28 julio, 2024 02:05
David G. Maciejewski Sara Fernández

Los vecinos de El Pardo duermen mientras la vida ya palpita en los alrededores del Cuartel 'El Rey' de la Guardia Real. Secciones de alabarderos, lanceros y coraceros entrenan en fraternales batallones por las calles de la ciudad y los caballos hispano-bretones de la sección hipomóvil de la Batería Real lanzan relinchos al crepúsculo anhelando el trote. Hasta el coronel Pablo Mateo y Álvarez de Toledo, jefe del cuerpo militar, irrumpe en la entrada del acantonamiento tras una carrera matutina ataviado con el uniforme de entrenamiento y ante el saludo firme y enérgico de un miembro de la Compañía de Seguridad, que protege con pasión inusitada la solemne garita, en cuyo arco vibra, desde el silencio, el lema 'Todo por la patria'.

En el verde parterre interior, que en las madrugadas de invierno queda velado por la niebla, hoy brillan los refrescantes rayos de sol estivales, los cuales acarician con sencillez un busto de Felipe VI firmado por el escultor Salvador Amaya. Las risas de varios guardias reales se deslizan, fantasmagóricas, por los pasillos que conducen al Patio Moro. En las paredes del edificio de mando, en unos azulejos blancos custodiados por poemas de Calderón de la Barca, se reproduce el himno de la Guardia Real, compuesto en 1976 por José López Calvo («Guardemos con celo a los reyes de España, que es nuestro destino de Guardia Real español...»). De la cantina emana olor a café recién hecho y, a lo lejos, pasada la capilla, se escucha el arranque de un motor, probablemente el Rolls Royce de 1952 que llevó al actual Rey en el décimo aniversario de su proclamación, y que los mecánicos de la Unidad de Mantenimiento probablemente han engrasado el día anterior para mantener las entrañas del mastodonte de dos toneladas distantes de la vejera.

Adentrarse en el interior del despacho del coronel Mateo también supone viajar atrás en el tiempo, concretamente a una era en la que el simbolismo y la tradición se mantienen imperturbables ante el relativismo moderno. Sus paredes son de reluciente madera y están decoradas con antiguas lámparas de araña; en un mueble de metro y medio reposa un ejército de figurines de guardias reales con uniformes de gala fabricados a imagen y semejanza de los trajes que llevaba el Ejército en tiempos de Alfonso XII; tras la silla de oficina negra reposan cientos de enciclopedias cuyas crujientes hojas amarillas esconden polillas y saberes de la historia antigua; hay fotografías de Felipe VI, de la reina Letizia, de la princesa Leonor, de la reina consorte Sofía, la mayoría firmadas por los retratados; la última, la de la jura de la Constitución de la joven alférez Borbón. "Tenemos una relación muy fluida con la Familia Real", asegura, desde el marco de la puerta, el coronel Mateo, coleccionista de autógrafos y jefe de la Guardia Real, ya vestido con su uniforme verde y su boina.

El coronel Mateo, jefe de la Guardia Real, durante la entrevista con EL ESPAÑOL | Porfolio en el cuartel 'El Rey'.

El coronel Mateo, jefe de la Guardia Real, durante la entrevista con EL ESPAÑOL | Porfolio en el cuartel 'El Rey'. Sara Fernández E. E.

El militar se acerca con paso firme, regala un saludo de visera y se sienta en un cómodo sillón burdeos aterciopelado. Al fondo de la habitación, tras su escritorio de caoba, hay un reloj dorado, pero sus engranajes meditan en silencio. "Lo apagué porque hacía un ruido infernal", ríe el coronel. Sobre el artilugio temporal, preside la sala el retrato oficial de Felipe de Borbón. Su mirada está iluminada por un aplique que arroja un reguero de luz cálida. Se encuentra en el mismo lugar en el que, en una iglesia, despertaría suspiros y emociones un retablo de ángeles con su Jesús crucificado. A ambos lados de la ilustre fotografía hay una serie de anaqueles, en cuyo extremo derecho, apoyado sobre la esquina, reposa una lanza con una bandera llamada guion; a la izquierda hay otras tres, con las telas bordadas en colores carmesíes y azules.

