Todo empezó en unos billares y futbolines en Dos Hermanas (Sevilla). Antonio Romero (1948) y Rafael Ruiz (1947) no llegaban a los 14 años cuando se reunían con sus amigos en ese local para divertirse y, por qué no, para alegrar el ambiente con temas de Los hermanos Toronjo y Los hermanos Reyes, a quienes adoraban. El ritmo del flamenquito corría por sus venas sin haber estudiado música. Por aquel entonces, Antonio trabajaba como dependiente en una zapatería y Rafael repartía helados. Ambos procedían de familias tremendamente humildes y había que arrimar el hombro.
En 1962 se presentaron al concurso Ronda del Domingo en Radio Sevilla de la Cadena Ser donde se quedaron perplejos por cómo les respondió la audiencia. Vítores y aplausos por doquier. A partir de ese momento empezaron a engrasar un maquinaria cuyo engranaje sigue en pleno funcionamiento porque para Los del Río el vocablo jubilación no existe en su diccionario.
Tienen a sus espaldas más de cincuenta elepés, pero su tema de la Macarena ha ensombrecido cualquier trabajo realizado en seis décadas. Cuando las redes sociales aún eran una entelequia, la canción se convirtió en el gran fenómeno viral del siglo XX. Se han vendido más de 100 millones de copias que en royalties les ha supuesto al dúo unas ganancias de más de 60 millones de euros. Aunque ambos juran y perjuran que aunque sí ganaron mucho dinero, las cantidades exactas no se saben.
Con motivo del 30º aniversario de la canción en español más vendida y escuchada de la historia, Movistar + estrenará el próximo 18 de marzo un documental de dos capítulos sobre la rocambolesca historia de Macarena. “Puede venir muy bien a la música en general porque se verá la cantidad de cosas que tenemos que pasar los autores y cantantes cuando una canción funciona. Todo el mundo se engancha al coche de los toreros”, asegura con marcado acento andaluz Antonio, el único autor de la letra que decidió dividir las ganancias porque Rafael es más que un hermano.
PREGUNTA.– ¿Es posible oler el éxito?
Antonio: Uno siempre que escribe lo hace para que la canción triunfe. Pero es el público el que manda. Hemos hecho cincuenta y tantos álbumes con 10 o 12 canciones, por lo que hemos grabado más de 500 temas en los que ha habido de todo, cosas divertidas, fracasos y éxitos. El primero fue Sevilla tiene un color especial -la letra es de César Cadaval de Los Morancos- que fue una bomba extraordinaria, se convirtió en el himno de la Expo de Sevilla 1992. En ese momento todos vosotros nos decíais y después de esta canción tan tremenda qué es lo que vais a hacer y os contestábamos que seguir trabajando.
Rafael: Y dos años después, en 1993, llegó Macarena. Hemos recorrido todo el mundo cantándola, hemos estado en las mejores fiestas, en la Marbella del príncipe Alberto de Hohenlohe donde a veces íbamos a dos o tres saraos diarios… La Macarena ha sido un premio a la constancia y al trabajo de tantísimos años, ya que no tuvimos la suerte de tener un padrino. En nuestros inicios en más de una ocasión pensábamos que entre el público habría alguien que se fijaría en nosotros y que nos pondría donde estaban los demás.
P.– El pelotazo de Macarena surgió de la forma más simple en casa de don Gustavo Cisneros, el magnate del sector de la comunicación que creó Venevisión. Difícil no olvidarse de aquel momento, ¿no?
Antonio: (Risas). ¡Eso es imposible! Antes que nada nos gustaría mandar un fuerte abrazo y nuestro pesar porque don Gustavo nos dejó estas pasadas navidades. Rafael y yo estábamos en su casa donde coincidimos con Carlos Andrés Pérez, presidente de Venezuela. De repente vi una chica muy linda llamada Diana Patricia bailando y como un piropo le dije: “Dale a tu cuerpo alegría Magdalena, que tu cuerpo es para darle alegría y cosas buenas”. Ahí no quedó la cosa porque al volver al hotel me salió de corrido la canción. Pero había un tema que ya había grabado Emmanuel llamado Magdalena y como tengo una hija que se llama Esperanza Macarena se la dediqué a ella.
