Febrero de 2022. El teléfono de Aroldo Lázaro no para de vibrar. "¿Quién será a estas horas...?". Al otro lado de la línea, una noticia inesperada. "Tenemos un encargo que ofrecerle...". Sus días como General de División del Ejército de Tierra en la Brigada 'Guzmán el Bueno' X de Cerro Muriano, en Córdoba, están a punto de terminar. Tras amplias deliberaciones, el Departamento de Operaciones de Paz de la ONU que dirige el diplomático francés Jean-Pierre Lacroix lo ha elegido a él como responsable máximo de la Fuerza Provisional de las Naciones Unidas para el Líbano, bautizada como UNIFIL.
Cuando todo esto ocurrió, Aroldo Lázaro Saénz ya era uno de los militares más experimentados del Ejército español. Por eso la ONU lo quiso a él. Nació en Sidi-Ifni, Marruecos, en 1962, cuando la ciudad aún era una importante colonia militar española. La vida castrense corría ya entonces por sus venas. Hijo de un oficial de la Legión y nieto, asimismo, de un militar, la propia etimología de su nombre, "quien gobierna un ejército", sugirió y evocó desde niño que estaba destinado a la autoridad y el liderazgo. Así fue.
Ingresó en las Fuerzas Armadas en julio de 1981, con 19 años, y, con 24, en 1986, Lázaro obtuvo el grado de teniente en la Academia General Militar y fue destinado al Tercio don Juan de Austria 3º de la Legión, en las islas Canarias. Ocho años más tarde, en 1998, ascendió a comandante y obtuvo un puesto en el cuartel general de la ya extinta Fuerza Operativa Rápida Europea (Eurofor), donde pasó otros ocho años hasta ascender a teniente coronel en 2006. En 2009 fue nombrado Jefe de Estado Mayor de la Brigada de Infantería Mecanizada 'Guzmán el Bueno' X en Cerro Muriano. Fue en esa etapa, en 2017, cuando el ministerio de Defensa lo propuso para ascender a general de brigada.
Durante toda su trayectoria profesional no ha parado de viajar a enclaves conflictivos. Ha participado en la misión UNPROFOR de Bosnia y Herzegovina (1993), donde formó parte de la primera fuerza de mantenimiento de la paz durante las guerras de Yugoslavia. También estuvo en una de las misiones Spabri, igualmente en Bosnia, en 1996; en la Eurofor Sarajevo en el 2006; en Libre Hidalgo, en el Líbano, en 2011, 2013 y 2016; en 2017, la Brigada X que él dirigía ayudó al ejército de Irak a combatir el terrorismo yihadista del Estado Islámico sobre el terreno. Lázaro, por tanto, conocía bien Oriente Medio.
Cuatro cruces al Mérito Militar. La encomienda de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo. Políglota que habla español, inglés, francés e italiano. Una decena de misiones internacionales, colaboraciones como asesor de seguridad y un currículum impecable. Era el candidato perfecto. Coincidiendo con su nombramiento como general de brigada, la ministra de Defensa, Margarita Robles, y el jefe del Estado Mayor de la Defensa (JEMAD), el general Miguel Ángel Villarroya, lo propusieron como candidato para ocupar un puesto de relevancia en el organigrama de los cascos azules de la ONU. Su intención era recuperar la presencia española en las misiones internacionales después de que el general Alberto Asarta –actual diputado de Vox– estuviera al frente de la UNIFIL entre 2012 y 2014.
UNIFIL: la misión en el Líbano
En 2022, la llamada llegó. El sueño de España de volver a tener predominancia en territorio internacional se hacía realidad. El general de división Aroldo Lázaro empacaba sus bártulos desde Cerro Muriano y ponía rumbo al Líbano para dirigir a los más de 10.500 soldados de 50 nacionalidades que componen la UNIFIL. Su precedesor, el italiano Stefano del Col, le dejaba al mando de una situación compleja marcada por la inestabilidad fronteriza entre Israel, Siria y Líbano, los tres países que 'tocan' el territorio en el que opera la misión de los pacificadores de la ONU.
La misión principal de la UNIFIL siempre ha sido, desde su fundación en marzo de 1978, garantizar la paz en la línea de demarcación fronteriza entre Líbano e Israel, concretamente al sur del río Litani, donde se encuentra la Blue Line o Línea Azul. Entre sus principales funciones está la de prestar ayuda humanitaria a la población civil en caso de conflicto bélico y la de garantizar el desplazamiento seguro de potenciales refugiados en caso de que el primero se produzca. Su mandato propugna confirmar la retirada de las fuerzas israelíes del sur del Líbano, restaurar la paz y la seguridad internacionales en la región y ayudar al gobierno libanés a garantizar su autoridad efectiva en la zona.
