Milena Smit, de trabajar como camarera a rodar películas con Netflix y Almodóvar : "Es duro interpretar a una mujer violada"

Milena Smit ha conseguido, en tan solo cinco años, hacerse un hueco en el complicado mundo de la interpretación. En 2020 rodó su primera película, No matarás, con la que logró estar nominada al Goya como mejor actriz revelación por su trabajo en el filme dirigido por David Victori. Al año siguiente fue elegida por Pedro Almodóvar para participar en la película Madres paralelas dando vida a Ana, papel por la fue nominada al Goya como la mejor actriz.

A partir de esos dos trabajos, la carrera de la intérprete nacida en Elche, de madre española y padre de Países Bajos, parece no tener límite, protagonizando varios títulos para una de las plataformas más importantes del mundo, Netflix. El Hoyo 2 junto a Hovik Keuchkerian, y las dos temporadas de La chica de nieve (versión televisiva de los libros escritos por Javier Castillo), han hecho que sea una de las actrices más reclamadas del panorama interpretativo español.

"Este año va a haber una bomba. Solo puedo decir eso. Será una bomba muy grande. Acabo de terminar el rodaje de otra serie y a finales de enero presento mi libro de poesía A pesar del vértigo", reconoce Smit. Y es que las adaptaciones de novelas a la televisión se han convertido en un filón para las plataformas, que cuentan con millones de reproducciones en todo el mundo. Por eso, Netflix ha decidido continuar con la saga de libros creados por Castillo para estrenar el pasado 31 de enero los seis capítulos de La chica de nieve 2: El juego del alma. 

Milena Smit rodó en el 2020 su primera película, No Matarás.

Una vez más, Smit encabeza el reparto dando vida a la periodista Miren Rojo; Aixa Villagrán y Marco Cáceres continúan interpretando a los policías Belén Millán y Chaparro; pero en esta nueva entrega se ha sumado al reparto Miki Esparbé, que es Jaime, un veterano periodista que formará equipo con Miren. Les acompañan Hugo Welzel, Luis Callejo, Luis Bermejo, Vicente Romero y José Coronado, entre otros.

"Hay que comprender la magnitud que tiene hacer una colaboración con Netflix, abruma muchísimo. Estoy acostumbrado al mundo literario y a llegar a muchísimas librerías de todo el mundo, pero es que esta plataforma tiene 300 millones de cuentas, lo que se traduce en... ¿Mil millones de personas?", destaca el escritor sobre la repercusión de cada serie o película que se estrena en la plataforma.

En plena vorágine de la presentación de la serie, Milena Smit atendió a EL ESPAÑOL para hablar, no solo del estreno de La chica de nieve 2.- El juego del alma, sino también para hacer un repaso de su trayectoria profesional hasta ser una de las intérpretes más conocidas de nuestro país, ya que la ilicitana, antes de ser actriz fue camarera, dependienta en una tienda, canguro, auxiliar de información en el metro o recepcionista de un hotel, entre otros trabajos…

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Un pasado laboral

Antes de las alfombras rojas, los junkets de entrevistas, los estrenos de proyectos, rodar con grandes directores o tener al lado a grandes artistas nacionales e internacionales, Milena Smit tuvo multitud de trabajos antes de asentarse como actriz.

Pregunta.- ¿Desde pequeña siempre quiso dedicarse al mundo de la interpretación?

Respuesta.- Nunca tuve una gran vocación y eso fue un problema para mí. Yo veía a los de mi alrededor que querían ser futbolistas, cantantes… y para mí, mi vocación era la eterna incógnita. De hecho, cuando terminé de estudiar Bachiller y llegó el paso de la universidad, yo no tenía ninguna certeza de qué era lo que quería hacer con mi vida y, además, me parecía incluso irresponsable darle esa responsabilidad de a qué te quieres dedicar el resto de tu existencia a una tía de 18 años que no sabía nada de la vida. Como no le encontraba mucho sentido, decidí ponerme a trabajar.

Smit fue nominada al Goya como la mejor actriz por su película Madres paralelas.

P.- ¿Qué trabajos realizó?

R.- Oficialmente comencé a trabajar a los 17 años, pero ya desde os 14 trabajaba en verano y me apuntaba a lo que saliera.- ¿Canguro? Pues canguro; ¿camarera? Pues camarera; ¿dependienta en una tienda de ropa? Pues dependienta…

P.- ¿Qué recuerdos tiene de aquella época?

R.- Cuando me vine a Madrid empecé a trabajar como recepcionista en un hotel hasta que llegó el casting de la película No Matarás, con la que se me empezó a vincular con la profesión. Recuerdo que hice el casting de puro rebote (risas). 

El transcurso desde que rodé No Matarás hasta que se estrenó en cines pasaron varios meses mientras estaban montando la película y demás, pero yo tenía que seguir pagando facturas. Como había dejado el trabajo de recepcionista en el hotel para hacer el filme, tuve que trabajar de otra cosa, y fue de auxiliar en el metro. También estuve de teleoperadora en una empresa de ascensores porque a mí no se me caían los anillos por trabajar de lo que fuera porque tenía que pagar mi alquiler y mis cosas.

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P.- ¿Le ha servido la experiencia en esos trabajos en sus siguientes proyectos?

