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La Jungla / Social

El chocolate va camino de desaparecer en 40 años

En la Jungla. El chocolate es la ambrosía del mundo real. Quizá el riesgo de que se extinga el cacao sirva para concienciar a todos del peligro del cambio climático.

1 enero, 2018 20:53

Cuando todo va mal, comerse una barra entera de chocolate siempre consuela. Cuando todo va bien, comerse una barra entera de chocolate siempre es una buena manera de celebrarlo. El chocolate es una de las cosas favoritas de millones de humanos, por lo que esta noticia puede ser recibida con mayor pánico que la fusión de todos los casquetes polares: el cacao podría extinguirse para 2050.

La causa, como de tantos otros problemas, es el cambio climático. El cacao es una planta que crece únicamente en unas condiciones muy determinadas de temperatura y humedad. Lo hace en una franja tropical a unos 20 grados al norte del ecuador, donde el clima permanece relativamente constante a lo largo del año.

Sin embargo, tal y como informa Business Insider, el cambio en el clima global empujará esta zona en la que el cacao puede crecer a una zona montañosa a unos 300 metros de altura, actualmente reservada para la vida salvaje, lo cual amenaza seriamente la posibilidad de plantar cacao.

CRISPR al rescate

Sin embargo, no toda esperanza está perdida. Y es que el chocolate es un negocio multimillonario, con grandes multinacionales ganando cantidades absurdas de dinero gracias a tan delicioso manjar, y no se iban a quedar de brazos cruzados mientras se les extingue la gallina de los huevos de oro.

CRISPR es una prometedora técnica de edición genética, una de las grandes esperanzas de la medicina para poder curar una gran cantidad de enfermedades. Básicamente consiste en realizar pequeños cambios en el código genético. Esta es, también, la gran esperanza del chocolate.

Mars, por ejemplo, está colaborando con la Universidad de Berkeley para utilizar esta técnica para hacer de esta planta una criatura más resistente, capaz de crecer en climas más secos y más cálidos.

Todo sea por salvar una de las chuches favoritas del primer mundo.