Rafael: Grabamos la canción en 1993. En la Feria de Sevilla fue un éxito sin igual y mira luego todo lo que ocurrió.
P.– Consiguieron récords hasta ahora imbatibles: 14 semanas consecutivas como número uno en el Billboard americano, en el canal VH1 sigue siendo la más exitosa de todos los tiempos, se cantó en los Juegos Olímpicos de Atlanta, Bill Clinton la usó para su primera campaña electoral…
Antonio: Es algo increíble. Gracias a estar 14 semanas en el Billboard abrimos las puertas al mercado estadounidense a un sinfín de artistas de habla hispana como Ricky Martin o Chayanne. Solo ha habido una artista con la que hemos empatado y es Mariah Carey. ¡Ni Michael Jackson!
Rafael: Imagina lo que es estar en el Madison Square Garden de Nueva York en una gran fiesta con Celia Cruz, Enrique Iglesias y muchos de los más grandes artistas latinos que decidieron subirse al escenario para cerrar la velada con Macarena. Fue algo sensacional. También recuerdo la emoción de ver entre el público 300 o 400 banderas españolas. Y todos gritando.
P.– Bueno, Michael Jackson no les igualó pero se enloqueció con vuestra canción.
Antonio: Nos congratula enormemente haber estado con Michael Jackson en Montecarlo en los Grammy europeos porque a él, a Julio Iglesias y a nosotros nos daban un premio. El abogado de Michael Jackson estaba con nosotros diciéndonos que Miguel, no le llamaba Michael, está como loco por grabar con ustedes una versión de Macarena. Pero no fue posible porque se nos fue.
Rafael: Sí, murió demasiado pronto. Nos contaban que antes de que Michael empezara su show ponía la Macarena para animar a su gente y al público. Si hubiésemos grabado con él le habríamos enseñado una pataíta por bulerías.
P.– ¿En serio?
Antonio: Nosotros venimos del flamenco puro, de la escuela de Los Farruco, de Antonio Farruco, Rafael Negro, Matilde Corán… Venimos de los grandes tablaos como Los Canasteros de Manolo Caracol, Caripén de Lola Flores y El Corral de la Morería por donde han pasado José Mercé, Camarón, Terremoto de Jerez, Manolo Soto ‘el Sordera’ o La contrahecha.
Rafael: En Caripén Lola Flores era nuestra empresaria. Todas las noches venían Camarón, Rocío Jurado, Gracia Montes, Rocío Dúrcal, Paco de Lucía y Sabicas, el primer guitarrista que internacionalizó el flamenco que venía desde Nueva York. También estaban Antonio el Pescaílla, Lolita, Antonio y Rosario que eran unos críos… Lo que se formaba cada noche era indescriptible. En una ocasión nos fuimos caminando desde Caripén a San Antonio de la Florida a comer chocolate con churros para celebrar la verbena de San Antonio. Con nosotros venían todos los Antonios como El Pescaílla o el marido de Rocío Dúrcal
P.– Por cierto, ¿qué ha sido de Diana Patricia?
Antonio: Sabemos que triunfó mucho en Venezuela, tiene una gran academia de baile, ha hecho cortometrajes y se autobautizó Macarena cuando ella era Magdalena. Pero bueno, aprovechó que como nosotros le dijimos aquello de su cuerpo… Tengo la gran satisfacción de haber hecho una canción que ha satisfecho y beneficiado a mucha gente.
P.– Además de esos récords hay que resaltar también lo que supuso La Macarena desde un punto de vista médico.
Antonio: Estamos muy orgullosos de ello. Los médicos dijeron que si la reanimación cardiovascular se realiza al ritmo de la canción se podían salvar muchas vidas.