"Son las originales, las mismas que se usan, por ejemplo, en el Día de la Hispanidad o en el Día de las Fuerzas Armadas. También salieron en el décimo aniversario de la proclamación de Su Majestad el Rey. Esa otra es la bandera de la Guardia Real", dice mientras señala una vitrina con una rojigualda con las letras del cuerpo bordadas en negro. "Por eso las tenemos aquí. Tienen un valor simbólico muy importante. Yo soy su custodio".

Cada jefe de unidad es el guardián de su bandera. "La de la esquina [señala la guía morada ribeteada en dorado] es una coronela, que representa a la unidad, y cuando está en un evento institucional significa que el jefe se encuentra en dicho acto. Estas tres [señala hacia la derecha de su escritorio, donde están las dos de color carmesí, que representan a Felipe VI, y la azul, que es la de Leonor] son las dos del rey y la princesa. Cuando el monarca va a un acto militar, siempre está acompañado de su guion con su escudo de armas. Un oficial de la Guardia Real protege tanto nuestra bandera como los estandartes del rey y la coronela representativa de la unidad".

Realizar una presentación sobre las funciones de la Guardia Real puede sonar redundante, pero merece la pena recordar que se trata de una unidad militar, la única que no depende del ministerio de Defensa, sino directa y orgánicamente de la Casa Real. Así lo establece el Real Decreto 434/1988, de 6 de mayo, sobre la reestructuración de la Casa de S. M. el Rey, que delimita sus cometidos esenciales y cuyo contenido se inspira, a su vez, en el poder que emana del artículo 65.2 de la Constitución Española, que asegura que el rey puede nombrar y destituir a los miembros de su casa.

El coronel Pablo Mateo y Álvarez de Toledo en su despacho durante la entrevista con EL ESPAÑOL | Porfolio.

El coronel Pablo Mateo y Álvarez de Toledo en su despacho durante la entrevista con EL ESPAÑOL | Porfolio. Sara Fernández E. E.

"Conforme a eso se selecciona al personal de la Guardia Real. Nuestras funciones son, esencialmente, tres: por un lado, realizamos labores de seguridad a través de la guardia militar; por otro, rendimos honores tanto al rey como a la Familia Real y a los jefes de Estado extranjeros que vienen en visita oficial [el último, Gustavo Petro, de Colombia]; en tercer lugar, efectuamos escoltas solemnes, tanto en moto como a caballo". 

La Guardia Real está conformada por alrededor de 1.600 hombres y mujeres, 180 caballos y 50 perros distribuidos en diferentes grupos o unidades. Entre ellos se encuentran el Grupo de Escoltas, el Grupo de Honores, el Grupo de Apoyo y el Grupo de Logística, además de un quinto, la Unidad de Música, que es una de las más prestigiosas y bien surtidas de las Fuerzas Armadas. "La rutina de cuartel es totalmente heterogénea e intensa, y depende del puesto en el que se encuentre cada uno", incide el coronel.

El primero, Escoltas, aglutina a la Compañía de Alabarderos, que es la guardia inmediata de los reyes, aquellos que llevan la característica alabarda, arma de origen danés; también al Servicio de Veterinaria y al Núcleo de Enseñanza Ecuestre, que forma a los jinetes, así como a la Batería Real, que consta de una sección hipomóvil a caballo con cañones Schneider 75/28 mm. A estas se les suma la Compañía de Control Militar, en la que se enmarcan la sección de motos y de guías de perros, y un Escuadrón de Escolta Real, donde hay una escuadra de batidores, una banda de clarines y timbales, una sección de coraceros [los caballistas que montan con corazas plateadas los equinos] y una de lanceros.

"Después está el Grupo de Honores, que es el más vistoso, porque es el que forma y desfila el 12 de Octubre, el Día de las Fuerzas Armadas y que participa en los cambios de guardia y relevos solemnes del Palacio Real. Está constituido por una compañía de cada una de las tres ramas del Ejército", continúa el coronel. Efectivamente, forman parte de Honores la Compañía Monteros de Espinosa del Ejército de Tierra; la Compañía Mar Océano de Infantería de Marina de la Armada; y la Escuadrilla Plus Ultra del Ejército del Aire y del Espacio. Asimismo, el Grupo de Honores suma una Unidad de Buceo, un Grupo de Montaña y un equipo de tiradores especializados.

Detalle de las tres guías: las burdeos, con su escudo de armas del rey de España, representan a Felipe VI; el escudo heráldico azul con el lambel y la corona del principado asturiano es la de la princesa Leonor.