En sus consecutivas resoluciones, el Consejo de Seguridad de la ONU autorizó al UNIFIL (también conocido como FPNUL por sus siglas en inglés) a tomar las medidas necesarias en las zonas de despliegue de sus fuerzas "para garantizar que su zona de operaciones no se utilice para actividades hostiles de ningún tipo" y para "resistir los intentos por medios contundentes de impedirle el desempeño de sus funciones [...] así como proteger al personal, las instalaciones y el equipo de las Naciones Unidas y garantizar la seguridad y la libertad de movimiento de su personal y de los trabajadores humanitarios".
Traducido al román paladino, en la práctica el objetivo de la UNIFIL reside en evitar, esencialmente, que Israel invada el territorio que le separa con el sur de Líbano y respete su acuerdo sobre los límites geográficos demarcados por la ONU. Sin embargo, todo está a punto de cambiar. Benjamin Netanyahu ha advertido de que la presencia de los cascos azules de Lázaro es "inútil" y que parte de las tropas de Naciones Unidas en el territorio deben abandonarlo, ya que Tel Aviv no puede garantizar la seguridad de los 10.500 efectivos (9.532 militares, entre ellos 669 españoles, y un millar de civiles empleados).
A ello se han negado tanto la ONU como Moncloa, que juega un papel predominante no sólo gracias al liderazgo de Aroldo Lázaro sino porque una de aquellas bases críticas y "amenazadas" por Netanyahu se sitúa en el sector este de la Blue Line, en Marjayoun. Se trata de la Miguel de Cervantes, a 100 kilómetros de Beirut, una de los enclaves calientes de la región, y a cuyo frente está el general de brigada Guillermo García del Barrio, quien controla el destacamento de 669 efectivos militares españoles, la mayoría pertenecientes a la Brigada Aragón, parte de la División Castillejos del Ejército de Tierra.
La ONU se niega a retirar la tropas y argumenta que son esenciales para hacer las veces de observadores internacionales sobre el territorio. "Las fuerzas de paz de UNIFIL siguen en sus puestos y la bandera de Naciones Unidas continúa ondeando, a pesar del requerimiento de Israel para que se reubiquen", expresó el secretario general de la ONU, António Guterres, a quien hace dos días el ministro de Exteriores israelí, Israel Katz, describió como "un secretario general antisraelí que brinda apoyo a terroristas, violadores y asesinos". Que se queden en el territorio azul permite mantener a raya a ambos bandos y evitar así posibles tropelías.
Por lo pronto, las primeras fricciones ya se han producido sobre el terreno. Ha habido bombardeos israelíes cercanos a las bases militares españolas. Cada vez que hay uno, las alarmas antiaéreas rugen y las tropas de la UNIFIL, por muy bien pertrechadas que estén, deben resguardarse en sus búnkeres. ¿Por qué las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF) atacan la región sabiendo que hay cascos azules de la ONU? Porque Hezbolá lanza gran parte de sus misiles desde el sur de Líbano, cerca de donde se encuentran los pacificadores. E Israel no hace concesiones en lo que ha venido a llamar su "estrategia de defensa" de su integridad territorial.
En conversación con EL ESPAÑOL, los propios militares del destacamento español reconocieron que algunos de los cohetes han caído muy cerca de ellos y que los temblores se han hecho notar en el contingente español de Miguel de Cervantes. Israel advirtió a Lázaro de que lo mejor que podía hacer para evitar daños era que replegase sus tropas, pero el condecorado militar de Sidi-Afni se negó alegando que podría haber civiles que necesitaran su ayuda. Las tropas, por el momento, se quedan donde están.
"La seguridad del personal de mantenimiento de la paz es de suma importancia y se recuerda a todos los actores su obligación de respetarla", explicaba la UNIFIL en un comunicado oficial tras la escalada bélica que comenzó con el estallido de miles de buscas y walkie-talkies y siguió con el asesinato del líder de Hezbolá, Hasán Nasralá, en un bombardeo selectivo sobre Beirut.
"Cualquier cruce hacia el Líbano constituye una violación de la soberanía y la integridad territorial del país y una violación de la Resolución 1701. Instamos a todos los actores a que se abstengan de realizar este tipo de actos, que sólo conducirán a más violencia y más derramamiento de sangre", concluyó la UNIFIL en dicho comunicado.