Los lobos mataron a 20 ovejas y luego murieron otras 17 más por las heridas.

Los lobos mataron a 20 ovejas y luego murieron otras 17 más por las heridas.

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José Luis ha perdido a 37 ovejas devoradas por el lobo y lleva 5 meses sin indemnización: "El que se va a extinguir soy yo"

El lobo es una especie protegida y se debe pagar por los daños ocasionados, pero el ganadero lleva casi cinco meses sin recibir ni un euro. 

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"Mis lechazos son gourmet, la creme de la creme", señala José Luís Arribas, un ganadero ovino del pequeño municipio de Cilleruelo de Abajo; y los lobos eran conscientes de ello. El 10 de septiembre de 2024, en los extensos campos de Burgos, aconteció una masacre. Una manada de lobos, aprovechando la trashumancia del rebaño, atacaron en la oscuridad de la noche a las ovejas de Arribas acabando con la vida de 37 de ellas.

"Aquí nunca ha habido lobos, no estábamos preparados para su llegada y a los estragos me remito", exclama. A la mañana siguiente, los pastos del burgalés amanecieron teñidos de rojo por la sangre de las vísceras de sus ovejas. "Me llamó el pastor que trabaja con el rebaño y yo me presenté en cuanto pude. Cuando llegué allí me quedé atónito, encontré a 20 ovejas muertas, devoradas, otras abiertas en canal y algunas aplastadas", indica el pastor.

Acto seguido a asimilar la matanza, el ganadero se puso rápidamente en contacto con los agentes de Medio Ambiente. Estos profesionales son los encargados de certificar los fallecimientos del rebaño ante el Ministerio, ya que el lobo es una especie protegida y todos los daños que ocasionen deben ser indemnizados. Sin embargo, la "burocracia española es muy lenta, nos arruina, llevo cuatro meses esperando el pago y todavía no he recibido nada", manifiesta.

José Luis con uno de sus lechazos.

José Luis con uno de sus lechazos.

Los gastos del ganadero

Las ovejas que cría José Luis no son cualquiera, sus lanudas están inscritas en el libro arqueológico de la Asociación Nacional de Criadores de Ganado Ovino de Raza Churra, por lo que tienen un valor extra al ser las autóctonas de Castilla y León junto a las Ojaladas y las Castellanas. "Mis lechazos son los más coquetos, de cara y pezuñas pintadas y el resto blancas. Además, son de una calidad superior y un sabor extraordinario", cuenta.

A las 20 víctimas destripadas por los lobos -que estaban enseñando a sus crías a cazar- , o aplastadas y asfixiadas por el propio rebaño en su huida del ataque, se le suma un reguero de heridas, mordidas o traumatizadas que no tuvieron un buen fin. "Muchas de las ovejas se tuvieron que enfrentar a una situación aterradora". 13 de ellas acabaron gravemente heridas y 12 de las mismas terminaron muriendo. Luego murieron otras cinco por heridas que no eran visibles, por las secuelas de la asfixia cuando se agruparon tratando de sobrevivir al ataque o por el estrés postraumático, en total 37.

Ovejas muertas tras el ataque de los lobos.

Ovejas muertas tras el ataque de los lobos. Cedida

Han pasado casi cinco meses desde el ataque y el ganadero no para de acumular gastos. La indemnización no llega, pero las 37 ovejas que tienen que cubrir no es el único de los problemas a los que se enfrenta Arribas. De las 750 ovejas que custodia el burgalés, 500 de ellas experimentaron el feroz asalto, mientras que las 250 restantes -madres con sus lechazos- se quedaron a salvo en su nave central.

Una oveja abierta en canal.

Una oveja abierta en canal. Cedida

"Me van a indemnizar por las muertas, pero el problema está con las vivas. El día del ataque había unas 250 ovejas preñadas, era la paridera de Navidad, y unas 100 no consiguieron dar a la luz por el estrés al que se enfrentaron, lo que me supuso unas pérdidas de unos 9.000 euros. Luego, en febrero, venía la segunda paridera, pero los carneros también estaban estresados desde el ataque y no cubrieron a tantas como esperaba", explica.

De las que sí se consiguieron quedar nuevamente preñadas, muchas de ellas abortaron, y las que pudieron dar a luz, trajeron lechazos muy pequeños al no tener leche con los que alimentarlos, también por el estrés postraumático. "Yo calculo que en la segunda paridera perdí otros 9.000 euros, por lo que hace un total de 18.000", añade.

La nueva defensa

"No estábamos listos para la matanza de los lobos", destaca Arribas. En Cilleruelo de Abajo nunca se han visto en la necesidad de defenderse contra los cánidos porque sencillamente no había, pero la situación ha cambiado. Tal y como aseguraron los agentes de Medio Ambiente al burgalés, por el modus operandi de la carnicería, todo indica a que los lobos se están reproduciendo en las zonas cercanas al municipio, y que están empezando a enseñar a sus crías a cazar. Por ello hubo tanta muerte, tantas heridas y tanta destrucción.

Ovejas Churras.

Ovejas Churras.

"Yo solo tenía un mastín de seis meses para vigilar al rebaño, pero el pobre se escondió cuando llegaron los lobos", lamenta. Aun así, José Luis no es de los que tropiezan dos veces con la misma piedra. "Ahora tengo tres mastines adultos y otros tres cachorros", menciona, pero los gastos no para de incrementar, pues cuenta con seis cartillas más que sufragar.

Los nuevos mastines de José Luis para defender el rebaño.

Los nuevos mastines de José Luis para defender el rebaño. Cedida

"Las ovejas están más seguras con los perros, pero también son un problema añadido. Los mastines son perros de trabajo y tienen que estar sueltos en el campo, pero pueden asustar a las personas que estén de paseo por la zonas si se acercan al rebaño", agrega el pastor.

Las ovejas "gourmet" y la burocracia española

Arribas trabaja con ovejas que están bajo el amparo de la IGP (Indicación Geográfica Protegida), que es como la "denominación de origen de los vinos". "Nosotros subsistimos gracias a la calidad de la leche y de la carne. Nuestro rebaño es extensivo, eso quiere decir que andan kilómetros y kilómetros para pastar. Son las encargadas de limpiar los montes, son los animales más ecológicos. Por ello, tener este tipo de pérdidas afectan enormemente a los ganaderos", comenta.

El burgalés enfatiza en que cada vez son menos ganadores por las trabas burocráticas que se les imponen para ejercer su profesión. Además, alega que el lobo ha existido desde siempre, al igual que el ganado, pero si no se ponen medidas al respecto, la ganadería ovina va a desaparecer al no poder enfrentarse a los ataques de los cánidos.

"Todavía no sé cuándo me van a pagar, pero sin las ayudas a la ganadería es insostenible este negocio. Tienen que poner solución a este problema cuanto antes, aquí atacan cada mucho, pero hay otras zonas de España en las que hay ataques todos los días. Los que estamos en peligro de extinción somos los ganaderos ovinos, no los lobos", finaliza Arribas.