Rafael: Esto también se dio si no recuerdo mal en Estados Unidos en el hospital donde estuvo ingresada Rocío Jurado.
P.– ¿Qué les dijo el señor Cisneros cuando la canción se convirtió en un gran exitazo?
Antonio: Nos agradeció enormemente que hubiéramos dicho que había nacido en su casa. Don Gustavo nos trataba como sus chavales, éramos unos críos cuando vino a España a comprar Galerías Preciados para hacerse notar.
Rafael: Recuerdo que nos decía: “Yo os llamo porque llamándoos no me falla nadie en la fiestas. Me pongo en contacto con las personalidades más importantes del país y cuando digo que venís no me falla nadie. Era un ser maravilloso. Nos permitió conocer a bastante gente importante y nos regaló visitar Caracas en muchas ocasiones.
P.– Además de talento tuvisteis la fortuna de que don Ramón Ybarra Llosent fuera el primer gran nombre de la alta sociedad que creyó en ustedes.
Antonio: De verdad que sí. Teníamos 15 o 16 años cuando nos llevó a la finca de su madre, doña Manuela, y de ahí nos contrató para el Real Club Pineda y el Real Aeroclub de Andalucía. A partir de ahí todo fue rodado.
Rafael: Cada año doña Manuela nos llamaba para que actuáramos en su finca. Eran gente muy agradable. Lamentamos mucho que hace unos días se nos fuera uno de sus hijos, Ramón o Ramoncito, como le llamábamos nosotros. Le queríamos mucho al igual que a toda la familia. Les agradecemos todo lo que hicieron por nosotros porque nuestros comienzos no fueron fáciles. Tampoco nos tenemos que olvidar de las hermanas Cobo que en Sevilla nos abrieron también muchísimas puertas ya que gracias a ellas conocimos a la duquesa de Alba, por ejemplo.
P.– La química entre ustedes y Cayetana fue tan buena que no tardó en invitarles a la fiesta de la década en Casa Pilatos de la duquesa de Medinaceli con Jackie Kennedy. ¿Cómo era en las distancias cortas la ex primera dama? ¿La sacasteis a bailar?
Antonio: Elegantísima y sencillísima. Fíjate que estar con ella y ver cómo era siendo unos chiquillos nos emocionó. Era una fiesta donde las chiquillas de 18 años se ponían de largo. Fue una movida maravillosa. Y como será la vida que en Maxim’s París coincidimos con Onassis que nos habló de su vida con Jackie (el armador griego fue su segundo esposo de quien enviudaría en 1975). Ese día íbamos con los caballos andaluces de don Álvaro Domecq en un evento en el que Grace Kelly fue la madrina.
Rafael: No se puede pagar con dinero todo lo que hemos vivido. Recuerdo que Jackie y el resto de invitados estaban muy animados en la Caseta de Feria de El Prado -tiempo después se haría en Los Remedios- donde llevamos un cuadro flamenco con 8 o 10 bailaoras. Ellas sacaron a bailar a los hombres y nosotros a las mujeres. Fue un acontecimiento precioso. No recuerdo si sacamos a bailar a Jackie, pero si no lo hicimos, al menos los pies no los dejaba quietos.
P.– Los hermanos Falcó les introdujeron en las mejores casas de Madrid en los años sesenta. ¿Cuáles son los recuerdos más bonitos que conservan de ellos?
Antonio: De los grandes, grandes amigos de los del Río se encontraban Fernando Falcó, marqués de Cubas y Carlos Falcó, marqués de Griñón. No les olvidaremos nunca y siempre estarán en nuestro corazón. Nos abrieron las puertas de toda la gente importante, tenían una gran categoría humana y eran muy sencillos.
