El juez de menores Emilio Calatayud.

El juez de menores Emilio Calatayud. Alfredo Aguilar/Ideal

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El juez de menores Calatayud, sobre los asesinos de Badajoz: "Les correspondía un régimen más estricto visto su historial"

El juez de Menores estima que en el caso de Belén Cortés, asesinada por los adolescentes que cuidaba, "ha fallado el sistema y las personas", y cuestiona que días antes delinquieron, los detuvo la Guardia Civil y fueron devueltos al piso la víspera de asesinar a la educadora.

Más información: Belén Cortés, mal pagada, atemorizada y asesinada en Badajoz: cobraba 15.000 € netos al año como auxiliar educativa

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"Por mi profesión de juez de Menores, he tenido la enorme suerte de trabajar con profesionales como Belén, que realizan una tarea impagable en favor de la sociedad. He aprendido mucho de las educadoras y educadores sociales y me siento autorizado para pedir que hagamos lo posible para que desarrollen su labor con toda la seguridad que sea posible". Lo escribió el juez Emilio Calatayud en su blog el pasado lunes, nada más enterarse del asesinato de la auxiliar educativa, presuntamente, a manos de los menores a los que cuidaba.

EL ESPAÑOL habla con él a raíz del suceso que ha conmocionado a toda España. Considera que ha habido fallos graves en el sistema, antes y durante, que han desencadenado este trágico después.

Lo primero que quiere matizar es que los menores "no estaban en un piso tutelado. No estaban en un régimen semiabierto y no tenían privación de libertad. Estaban en un piso de convivencia, en una escala inferior a internamiento, como medida judicial. Y me parece una barbaridad que, con el perfil de esos chavales, estuviesen en un piso de convivencia". El magistrado también se pregunta ahora "cómo es posible haber llegado a esto".

Calatayud ejerció en Granada, y por ello sostiene que "hay desigualdad de recursos en las distintas comunidades autónomas. Y que estuvieran esos menores, con ese perfil, en un piso de convivencia y con una única educadora es una barbaridad". Porque, explica, "un piso de convivencia es una medida de convivencia en grado educativo, y requiere de un perfil que no era el de estos niños. Es una medida que se aplica como final de una fase o para un perfil determinado".

-¿Qué cree que falló entonces?

-Pues yo no lo sé, pero el juez y el fiscal están asesorados por un equipo técnico, y luego el fiscal pide las medidas y el juez no puede poner ninguna que supere lo que haya pedido el fiscal.

Porque, con el historial que acumulaban ya los dos menores de 14 y 15 años, "y he tenido casos de estos, he impuesto medidas más graves. Como mínimo, en régimen semiabierto. Pero es que estaban con un régimen abierto, dormían en el piso y no estaban privados de libertad. Solo cumplían horarios".

Explica el magistrado que para los menores infractores, "existen las medidas privativas de libertad y luego están las medidas restrictivas de derechos, que son las de los pisos de convivencia en grupo educativo. Eso sí, todos necesitan educadores. Y siendo menores, necesitan también un refuerzo de seguridad. En un piso de convivencia un chaval es una especie de interno. Vive allí, pero entra y sale. Solo está obligado al cumplimiento de unos horarios, nada más".

Desprotegida

"Aquí" -continúa- "ha fallado todo. Todo. Y que esté una educadora con cuatro chavales, encima con ese perfil, sin ninguna protección, sin ninguna vigilancia, y sin ninguna medida de seguridad, me parece una auténtica barbaridad".

El menor de 14 años responde a las iniciales de D. G. P. y era, básicamente, agresivo en el entorno familiar. Agredió físicamente a su padre cuatro veces en mes y medio y le rompió la nariz. El de 15 años, J. J. G. tenía un perfil diferente. Se trataba de un delincuente habitual que había sido perseguido varias veces por la Policía incluso en coche, pues su especialidad era el hurto y el robo de vehículos.

En 48 horas de un mismo fin de semana había llegado a perpetrar la friolera de 37 delitos. También era violento. Había agredido a un compañero practicando balonmano y había amenazado a un profesor que le puso un cero. Su padre -un conocido cocinero extremeño- denunciaba tanto sus desapariciones como sus huidas.

Tres robos violentos

Ambos huyeron del piso en el que trabajaba Belén y permanecieron fugitivos casi una semana entera: desde el sábado 1 de marzo al viernes 6 de marzo. Fueron detenidos en Villafranca de los Barros a raíz de cometer varios delitos. En esos días perpetraron, al menos, tres robos con violencia. Dos de ellos asaltando a transeúntes a punta de navaja y un tercero en un bar de la localidad.

Fueron detenidos el viernes a las once de la noche por la Guardia Civil, los interrogaron y abrieron diligencias contra ellos. Los guardias dieron aviso a la Fiscalía, pero, por circunstancias desconocidas, no pasaron a disposición judicial. De madrugada, ya el sábado, los menores volvieron al piso de Badajoz. El domingo por la noche mataron a Belén y huyeron. Estaba previsto que tuvieran que declarar ante el juez el lunes por la mañana.

Calatayud conoce los hechos, e insiste: "Aquí ha fallado todo". Porque "que sea en fin de semana no quiere decir nada, porque en el fin de semana el fiscal de Menores está de guardia, y el juez está cubierto, bien por el juzgado de menores o por el de guardia. Porque, según la población, de cada cuatro juzgados uno es de menores, y si no tiene cuatro juzgados, se puede ir al de guardia".

El magistrado recuerda que "a mí no me ha tocado nunca un juez de instrucción un día de fiesta porque yo estuviese fuera. Yo, como juez de menores, si me ha tocado en Navidad, o en Año Nuevo, que me ha tocado, pues me he tenido que bajar a atender a mis chavales. Yo he estado pendiente de mi juzgado. Pero cada uno es cada uno. Aquí ha fallado todo. El sistema, y las personas. Y hay que mojarse. Pero mojarse todos, todas y todes. También los políticos".