La sanidad, un privilegio para unos pocos en Ghana: "Acuden al médico cuando ya están muy graves"
La clínica San Juan de Dios de Amrahia, a las afueras de la capital, presta un servicio gratuito de atención sanitaria que permite reducir la mortalidad.
24 julio, 2023 01:43Abrir la aplicación de Sanidad o simplemente coger el teléfono para llamar y solicitar una cita con nuestro médico de cabecera es un gesto común en este lado del mundo, en una sociedad como la española. Un gesto simple, al que estamos acostumbrados, pero que, sin embargo, es raro e inusual para las personas más humildes de países como Ghana.
“En África, como en la mayor parte del mundo, exceptuando gran parte de Europa y Canadá, la sanidad no es pública”, explica Gonzalo Sales, director de Juan Ciudad ONGD. Y, esto, en el continente más pobre del mundo —registra los 10 países más pobres del mundo y el 13% de la pobreza mundial— tiene un alto coste en vidas, sobre todo teniendo en cuenta la gran presencia de enfermedades como la malaria, la tuberculosis o el VIH.
En este sentido, la atención primaria desempeña un papel fundamental, ya que permite diagnosticar rápidamente enfermedades —que en muchos casos son curables— y darles tratamiento médico. “Simplemente con tener unas clínicas con la equipación necesaria para poder hacer diagnósticos, ya se puede reducir la mortalidad a unos niveles tremendos”, afirma Sales.
La clínica San Juan de Dios de Amrahia —a las afueras de Accra, la capital del país—, que logró una de las Ayudas a Proyectos Sociales de la Fundación Mutua Madrileña el año pasado, es uno de los proyectos que tiene esa aspiración: prevenir las muertes evitables en un lugar donde existe una gran carencia de servicios sociosanitarios.
“Es una de las regiones más pobladas de Acra [una urbe con más de dos millones de habitantes], pero cuando hablamos de necesidades sanitarias, hay muy pocas instalaciones”, lamenta Asensu Mensa, responsable de los proyectos de la oenegé en África.
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Una necesidad identificada
Este pequeño centro nació en 2011 con solo dos pequeñas habitaciones, pero no fue algo improvisado. Era algo que se había cocinado a fuego lento. “Normalmente, trabajamos sobre la base de un proceso ya organizado, porque lo que intentamos es estandarizar procesos, ser más eficientes; que los proyectos partan de necesidades bien identificadas”, asegura Ana Meyer, coordinadora de Proyectos en Juan Ciudad ONGD.
“Dicho mal y pronto, que cada vez sea menos una idea de bombero que se le ocurre a alguien y que sea producto de un largo proceso de reflexión y de identificación de problemas”, añade Meyer.
En este caso, se trataba de Amrahia, en el noroeste de la capital, una zona que tiene un alto índice de pobreza y pocas instalaciones sanitarias, lo que obligaba a las personas a realizar largas distancias para poder acceder a la atención sanitaria. En esta región, la tasa de mortalidad infantil es de 44,7 por 1.000, una cifra veinte veces más alta que en España.
Y aunque nació como un proyecto modesto, poco a poco, ha ido creciendo y convirtiéndose en una absoluta referencia en la zona, en una sanidad accesible para todos aquellos que lo necesitan.
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“Es un centro de salud especializado en maternidad. Nació como algo chiquitito, pero se ha ido ampliando por zonas: se añadieron las zonas de quirófanos, se mejoró el área de maternidad, la atención prenatal. Y lo último que hemos añadido es la atención primaria, que se desarrolló en conjunto con la Fundación Mutua Madrileña”, indica Meyer.
Según las cifras de la oenegé, atienden aproximadamente a 113.973 personas cada año, de las cuales el 49% son mujeres. “Ha habido un gran aumento de camas y pacientes”, asegura Mensa. Además, señalan desde la organización, también están implantando un programa de atención primaria y prenatal en las comunidades circundantes de la zona de Amrahia.
Un servicio de difícil acceso
“Nosotros atendemos gratis, ya que tenemos un convenio con el gobierno”, señala Sales. A este respecto, el director de la oenegé explica que el gobierno ghanés ofrece un seguro que cuesta unos 5 dólares anuales. Sin embargo, solo cubre una ínfima parte del coste de la atención: menos del 1% del total. El resto se cubre gracias a donaciones procedentes de España y otros países europeos.
En muchos países del África subsahariana, afirma el director, las personas tienen que destinar entre el 10 y el 20% de sus ingresos cada vez que acuden a consulta. Por eso, muchos no acuden por dolencias leves o cuando empiezan las dolencias, “que es donde puedes atajar la enfermedad”. Y, sin embargo, acuden cuando “ya están muy graves y la enfermedad ya les ha invadido”. Ese, para Sales, es el principal impacto de la falta de acceso a un servicio gratuito de atención médica.
Por ello, para Mensa, además de la atención médica, son fundamentales las diferentes campañas de educación que llevan a cabo sobre prevención y promoción de la salud para “evitar que las personas enfermen antes de llegar al médico”.
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Entre las diferentes campañas que llevan a cabo desde la clínica están la vacunación infantil, los controles para la detección de desnutrición o enfermedades infecciosas, así como la sensibilización y educación para adultos y estudiantes sobre temas como el cuidado del recién nacido y la prevención de enfermedades con una elevada mortalidad como la malaria.
Y es que estos servicios, afirma Sales, suponen una “mejora tanto para la calidad como para las expectativas de vida de la población”. En otras palabras, un acceso gratuito y universal a la sanidad permite que “las personas puedan vivir más y mejor”, concluye el director de la oenegé.