Rafael: No podremos olvidar en la vida todo lo que hicieron por nosotros. Eran generosos, cariñosos, todo lo que te diga es poco. Fuimos testigos del romance de Julio Iglesias e Isabel Preysler. En la discoteca Long Play, en la época en la que Chema Suárez era el relaciones públicas, Isabel fue la madrina de uno de nuestros mejores discos.
P.– Estuvieron rodeados de lujo y poderío pero dormíais en una pensión. ¡Menudo contraste!
Antonio: Vivíamos en la misma pensión con María Jiménez, Merche Esmeralda y la Contrahecha en calle San Bernardo 55. Se llamaba pensión Velasco. Aquellos años los vivimos con lo mejor del flamenco y los tablaos. Nos fuimos con Rafael Vega, hijo de Gitanillo de Triana, que tenía la boite más conocida de la ciudad por donde se dejaban caer Isabel Preysler, Fernando Fernández Tapias, Emilio Romero, José María García… De ahí pasamos al Mau-Mau y al Siddhartha de Pedro Trapote.
Rafael: Abrimos veintitantas salas rocíelas con mucho éxito, por lo que tuvimos que buscar a artistas por toda Sevilla y alrededores. Dimos trabajo a bastante gente. En aquella época nosotros inventamos que la gente bailara por rumbas con nosotros. Recuerdo a doña Cari Lapique que hasta su marido, Carlos Goyanes, se ponía celoso porque Los del Río se llevaban a su mujer y tenía miedo de que la convirtiéramos en artista (risas).
P.– Aquellas noches madrileñas ardían, si las paredes hablasen…
Antonio: Para nosotros el respeto es primordial. Esa ha sido nuestra seña de identidad. Nunca hay que llegar a una casa y sentarte el primero o que cuando pase la bandeja también ser el primero en coger la comida. Cuando llegue la señora y te diga aquí os vais a sentar, en nuestra mesa, entonces todo va sobre ruedas. Sería muy feo que te hicieran levantar de un sitio o que los camareros digan que has vaciado las bandejas.
Rafael: Cuando las bandejas pasan hay que contar hasta cien y luego ya metes mano (risas). El respeto hacia la gente es fundamental porque luego te lo devuelven con creces. En sesenta años hemos estado con las personalidades más importantes de este país, pero lo mismo estábamos en La Zarzuela que con el presidente de la peña sevillista de Dos hermanas. La discreción también es importante porque con la cantidad de programas de corazón que ha habido dan para engancharte con todo lo que hemos vivido y conocido. Pero lo nuestro no es hablar de los demás, sino cantar.
P.– Uno de los lugares indispensables de la época dorada madrileña ha sido Casa Lucio, ¿alguna anécdota que deseen compartir?
Antonio: Nosotros inauguramos el restaurante porque antes era Mesón el Segoviano y cuando Lucio Blázquez lo compró le puso su nombre. ¿Has visto la película de Eugenio? Pues verás, Rafael me apuntaba los chistes para que luego los contara yo y casi todos se los pasé a Eugenio en Casa Lucio. A la hora de comer Eugenio venía, los apuntaba y luego los disfrazaba en catalán. Le regalamos cientos de chistes.
Rafael: La inauguración fue una fiesta enorme. A partir de ese momento recomendábamos a todos los artistas para que fueran a comer allí y luego Lucio no les cobraba. Por cierto, nosotros llevamos a Madrid por primera vez a Los Morancos.
P.– De todas sus aventuras por el mundo, ¿cuáles permanecen inalterables en su memoria?
Antonio: Hicimos el Rocío en el Amazonas. Salimos de Venezuela hacia Brasil y antes de cruzar la frontera sobrevolamos con tres avionetas y dos helicópteros el río Orinoco, observamos una maravilla de paisaje que son los Tepuy, unas mesetas enormes con una flora impresionante. Pasamos muy cerca del Salto del Ángel, la caída de agua más alta del mundo y nos metimos con las tribus en el Mato Grosso. Fue una experiencia maravillosa gracias a don Gustavo Cisneros y su hermana Marión. Nos dieron gloria bendita tanto en Venezuela como en la República Dominicana donde vamos con mucha frecuencia a La Romana.