R.- Pues sí, siempre diré que fueron algo fundamental para mí porque me aportaron muchas cosas, no solo conocer diferentes oficios, sino también un background para desenvolverme a muchos niveles socialmente, a saber estar e, incluso, darme valores. Y para mí eso es fundamental. Creo que para cualquier persona, más allá de que cumplas o no tu sueño profesional, viene muy bien ponerte al otro lado y ver de qué forma hacen los demás su trabajo, porque cuando has estado de cara al público, empatizas mucho. 

P.- ¿Cuáles fueron sus siguientes trabajos tras No matarás y la nominación a los Goya?

R.- Mi segunda película fue Madres paralelas con Pedro Almodóvar, así que fue una locura. Lo de No matarás todavía ni lo había asimilado porque fue muy especial. El director, David Victory, preparó un rodaje acomodado al hecho de que yo no era actriz, creando una serie de dinámicas y poniéndome a trabajar con un coach para hacerme el camino más fácil. Es verdad que pienso que había algo de intuición y de instinto que a mí me nacía y me salía solo. Pero claro, de repente, el segundo proyecto es con Almodóvar, que fue, sin duda, un máster. Fue cuando yo realmente me enamoré de la profesión. No me puedo sentir más privilegiada de haber tenido un comienzo así.

Dejando atrás un vicio

Entre proyecto y proyecto, Smit ha tenido tiempo de reflexionar y no obsesionarse con el trabajo o con estar en acción de forma constante. "Lo que estoy haciendo ahora es aprender a gestionar mi tiempo libre. Antes me pasaba que si no estaba trabajando o haciendo cosas me sentía inútil, pero no solo valgo para trabajar, merezco descansar y estar en el sofá tirada sin hacer nada", explica.

Milena Smit fue la protagonista de El Hoyo 2 junto a Hovik Keuchkerian.

Eso sí, ha tenido tiempo para abandonar un vicio que tenía desde los 11 años: ha dejado de fumar. "Ha sido de las mejores decisiones que he tomado en mi vida. Empecé muy pequeña y ahora, con 28 años, lo he dejado, pero estoy muy orgullosa de haber hecho una de las cosas que más me ha costado hacer en mi vida. Así que ahora estoy aprendiendo a acompañarme de mí misma y de no necesitar poner otras cosas por en medio para no enfrentarme a la soledad o al miedo", asegura.

Smit afirma que ahora está en un momento en el que es consciente de quién es, que quiere sentirse orgullosa de lo que es "y eso pasaba por dejar muchos hábitos que no eran ni mucho menos saludables", admite.

Su proyecto más reciente 

La primera serie en la que participó Milena Smit fue Alma, en 2022. Pero su gran éxito en ficción llegó al año siguiente, cuando fue la elegida para  interpretar a la periodista Miren Rojo, protagonista absoluta de La chica de nieve, la versión televisiva del best seller de Javier Castillo. Que millones de personas la vieran en todo el mundo y que se aupara en el top 10 de las series más vistas de Netflix les animó para grabar la segunda temporada, La chica de nieve 2: El juego del alma, con la actriz española al frente de nuevo. La ficción, que se estrenó a finales de enero, ya se ha convertido en una de las más vistas en la plataforma en 2025.

P.- ¿Cómo definiría a su personaje, Miren Rojo? 

R.- En la primera temporada, Miren era una niña que acababa de salir de la universidad y comenzaba a trabajar en el periódico. Para esta segunda hice un recorrido a nivel terapéutico y actoral para que fuera una Miren más madura. Lo que no cambia es que sigue obsesionándose con los casos que le llegan.

Smit interpreta a la periodista Miren Rojo en la serie de Netflix La chica de la nieve.

P.- ¿Qué fue lo más difícil de interpretar? 

R.- La herida de Miren (el personaje sufrió una violación en el pasado). Es lo que más me toca y, a la vez, lo que más me llama. Dar voz a personas de las que necesitamos oír esas historias para poder ponernos en su piel y conocer lo que es porque, por desgracia, la realidad supera la ficción. Es duro interpretarla, aunque me costó más en la primera temporada porque era más inexperta a nivel emocional y tampoco tenía tantísima experiencia. A través de la creación de personajes, y por eso también trabajo mucho con la figura del coach, es inevitable sentir esa debilidad por contar esa historia y darle voz.

P.- ¿Qué tiene esta segunda temporada que está enganchando a los espectadores? 

R.- Que tiene una trama trepidante, magnética, oscura y macabra. Unos casos que, si ya gustó la primera en esta temporada, esta segunda es espectacular. Los giros que hay, la intensidad del suspense y de la emoción, y el trabajo actoral, el guion, la dirección, la realización, la fotografía... Estoy súper orgullosa de todo el elenco porque hay unos actorazos que han hecho un gran trabajo y por eso pienso que le está encantando a los espectadores.

P.- ¿Se leyó los libros de Javier Castillo para documentarse? 

R.- ¡No, lo teníamos prohibido! Y mejor, porque si ya es complicado con un guion de seis capítulos tenerlo todo bien claro en tu cabeza, si encima vienes de tener más información... Lo que sí tengo claro es que cuando acabe de rodar todas las temporadas será el momento de leerme los libros de la saga.