Detalle de las tres guías: las burdeos, con su escudo de armas del rey de España, representan a Felipe VI; el escudo heráldico azul con el lambel y la corona del principado asturiano es la de la princesa Leonor. Sara Fernández E. E.

Detalle de la guía morada o coronela que representa a la Guardia Real.

Detalle de la guía morada o coronela que representa a la Guardia Real. Sara Fernández E. E.

Por su parte, el Grupo de Apoyo "es el que presta los servicios de acuartelamiento y lleva todas las labores del centro de formación y la seguridad de las garitas". Ahí se enclavan la Unidad de Seguridad, cuya compañía realiza los servicios de vigilancia y control de los tres cuarteles de la Guardia Real; las compañías de Apoyo y la de Transmisiones; la Compañía de Formación y la Compañía de Plana Mayor. Por su parte, como su propio nombre indica, el Grupo de Logística presta todo el apoyo necesario a la Guardia Real y a la Casa del Rey mediante la Unidad de Asistencia Sanitaria, la Compañía de Mantenimiento, la Compañía de Abastecimiento, la de Apoyo a Instalaciones y la de Transportes. La guinda del pastel es la Unidad de Música, constituida por la banda sinfónica, la banda de guerra y la sección de pífanos (un tipo de flautín).

"Una de nuestras principales funciones es la de hacer guardia militar en las instalaciones vinculadas a la Casa Real, como el Palacio de la Zarzuela o los reales sitios en los que se encuentran los reyes, siempre bajo el amparo del servicio de seguridad del monarca. Eso implica que ofrecemos un servicio 24 horas, todos los días del año, con personal rotando continuamente. Igualmente, hay gente que recibe instrucción en el día a día y se prepara para rendir honores mediante formaciones, salvas de artillería o equitación para los desfiles. Y no hay que olvidar que el personal militar pertenece a su respectivo ejército. Esto, al final, es un destino más, y luego uno puede volver a su rama, con lo cual debe seguir formándose en los procedimientos propios de su área, por lo cual también practicamos instrucción militar constante".

El coronel Pabo Mateo y Álvarez de Toledo durante la entrevista con EL ESPAÑOL | Porfolio, en su despacho en el cuartel 'El Rey', en El Pardo, Madrid.

El coronel Pabo Mateo y Álvarez de Toledo durante la entrevista con EL ESPAÑOL | Porfolio, en su despacho en el cuartel 'El Rey', en El Pardo, Madrid. Sara Fernández E. E.

"Aquí se debe amar la Corona"

Pablo Mateo y Álvarez de Toledo goza de una trayectoria profesional impecable. Se graduó como teniente en 1995 y su primer destino fue la Legión, concretamente la Bandera de Operaciones Especiales de Ronda, en Málaga. Los próximos cuatro años los pasó como profesor en la Academia de Infantería de Toledo, su ciudad natal, lo que le abrió las puertas a dirigir la Compañía de Monteros de Espinosa, enmarcada en el Grupo de Honores de la Guardia Real.

Después, ya como comandante, hizo el curso de Estado Mayor y lo designaron al Centro de Inteligencia de las Fuerzas Armadas (Cifas). Luego de servir al Cuerpo Aliado de Reacción Rápida (ARRC HQ), el cuartel OTAN en Innsworth, Reino Unido, ascendió a teniente coronel y le encargaron la jefatura del Grupo de Honores, donde fue el responsable de los desfiles y las formaciones vinculadas a los actos oficiales de la Casa Real. Finalmente, acabó en el Mando de Personal del Ejército de Tierra y su primer destino como coronel fue dirigir la Guardia Real. "Soy, lo que se dice, de la casa", bromea.

PREGUNTA.– ¿Cuáles son los requisitos para entrar en la Guardia Real y los valores que caracterizan a sus integrantes?

RESPUESTA.– Por un lado están los intangibles: ser voluntario y tener un alto grado de compromiso. Aquí hay que amar a la Corona. Por lo demás, este es un destino más de las Fuerzas Armadas. Sale en el BOE, se publica, los que quieren venir lo piden. Todas las vacantes son de libre designación. La propia Guardia Real es quien propone quién viene y quién no. Tratamos de seleccionar a los mejores para cada puesto, independientemente de su empleo, de su perfil militar o de su background y sus años de servicio. Después, mucho personal de la Armada, del Ejército del Aire y del Espacio o de Tierra que ingresa en las FAS viene aquí como recluta y sale formado.

