El perfume no es el regalo estrella ni el más sorprendente. Sin embargo, es un habitual en los árboles de Navidad –ya sea para Papa Noel o para los Reyes Magos–. Es inevitable: es fácil de comprar y es útil. Pero bien, ¿cómo saber si es verdadero (o falso)? Eso ya es otra cosa. Su falsificación es cada vez más común. Tanto es así que, anualmente, la industria pierde un 16% en ventas y 1.000 millones de euros por la existencia de este tráfico de colonias. O, lo que es más grave, la creación de 8.000 empleos. Fernando Magariño, asesor jurídico de Stanpa (Asociación Nacional de Perfumería y Cosmética), ha explicado a EL ESPAÑOL las diferencias entre un producto original y otro de dudosa procedencia. 

El envoltorio

La primera pista para saber si le están dando gato por liebre es comprobar cómo es el papel de celofán. En un perfume verdadero, el plástico está pegado a la caja. No se mueve. Si el comprador lo frota, no suena. En uno falso, en cambio, hay aire entre el envoltorio y el cartonaje. Es decir, se quita con facilidad. El material es más rugoso y grueso. Es más, los pliegues del producto auténtico son simétricos; los otros, no. Es decir, en primera instancia no es necesario siquiera oler la colonia o el perfume. Con un simple vistazo ya se puede descubrir el engaño. 

En el producto de la derecha se nota cómo el envoltorio no va pegado; en el de la izquierda, cómo está completamente pegado.

El etiquetado

Qué pone en la parte trasera del perfume o colonia es definitorio. En el producto verdadero viene detallado todo lo que contiene el producto. Es importante saberlo, por ejemplo, en pos de prevenir alergias o cualquier tipo de inflamación o problema en la piel. En los falsos, apenas se habla de nada. El resumen es corto, escueto y, en muchas ocasiones, como en la imagen que adjuntamos a este texto, en sólo un idioma. 

A la izquierda, el verdadero; a la derecha, el falso.

El cartonaje

Una vez quitado el envoltorio y comprobado el etiquetado, toca mirar lo que hay en el interior. El producto verdadero, en este caso, irá recubierto en un cartonaje hecho a medida, que se ajusta a la colonia y que evita, por ejemplo, daños al transportarlo. En los falsos, el cartonaje va de cualquier manera y el perfume puede ir suelto.

  

A la izquierda, el verdadero; a la derecha, el falso.

El frasco

En la imagen que adjuntamos se puede observar con facilidad. El pequeño es el auténtico; el grande, el de ‘mentira’. Los productos verdaderos, a menudo, están fabricados en un solo molde o, como mucho, en dos. En todos los casos, el vidrio es de buena calidad, no se observaban rebabas ni formas raras. En los falsos, el material es rugoso, está hecho en dos moldes y, con solo tocarlo, se pueden comprobar la diferencia entre ambos. 

A la izquierda, el verdadero; a la derecha, el falso.

La cánula

Es quizás el elemento más reconocible, el que mejor se aprecia a primera vista. En el producto original, la cánula (el tubo de plástico que transporta el perfume hasta el difusor) no se aprecia, es imposible saber dónde está cuando el recipiente está lleno. Es fina y llega hasta el final del frasco. En la falsa, es gruesa, se observa y no tiene por qué llegar hasta el fondo. 

A la izquierda, el falso; a la derecha, el verdadero.

La espuma

Por último, puede probar a agitar ambos frascos. En este caso, verá que en el producto falso se queda espuma. El líquido se queda como si fuera Coca-Cola o cerveza. Sin embargo, en el verdadero mantiene su aspecto anterior. No hay ninguna modificación. 

A la izquierda, el verdadero; a la derecha, el falso con espuma.

El olor 

Esto ya es para entendidos y sólo se puede descubrir si somos asiduos de una determinada marca de colonia o perfume. En ese caso, sabremos si el olor es el correcto. Lo sabremos automáticamente y eso nos puede evitar sufrir infecciones, erupciones en la piel o alergias. 

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Consejo de los expertos: comprar en tiendas autorizadas

¿Cómo saber si estoy comprando el verdadero? Haciéndolo por los canales oficiales. Es decir, en tiendas autorizadas o establecimientos regulados. El 50% de las falsificaciones se venden por Internet o por redes sociales; en mercadillos o por parte de los manteros. Con toda seguridad, será más barato si se obtiene en uno de estos lugares, pero también su uso puede conllevar problemas de salud. 

Los manteros venden productos falsificados.

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