P.– Rafael, ¿alguna otra experiencia que recuerde?
Rafael: La salida en Viernes Santo de la Esperanza Macarena en Miami. Es muy fuerte que una cofradía salga desde allí y que no lo hace con capirotes, sino con túnicas, por aquello del Ku Klux Klan. Fue como un sueño. No te imaginas la cantidad de nazarenos y hermanos que tiene la Hermandad. Tampoco nos tenemos que olvidar de la actuación que hicimos en la Super Bowl en Nueva Orleans en 1997. Fue el no va mas. Una fuerza musical enorme.
Antonio y Rafael tienen mucho que contar, pero como suele decir Jaime Peñafiel (91), valen más por lo que callan que por lo que dicen. Su tacto y reserva a la hora de hablar de los personajes más egregios del siglo XX que han conocido en sus seis décadas de trayectoria provocaría más de un sonrojo entre la jet set internacional. Pocos artistas pueden vanagloriarse de haber cantado ante Juan Carlos, cuando era príncipe de España y, por supuesto, cuando ya fue rey. En la Zarzuela y en Marivent siempre han tenido las puertas abiertas. Su amistad con el emérito es legendaria, de ahí que este les invitara a su 86º cumpleaños en Emiratos Árabes Unidos este pasado mes de enero.
“A Don Juan Carlos hay que agradecerle que nuestro país tenga una democracia que ha permitido que la sociedad evolucione a pasos agigantados. Le vimos muy bien, divertido y muy cariñoso con sus hijas y sus nietos”, aseguran los protagonistas de este reportaje que gracias los eméritos entraron por la puerta grande en la corte hachemita. No hay que olvidar el vínculo prácticamente de hermanos que tenían ambos monarcas hasta el punto de que Huséin I de Jordania regaló a los Borbones la casa-palacio de La Mareta en Lanzarote que durante años fue uno de los retiros vacacionales de la familia y donde en el 2000 falleció doña María de las Mercedes, madre del emérito.
En el palacio real de Amán Los del Río actuaron en varias ocasiones para el rey Huséin I y la reina Noor. Otra de las grandes figuras históricas que han tratado es Farah Diba (85), para la que cantaron por primera vez en el verano de 1982 en el Club de Mar de Palma de Mallorca. Era la primera fiesta, organizada por Adnan Khashoggi, a la que acudía tras el fallecimiento de su esposo, el Sha de Persia.
Sin embargo, hay dos personalidades que les han marcado para siempre: “Conocer a Juan Pablo II en el Vaticano y a la madre Teresa de Calcuta fue para quitarse el sombrero. Íbamos a darle las gracias al mismísimo Dios. Con ellos se cumplieron todos los sueños del mundo”, apostilla Antonio.
Uno de los datos menos conocidos en la vasta trayectoria del dúo fue cuando recalaron por primera vez en Barcelona en 1968 en el emblemático tablao Los Tarantas donde conocieron a “la gran” Maruja Garrido. “De allí nos fuimos a Benidorm con Maruja para quien el Dúo Dinámico compuso la canción Romance andaluz. La presentamos en el Festival de Benidorm y ese año ganó Julio Iglesias con La vida sigue igual”, remata Antonio.
Sus nombres ya están inscritos en letras de oro en la historia de la música. Y, por ello, han recibido dos Latin Grammy a la excelencia musical, el premio Ondas, las Llaves del condado de Miami, el Ayuntamiento de Nueva York decretó el 14 de febrero como el Día de Macarena, la Medalla de Oro de la Ciudad de Sevilla, la Cruz al Mérito de la Guardia Civil distintivo Blanco… En la banda sonora de varias generaciones aún resuenan otros éxitos como Me enamoré de ti o Suave, suave. No está nada mal este balance de vida desde que grabaran su primer disco con Columbia en 1966.