P.– ¿Cómo preparan un dispositivo de seguridad para el Rey?

R.– Lo primero que me gustaría dejar claro es que en la Casa de Su Majestad el Rey hay un jefe de servicio de seguridad que determina cómo se realizan y desempeñan las tareas de protección. El principal cometido que tiene asignado la Guardia Real es el de asegurar las instalaciones que ocupa la Familia Real, pero no somos guardaespaldas. Nuestro personal da seguridad a los reales sitios, como Zarzuela, el Palacio de Marivent durante la estancia estival de los reyes [hay buceadores que se ocupan de la seguridad subacuática] o en el El Pardo. Aunque, por supuesto, vamos armados, porque protegemos las instalaciones [los alabarderos llevan pistolas bajo sus vestimentas]. Después, proporcionamos escoltas solemnes, a caballo o en moto, en aquellos dispositivos que lo requieran, como cuando sale el Rolls Royce del rey rodeado de coraceros. No puedo entrar en más detalles sobre los protocolos de seguridad por motivos evidentes.

Detalles del despacho del coronel Pablo Mateo y Álvarez de Toledo.

Detalles del despacho del coronel Pablo Mateo y Álvarez de Toledo. Sara Fernández E. E.

Retrato de la reina Sofía.

Retrato de la reina Sofía. Sara Fernández E. E.

P.– ¿Cuáles son las localizaciones críticas?

R.– En el día a día estamos en Zarzuela, en el Palacio Real de Madrid y en el Palacio de El Pardo. Después, a donde vaya el Rey, desde el Palacio de Aranjuez al Real Sitio de El Escorial. Nosotros tenemos planes de seguridad para proteger lo que es la instalación, y un tiempo antes de que, por ejemplo, en un sitio real vengan el rey y su familia, hacemos el relevo con quien organiza la seguridad del edificio crítico y la asumimos como Guardia Real.

P.– ¿Qué distingue a la Guardia Real de España respecto a otras guardias reales históricas, como la británica o la Guardia Real suiza del Vaticano?

R.– Cada una se ha ido dimensionando en función de las necesidades de cada país y cada época. Nosotros presumimos de ser la guardia real más antigua de Europa. Nacimos a raíz de un atentado que sufrió Fernando 'El Católico' en 1504. Allí se creó el embrión de la guardia real como elemento de protección. Luego ha tenido, en función de las vicisitudes de la Historia de España, distintos cometidos. La británica, por ejemplo, tiene 7.000 miembros, más de 5.000 respecto a nosotros, pero ellos hacen misiones en el extranjero y nosotros no. La Guardia Suiza que trabaja con el Papa es, por el contrario, muy pequeñita [135 agentes] y se dedica estrictamente a temas de seguridad. Cada uno tiene sus funciones y misiones. Históricamente hemos tenido otras, como la posibilidad de entrar en combate bajo el reinado de Isabel II. Como somos una unidad militar al servicio de cada monarca, este ha ido determinado qué es lo que quería y cuáles eran nuestras funciones.

P.– ¿Cuáles son los puestos que requieren una mayor exigencia, ya sea por su especialidad o por su dedicación o peligrosidad dentro de la Guardia Real?

R.– Es complejo hablar de un puesto que requiera mayor exigencia o penosidad que otro en la Guardia Real, ya que la cantidad de variables que se deben evaluar es ingente y además muchas de ellas no son medibles. Es difícil escoger entre uno de nuestros guardias reales haciendo una agrupación perfecta en un ejercicio de tiro a cien metros y otro que, gracias a sus habilidades informáticas, evita una intrusión en nuestros sistemas. Son trabajos muy diferentes. Hay trabajos que requieren más esfuerzo físico y otros más intelectual, pero todos son igual de importantes y así lo consideramos. No en vano, somos eslabones de una misma cadena donde nadie es más importante que nadie, sino que nuestra fuerza está en el grupo. En este sentido podría continuar con el jinete, el conductor, el buceador o aquellos que trabajan en nuestras oficinas. A todos les exijo por igual en sus cometidos. Lo que si puede decir es que la búsqueda de la excelencia está siempre en nuestro horizonte.

P.– ¿Cuáles son los principales errores que comete la gente a la hora de ver a la Guardia Real, aquellas funciones que menos se conocen del cuerpo?

