20 julio, 2024 02:50
Zarzadilla de Totana

Jean-Luc Mélenchon se ha convertido en uno de los políticos más importantes de Francia. El líder de Francia Insumisa, como parte del Nuevo Frente Popular, puede contribuir a determinar el futuro de su país. Tras su éxito en las urnas, en la Región de Murcia todo el mundo ha vuelto la cabeza hacia los que comparten el apellido del galo. Uno de ellos es Andrés Mélenchon Martínez, que reconoce su parentesco con el político mientras sirve a este diario un refrigerio en su bar de Zarzadilla de Totana (Lorca): "Nuestros abuelos eran primos, él y yo nos vemos de vez en cuando".

Todos los Mélenchon, explica Andrés, "están emparentados, y tienen su origen en la Región de Murcia". Mientras el célebre Jean-Luc reivindica desde Francia sus raíces en el municipio murciano de Mula, donde nació su abuelo paterno, su primo Andrés es originario de Zarzadilla de Totana (Lorca). Esta localidad de poco más de 400 habitantes -según el INE- es una población rural que, pese a su belleza, está alejada de las grandes ciudades, siendo parte de la España vaciada. Por este motivo, según Andrés, "cada vez hay menos vecinos, los jóvenes se mudan a otras ciudades por comodidad".

Andrés recibe a EL ESPAÑOL | Porfolio poniendo el local que dirige desde hace más de 15 años a disposición de este diario. Fue un día entre los años 2006 y 2007 cuando vio a su primo por primera vez. "Nos dimos a conocer en un mitin que impartió en Nimes. Yo iba con otro primo, y después de su intervención, nos acercamos y le enseñamos el documento de identidad para que viera nuestros apellidos. Desde entonces hemos permanecido en contacto y a día de hoy nos vemos de vez en cuando".

Andrés Mélenchon, primo de Jean-Luc Mélenchon, recibe a EL ESPAÑOL en su bar en la Región de Murcia.

Andrés Mélenchon, primo de Jean-Luc Mélenchon, recibe a EL ESPAÑOL en su bar en la Región de Murcia. J. I. M. Zarzadilla de Totana

Pregunta.- ¿Qué opina de las ideas políticas de su primo Jean-Luc Mélenchon?

Andrés Mélenchon.- Tiene una cualidad fantástica, y es que en los debates con otros políticos se los lleva a todos para adelante, es muy bueno, un tipo muy fuerte. Aunque es totalmente diferente en persona. Cuando he estado comiendo con él, no es alguien que monopolice las conversaciones. De hecho, no habla de su vida privada.

Lo que no me gusta de él es que es muy extremo, y a una parte de la población le asusta. Por eso no creo que le hagan primer ministro. Sin embargo, cuando se calme todo esto le voy a preguntar si quiere venir aquí unos días. Da gusto que una persona de su categoría reivindique tanto sus orígenes, estaría encantado de tenerlo aquí.

El dueño del bar La Petanca sorprende cuando revela sus 72 años de edad: nació en 1952, justo un año después que su primo Jean-Luc. Su lucidez y entusiasmo son propios de un joven que tiene toda la vida por delante, pero en un cuerpo que ha luchado muchas batallas. Pese a haber nacido en Zarzadilla de Totana, se marchó con cuatro años a vivir a Francia, donde ha pasado la mayor parte de su vida desempeñando diversos oficios. "No tengo titulaciones universitarias, pero me he ido formando a través de multitud de cursos: mecánica, fontanería…".

Una carrera profesional que ha llevado al natural de Zarzadilla a tocar todos los palos, de un modo similar a su pariente francés, que no solo se ha dedicado a la política. El líder de Francia Insumisa ha comentado en alguna ocasión haber "trabajado en una gasolinera", "en la empresa relojera Maty", además de haber sido corrector en la imprenta "Néo Typo" y profesor de instituto.

El abuelo de Andrés Mélenchon, con el que comparte nombre, emparentado con Jean-Luc Mélenchon.

El abuelo de Andrés Mélenchon, con el que comparte nombre, emparentado con Jean-Luc Mélenchon. Cedida

Pero si algo ha demostrado el político galo, es pasión por sus raíces. No en vano, ha llegado a firmar artículos con los seudónimos de Jean Louis Mula, o Juan Murcia, haciendo un guiño a sus orígenes. Sin embargo, su primo Andrés dice que no tiene constancia de que haya visitado la Región de Murcia en ninguna ocasión. "Siempre que nos hemos visto ha sido en Francia". Por eso, el dueño del bar La Petanca insiste continuamente en que está "deseando" que su primo se libre de la vorágine política en la que está inmerso para poder enseñarle la Región de Murcia.

