20 julio, 2024 02:50

El 26 de diciembre de 1521, un grupo de esclavos africanos se alzó contra sus amos en una explotación azucarera del virrey Diego Colón, hijo de Cristóbal Colón, en la actual República Dominicana, en la que fue primera rebelión de esclavos africanos en América.

Aquel levantamiento provocaría el nacimiento de las primeras leyes sobre esclavos en el continente, ya que, tan solo 12 días después, el 6 de enero de 1522, se promulgaba una ley de esclavos para evitar futuras rebeliones. España no era una nación que traficara con esclavos, así que, ¿de dónde salían estos? De sus vecinos: Portugal.

La corona lusa se había hecho con los derechos del comercio de esclavos a mediados del siglo XV por bula papal, por lo que comenzaron a capturar a grupos de esclavos en la costa africana y a venderlos a otros países europeos en un negocio millonario que en tan solo un siglo ya había enviado a más de 100.000 esclavos al continente americano.

Muro de pago

Uno de esos esclavos capturado por los portugueses fue el primer hombre negro en llegar libre a América, un conquistador que introdujo el trigo en el Nuevo Mundo, que levantó un templo cristiano en Nueva España, que fue la mano derecha del legendario Hernán Cortés y que era confundido con un dios: Juan Garrido.

¿Príncipe o esclavo?

Los historiadores sitúan la fecha de nacimiento de Juan Garrido alrededor del año 1480, en Guinea, país africano que estaba dominado por lo portugueses, donde fue vendido y llegó a Lisboa con tan solo 15 años. Otras fuentes afirman que el padre de Garrido era un rey tribal que lo envió a la capital portuguesa para obtener una educación europea y cristiana que le valiese para servir de enlace comercial en el futuro.

La teoría de la esclavitud es la más plausible, teniendo en cuenta que, en un país como Portugal, en aquella época, sería muy difícil, por no decir imposible, que un africano se educara en sus instituciones.

En Lisboa trabajó para una buena familia de la ciudad, hasta que sus propietarios fallecieron sin dejar herencia, por lo que dejó de tener la condición de esclavo y adquirió la de hombre libre. Siguió trabajando en Lisboa para otros empleadores y se convirtió al catolicismo, hasta que en 1503 se unió a una expedición que partió desde Sevilla a La Española, en el Caribe, donde pasó seis años, convirtiéndose en el primer africano libre documentado en pisar tierras americanas.

Ponce de León y sus exploradores en Florida buscando la Fuente de la juventud.

Ponce de León y sus exploradores en Florida buscando la Fuente de la juventud. Wikimedia Commons

A su llegada comenzó a servir a la corona de Castilla interviniendo en momentos decisivos de las primeras fases de la colonización con viajes a Cuba, Puerto Rico o La Florida. Se cree que estaba bajo las órdenes de Juan Ponce de León, explorador que recorrió por primera vez la isla de Puerto Rico y descubridor de La Florida, donde se hizo famoso por su supuesta búsqueda de la fuente de la eterna juventud y que moriría tras ser alcanzado por una flecha envenenada en su segundo viaje a esta región.

Diego Velázquez, gobernador de Cuba, había enviado varias expediciones para explorar la costa continental de América a partir de 1517, informando de extraños monumentos de piedra antiguos y de nativos vestidos de forma brillante con polvo de oro. El gobernador organizó otra expedición en la que eligió como comandante de 11 barcos y 500 soldados a Hernán Cortés.

Un dios azteca

Desembarcaron en la costa de Tabasco, en Potonchan, en el continente americano, en marzo de 1519 y, para asegurarse de que nadie pensara en volver a casa, Cortés ordenó encallar y desguazar deliberadamente sus barcos. Entre sus hombres estaba nuestro protagonista, Juan Garrido, que se había enterado de los preparativos de la expedición y había solicitado formar parte de ella. Teniendo en cuenta su experiencia previa con Ponce de León, su ingreso fue aceptado.

El 8 de noviembre de 1519, los españoles entraban en la capital del imperio mexica. Los aztecas creían que eran enviados de Quetzacoatl, uno de sus dioses, y que la mano derecha de Cortés, un hombre alto y musculoso de piel oscura rodeado de hombres blancos, era su dios oscuro de las batallas y la destrucción: Tezcatlipoca.

La treta les duró poco a los españoles, quienes sufrieron una gran masacre la noche del 30 de junio al 1 de julio de 1520, conocida como la Noche Triste.

Batalla de la Noche Triste.

Batalla de la Noche Triste. Wikimedia Commons

Cortés y sus hombres llevaban meses intentando conseguir una relación amistosa con el emperador azteca, Moctezuma II, pero éste fue apedreado por sus súbditos, quienes creían que les había traicionado, provocando que 1.300 españoles se vieran cercados en Tenochtitlán, su capital, por cientos de miles de nativos. Intentaron abandonar la ciudad de noche, pero fueron descubiertos provocando que alrededor de 600 españoles falleciesen.

Tras el contrataque y la caída definitiva de la capital azteca, Juan Garrido, horrorizado por lo ocurrido aquella noche, decidió levantar una pequeña capilla de adobe, donde enterró a algunos de los españoles muertos con el fin de recordar a los caídos en la batalla. Tiempo después se construyó una ermita, conocida como la ermita de los mártires, donde hoy en día se alza el templo de San Hipólito y Casiano en la actual Ciudad de México.

Tres granos de trigo

En recompensa por los servicios prestados durante las campañas de Cortés, Juan recibió un pedazo de tierra en Coyoacán, donde cultivó trigo por primera vez en el Nuevo Mundo. Cuenta la leyenda que en uno de los sacos de arroz que tenía en sus tierras, encontró por casualidad tres granos de trigo que plantó. De esos tres granos solo uno brotó, del cual obtuvo más semillas hasta conseguir la primera plantación de trigo de toda América, un complemento alimenticio básico.

Juan Garrido representado en el códice Azcatitlán.

Juan Garrido representado en el códice Azcatitlán. Wikimedia Commons

En 1525 se le concedió una casa en la nueva Ciudad de México, pero en 1528, debido a problemas políticos en el virreinato de Nueva España, Juan fue apartado por su lealtad a Hernán Cortés, aunque su espíritu aventurero le llevó de nuevo a explorar tierras lejanas en una expedición a Zacatula, en busca de oro, pero sin mucho éxito.

En 1530 aceptó unirse de nuevo a su amigo Hernán Cortés para explorar la Baja California, un lugar supuestamente lleno de oro y perlas. Tuvo que pedir un préstamo para costear su parte, pero el viaje fue un fracaso y Juan regresó a Ciudad de México sin nada y con deudas.

30 años al servicio de la Corona

En 1538, casado y con tres hijos que mantener, envió una carta al emperador Carlos I en la que pedía que se le recompensasen sus años de servicio a la Corona y que él había sido el introductor del trigo en el continente. España reconoció sus logros y le fue asignada una pensión hasta su muerte, que se produjo alrededor de 1550, tres años después de su querido amigo Hernán Cortés.

Juan Garrido es uno de los grandes olvidado de la historia española, quizá debido a que su vida no era lo suficientemente atractiva en comparación con otras leyendas como su amigo Cortés. Si no, no se entiende que alguien que pisó tres continentes, un ex esclavo que fue confundido con un dios, que introdujo el trigo en América y que fue parte de uno de los grandes capítulos de la historia de España haya sido omitido. Porque un hombre así jamás debe ser olvidado.