R.– La sociedad ciertamente desconoce a la Guardia Real en muchos aspectos. Quizá el más frecuente, como he dicho, es considerarnos la escolta personal de S. M. el Rey o su familia y que, como le digo, no es del todo cierto ya que, en realidad, nos integramos en su servicio de seguridad dedicándonos fundamentalmente a proteger instalaciones. En cuanto a aquellas funciones más desconocidas, me gustaría poner en valor muchos oficios y personas que nunca están en el imaginario de las personas que nos ven, aquellos que están siempre detrás de la cámara y no son tan visibles como el resto de nosotros: los guarnicioneros, los armeros, los torneros, los herradores, etc; pero que, desde esa sombra muy lúcida, empujan exactamente igual que el primero de nuestros gastadores.

P.– ¿Qué ha cambiado Felipe VI respecto a Juan Carlos en la tradición de la Guardia Real?

R.– Realmente ha tenido una actitud muy continuista, no ha cambiado casi nada a excepción de pequeños detalles, como que la recepción de los jefes de Estado, que antes se hacía en El Pardo, ahora se realiza en el Palacio Real de Madrid. Su estrategia ha sido darle continuidad en cuanto a organización y cometidos lo que ya hizo Juan Carlos. Con él sí hubo un cambio evidente, porque la Guardia Real se profesionalizó y desde entonces se convirtió en un destino más dentro de las FAS. La Guardia Real es un organismo vivo que va cambiando, aunque su esencia es la representación institucional y su apoyo a la seguridad, que no ha variado.

P.– ¿Cómo se vive la inclusión de la mujer? ¿Se consideran una institución moderna?

R.– Vamos evolucionando porque nos surtimos de la sociedad. Los hombres y las mujeres que forman la Guardia Real forman parte de nuestro tiempo, por lo que la unidad militar tiene una mentalidad acorde con el presente. El porcentaje de mujeres ronda el 12%, prácticamente igual que en el resto de Fuerza Armadas, y va creciendo poco a poco. Sí me gustaría destacar que aquí no hay diferencia alguna entre hombres y mujeres, porque los cometidos son exactamente los mismos para unos y otros tanto en seguridad como en equitación o formación.

El coronel Mateo posa de brazos cruzados junto al busto de Felipe VI elaborado por el escultor Salvador Anaya, en las instalaciones del cuartel 'El Rey', en El Pardo.

El coronel Mateo posa de brazos cruzados junto al busto de Felipe VI elaborado por el escultor Salvador Anaya, en las instalaciones del cuartel 'El Rey', en El Pardo. Sara Fernández E. E.

P.– Sin embargo, sí que hubo un detalle inclusivo en el décimo aniversario de la coronación de Felipe VI, ya que incluyeron a un alabardero negro. ¿Quién elige quién tiene el honor acompañar al monarca?

R.– En el décimo aniversario de la coronación de Felipe VI, los guardias reales que acompañaron al rey fueron Eugenio Villaseca, que lleva 20 años y es soldado de infantería de marina y lleva dos décadas en el cuerpo. El otro que menciona era el sargento Zúñiga, de infantería marina. La compañía de alabarderos es una de las más cercanas al rey, de las que tienen mejor preparación y mayor confianza. Efectivamente, en el DIFAS y en otros actos están presentes en el balcón con el rey, y hay un equipo que coordina quién va destinado dónde. En función de las necesidades y el tipo de acto, se eligen a unos u otros de forma interna.

P.– Cuénteme sobre usted. ¿Cómo se decide por adentrarse en la vida militar?

R.– Principalmente por tradición familiar. Venía por parte de las dos ramas, tanto la de mi madre como la de mi padre. Hasta mi bisabuelo era guardia civil. Conocía este mundo desde que era pequeño tuve un ambiente militar en casa. Después, tiene que gustarte este tipo de vida. Piensa que se basa en los valores. Aquí prima el compañerismo frente a la individualidad. Es una vida de exigencia continua. El orgullo que supone ver al rey ejerciendo su reinado, llevar a cabo su tarea con la ejemplar integridad que lo hace, es un gran honor. Además, el rey es el capitán general de las Fuerzas Armadas. Poder prestarle servicio a él de forma directa es un privilegio único, porque no hay otra unidad en España como la nuestra. Como mando, siendo coronel, el hecho de dirigir a la Guardia Real es una responsabilidad muy grande que me genera una gran satisfacción personal. Sí, para mí es un sueño hecho realidad.