Un respiro para la España vaciada

De este modo, si algún día el político francés visita la Región de Murcia, tendría que hacer una parada obligatoria en Zarzadilla de Totana. Esta pedanía lorquina se encuentra a la espalda de Sierra Espuña, uno de los pocos lugares donde los habitantes de la Región de Murcia pueden disfrutar de la nieve en invierno. Sus paisajes contrastan el amarillo de las grandes explanadas arenosas con el verde de los olivos, las higueras y los pinos, reyes absolutos del entorno.

En cualquier caso, hay dos cualidades que los primos Mélenchon tienen en común. La primera de ellas es llevar por bandera su apellido. La segunda es su determinación incansable de hacer cosas para cambiar la sociedad. La mayor parte de Europa ya conoce el proyecto de Jean-Luc Mélenchon. Sin embargo, su primo Andrés libra una batalla que, aunque más pequeña, es del todo admirable: evitar que el pueblo que le vio nacer se quede vacío.

El acueducto de Zarzadilla de Totana, una de las construcciones más antiguas de la pedanía.

El acueducto de Zarzadilla de Totana, una de las construcciones más antiguas de la pedanía. Ayuntamiento de Lorca

"Ahora estoy llevando el bar, y en unos meses tengo que regresar a Francia para gestionar la empresa de saneamiento que tengo establecida en Nimes". Sentado en la terraza de su bar, donde la especialidad de la casa son unos embutidos que hacen saltar las lágrimas, Andrés reflexiona mientras mira a los vecinos que están tomándose unos quintos en la barra. Detrás de él, un amplio olivar, y junto a este, los montes de Sierra Espuña, repletos de vida y colores. "Estas pedanías se mueren", confiesa pausadamente. "Este pueblo, mi pueblo, se está muriendo".

Su tono tranquilo y sereno no evita que escape de lo más profundo de sus entrañas un sentimiento verdadero y profundo de amor por el suelo que pisa. "En Francia tengo otros negocios, pero no podría estar tranquilo sabiendo que la gente se está marchando de aquí".

P.-¿Cómo es gestionar un bar en una localidad de poco más de 400 habitantes?

Andrés Mélenchon.- De lunes a jueves solo abro por las mañanas, para hacer el pan y servir los cafés. Pero con eso, no me salen las cuentas. Los fines de semana la cosa se anima. Tengo habilitado un patio con un futbolín y un billar, y abro hasta la madrugada. En algunas ocasiones llamo a grupos de música que llevan jóvenes de la zona para que toquen música en un pequeño escenario que tenemos y les doy algún dinero como apoyo. Pero al final, todo esto lo hago por el pueblo, no por mí.

El patio-terraza que Andrés Mélenchon abre los fines de semana.

El patio-terraza que Andrés Mélenchon abre los fines de semana. J. I. M.

Rodrigo es uno de los antiguos vecinos que aprovecha su paso por el pueblo para refrescarse con una cerveza en la terraza del bar La Petanca. "Menos mal que tenemos a Andrés", afirma sin pensárselo. "Aquí viene el médico solo tres días a la semana, y el colegio solo imparte clases hasta Primaria".

P.-¿Cómo es la vida en Zarzadilla de Totana?

Rodrigo.- Aquí somos de la España vaciada, porque no damos votos. Yo, de hecho, me tuve que ir de aquí, ya no vivo en Zarzadilla. No hay ni caja de ahorros ni cajero automático. Los transportes y las carreteras están fatal, hay muy pocas cadenas de televisión que se vean bien porque no tenemos repetidor... Por suerte, internet ha llegado hace poco. Al menos, gracias a Andrés podemos venir a tomarnos una cerveza.

Así las cosas, Andrés Mélenchon tiene claro que no se quiere jubilar a corto plazo. Entre su empresa en Francia, donde viven sus cuatro hijos, y el bar que gestiona junto a su esposa María, a este galo de adopción que se siente "más español que francés" se le puede augurar una larga vida. Por eso, su actitud altruista es un claro ejemplo de cuál es la mejor forma de transmitir un cariño sincero hacia la tierra y la gente que uno más quiere.