misma fuente, "es que siempre van por delante de nosotros. Cuando nos enteramos de un método (de distribución) ya tienen otro. Están en una permanente innovación".
Las causas
El último informe de la Fiscalía dedicó un apartado especial al cannabis, debido "al conjunto de las memorias de los delegados y de los casos de la Audiencia Nacional". Un tema, el del narcotráfico de marihuana, que merece una especial referencia. Al haberse consolidado España como el principal productor de la Unión Europea, "atrae a organizaciones de delincuentes, nacionales y extranjeros, como se observa en la realidad de los procedimientos judiciales incoados por tráfico de cannabis, muchos de ellos cometidos a través de grandes organizaciones que crean opacos complejos empresariales para la explotación de una sustancia económicamente muy rentable y que goza cada vez más de cierta aceptación social"."
"Llama la atención el aumento de causas en provincias de interior como Cuenca o Soria, aunque no sea especialmente preocupante en número debido a la reducida cifra de partida. Burgos, Salamanca, Orense o La Rioja también experimentan aumentos notables derivados en la mayoría de los casos de las plantaciones y tráfico".
En cuanto a Andalucía, según la Fiscalía son las provincias de Granada, y también Almería, las que acumulan mayor número de causas judiciales" derivadas de las grandes incautaciones de cánnabis en plantaciones exteriores y de las continuas intervenciones de cultivos indoor. En plantaciones al aire libre, la memoria de la Fiscalía abunda en que se ha notado un descenso "tras la información a las asociaciones agrarias sobre los límites y condiciones del cultivo industrial del cáñamo".
En ambas provincias se persiguen múltiples causas en las que, junto al delito contra la salud pública, se han producido defraudaciones de fluido eléctrico para sustentar las plantaciones. "Almería reporta el descubrimiento de 4.171 enganches ilegales ligados al cultivo indoor". El informe pone negro sobre blanco que en su mayoría son pequeños productores, con conductas individualmente que son poco significativas por la pequeña cantidad incautada, pero que actúan coordinadamente a modo de cooperativas de producción, manipulación y envasado de la sustancia para su posterior comercialización".
La extensión de la producción y comercio del cánnabis se observa igualmente en las provincias de Girona, Lleida y Tarragona. "En varias de las diligencias de estas provincias se observa cada vez más la instalación en Cataluña de organizaciones extranjeras que, aprovechando una cierta tolerancia social, realizan plantaciones y distribuyen (...) posteriormente por toda Europa utilizando diferentes medios de transporte u organizando sistemas de venta en establecimientos, webs y envíos por correo postal o paquetería".
"Esto no hay manera de acotarlo", ultima el agente de la Guardia Civil a EL ESPAÑOL | Porfolio. Porque es, precisamente, la permisividad social lo que dispara la casuística. "Tú te vas a una tienda y compras semillas, los focos, las lámparas, el abono y los biocidas. ¿Y para qué las quieres? Pues para sembrar. Y puede ser para consumo propio o para llenar una habitación. Con una cosecha se amortiza la inversión, y el mayor gasto que tienen es el del fluido eléctrico. Y como les sale gratis...".