
Comida basura
9 de cada 10 menores gallegos consume semanalmente comida basura
El 40%, de los menores gallegos encuestados, cree que deberían cambiar algunos de sus hábitos alimentarios, como comer más fruta y menos ultraprocesados, además de beber más agua
Te puede interesar: Médicos gallegos estudian cómo reducir los casos de enfermedades vinculadas al "mal estilo de vida"
La Fundación Eroski ha realizado un trabajo de investigación, publicado por la revista Consumer, que refleja la autopercepción que tienen los menores de entre 8 a 12 años sobre sus hábitos de alimentación. En concreto, se preguntó a 2.126 niñas y niños de nueve comunidades autónomas del norte de España, entre mayo y septiembre del 2024.
Consumo elevado de comida basura
En la cúspide de la pirámide alimentaria se encuentran todos aquellos alimentos que hay que consumir muy ocasionalmente. Una amplia variedad de productos que tienen muchas calorías y un alto contenido en sal, azúcares añadidos, grasas saturadas o grasas trans.

Pirámide de alimentos
El 90% de los menores gallegos encuestados indicó que consume semanalmente hamburguesas, perritos, pizzas y/o patatas fritas, y el 16% lo hace tres o más veces por semana.
Los dulces también son frecuentes en la alimentación de casi todos los menores. El 90% consume semanalmente bollería, galletas y/o chuchees, y el 39% lo hace tres o más veces por semana.
Lo mismo pasa con las bebidas de consumo ocasional, que son más frecuentes en la dieta infantil de lo recomendado. El 72% de los niños y niñas consume semanalmente refrescos o zumos, diez puntos por debajo de la media nacional.
La buena noticia que se puede desprender tras esta confesión es que prácticamente la mitad de los niños y niñas de Galicia, concretamente el 40%, cree que deberían cambiar algunos de sus hábitos alimentarios, como comer más fruta y menos ultraprocesados, además de beber más agua. Esto es algo que el director de la Fundación Eroski y de la Escuela de Alimentación Eroski, Alejandro Martínez Berriochoa considera un dato esperanzador: "Sobre todo indica que aún se está a tiempo para mejorar, ya que cuando son más mayores, en la adolescencia, comienza a ser más difícil cambiar los hábitos".
Otro dato que llama la atención es que alrededor del 54% de los hogares, utiliza la comida como premio para sus hijos y gran parte de dichos premios incluyen productos poco saludables, como chucherías, dulces o bollería.
El 93% de los niños y niñas dice consumir agua como bebida principal en sus comidas. Sin embargo, un porcentaje significativo también acompaña sus comidas con zumos (27%), refrescos con gas (16%) y refrescos sin gas (20%).
"La principal fuente de la ingesta de azúcar y calorías en los niños, son las bebidas dulces. Sin olvidar que al final estos productos de consumo ocasional terminan siendo consumidos a diario", añade Berriochoa. Además, se observó que en aquellos hogares con rentas más bajas, el porcentaje de niños y niñas que consumen refrescos con azúcar se multiplica por más de ocho (7,8% frente a 0,9%).
Participación de los "peques" en la cocina
Participar en la cocina desde edades tempranas es un hábito muy extendido, según datos de la Fundación Eroski, y la mayoría de los menores (97%) acompañan a sus padres a hacer la compra, ya sea siempre (48%) o en ocasiones (49%).
El hecho de que los niños y niñas cocinen con sus padres hace que sean más proclives a probar nuevos alimentos, lo que resulta clave para introducirles el concepto de una alimentación saludable y equilibrada. En Galicia, el porcentaje de menores que colabora en casa, es uno de los más bajos del país, con un 78% que afirma colaborar en casa a la hora de cocinar.
Desayuno y merienda siguen siendo habituales entre los menores gallegos
Hasta ahora siempre se ha hablado de la importancia de tomar cinco comidas al día, una práctica que sigue la gran mayoría de los encuestados. Aunque también es cierto que algunos profesionales empiezan a cuestionar la importancia de realizar cinco comidas diarias.
Tal y como destaca Berriochoa, "la alimentación saludable debe ser un esfuerzo colectivo. Necesitamos familias informadas, educadores comprometidos y políticas públicas que faciliten la adopción de hábitos saludables desde la infancia".