El domingo, VOX congregó a 10.000 personas en la Plaza de Vistalegre –y otras 3.000, según los organizadores, se quedaron a las puertas–. Entre ellas, militantes unidos por el discurso del partido de extrema derecha, iniciados en política… y un ‘disidente’, Salvador, el padre de Juan Carlos Monedero (fundador de Podemos). “Mi conciencia me dice que sus valores son los fundamentales de este mundo, que son la familia, el trabajo digno, una vivienda digna y una justicia independiente”, explicaba hace tiempo. Por eso estaba en el acto donde Santiago Abascal, líder de la formación, presentó este fin de semana un programa con 100 medidas urgentes para España.
Salvador, entre la multitud, conquistó “el cielo” que un día “asaltó” su hijo. Con un discurso muy diferente (reconoció en una entrevista en Vozpópuli que con Franco se vivía mejor), pero sobre el mismo tapete y entre el retumbar de los olés de un coso vestido de rojigualdas. Allí, compareció ante el despertar de lo que quieren que sea un tiempo nuevo. Su ideología no tiene nada que ver con la de su primogénito, al que quiso afiliar al PP. “Pero, ¿cómo quieres que me meta ahí”, replicó, naturalmente, Juan Carlos. Pues bien, a partir de ahora se lo podrá explicar. Su padre milita desde el origen en la formación de extrema derecha y fue en las listas en las últimas elecciones. “Si yo puedo ayudar en algo, por qué no”, inquiría entonces.
Pero el tiempo ha pasado y Salvador mantiene sus convicciones firmes al ideario de la formación. Ya ha abandonado su bar Casa Gala, donde ganó discurso entre tapas y tertulias políticas al otro lado de la barra. Allí, vio el germinar de la formación de su hijo, su sorpresivo salto en las encuestas y su transformación en votos. Mientras, en su fuero interno, se consumía pensando que aquel no era el camino, aunque compartiera la necesidad de un cambio. “VOX y Podemos son dos polos opuestos que el país necesita para seguir adelante”, esgrimía no hace tanto en conversación con EL ESPAÑOL.
Origen de Podemos
En ese bar, Casa Gala, ahora gestionado por otros, se enteró de que su hijo, Juan Carlos, pretendía formar un partido político. “Le dije: mira, tu abuelo, que era una persona muy inteligente, decía que la política tiene que permitirte vivir de ella. Y tú estás bien con tu profesión, que dices que te encanta”, contaba. Pero Juan Carlos no le hizo caso. Se resistió. “Me dijo que sí, que llevaba razón, pero que había mucha injusticia en el mundo y no podían pasar las cosas que estaban pasando a diario y que cuatro golfos se llevaran el dinero fuera”.
Y Salvador reconocía esa necesidad, aunque no compartiera la ideología con su hijo. Sus circunstancias vitales habían sido otras y de ahí su pensamiento. Nació en Asturias y llegó a Madrid hace setenta años. Empezó a trabajar a los 11 y, hasta hace poco, no ha parado. Casa Gala, el bar que ha regentado hasta hace poco, lo compró en 1982. El otro que tiene, el de la calle Ferraz, lo compró en 1955. Trabajó y adquirió tablas tras la barra, departiendo entre juerguistas, taxistas o estudiantes que llegaban a “El guarro de Argüelles –como se le conocía popularmente–, a por la última copa”.
Allí, tomó la decisión de pasar a engrosar las listas de VOX para las elecciones nacionales del 20D. Reflexionó, estudió la oferta y decidió acudir. Es más, se lo contó a su hijo antes de aparecer en las listas. “El programa que ellos defienden me agrada y creo que es necesario para el país. Lo único que me dijo Juan Carlos es que creía que eran un poquito extremistas, pero eso de los extremos yo creo que ya no existe”, reconocía entonces, apostando por Cristina Cifuentes como presidenta de España por encima de Pablo Iglesias.
Fan de Esperanza Aguirre
Ahora, no está claro que comparezca en las próximas elecciones. Desde el partido no lo descartan, pero tampoco lo den por sentado. Salvador, padre de seis hijos (el tercero fue Juan Carlos), sólo mantiene la incertidumbre por su edad (más de ochenta años), pero no por su ideología. Es fan devoto de Esperanza Aguirre y defiende una España sin PP y PSOE. “¿Qué han hecho por España? Hundirla”, reconocía.
Esa es la razón por la que pregona que España necesita un cambio. Piensa que el declive vino en los ochenta, “cuando ganó las elecciones Felipe González”. Entonces, replica, “se abrió el melón con Matesa, Filesa, los fondos reservados, los Gal… y en lugar de corregir lo que había pasado, los partidos continuaron gobernando hasta ver quién se llevaba el tercio más grande”. Ahora, contempla a VOX como una opción, de ahí que estuviera en el acto del domingo.
Confeso defensor de Franco, enarbola la bandera de la derecha, pero sostiene que las dos únicas personas honradas de este país son Julio Anguita y su hijo. “A mí hijo le dije que hiciera de eurodiputado para cobrar 9.600 euros todos los meses y creara una familia. Me contestó: ‘Padre, yo no he creado Podemos para eso’. Y Julio es el único que ha renunciado a su suelo de diputado y ha vivido con su sueldo de profesor”, opinaba, antes del acto multitudinario del domingo. Allí, estuvo él, presente en el resurgir de algo nuevo –o quizás viejo–, pero acorde con su ideología –y contraria a la de su hijo–. Cosas de familia.
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