Castellanos, sí. Pero con sangre andaluza.
Valladolid vive su Feria y Fiestas en honor a la Virgen de San Lorenzo. No solo la capital pucelana está embebida en un jolgorio, también Boecillo, Portillo y otros municipios y ciudades como Salamanca, o el reciente San Antolín de Palencia.
A todas esas festividades les une la cultura, la tradición popular de una región con tan larga trayectoria histórica como es Castilla y León, que aunque en Parlamentos y barras de bar se debata sobre si la conjunción “y” es muestra de unión o desunión, en fiestas se olvidan tales controversias, pues solo es una semana o, en muchos caso, tres días escasos.
Pueblos, ciudades, sus bares y locales se suman a la fiebre del flamenco, al vermú con toque andaluz, a la merienda a base de rebujito y panceta, al repicar de cajón y palmas...
Charlo esta semana con Alfonso y Luis Miguel Olmedo (Valladolid, 1990 y 1992), dos hermanos vallisoletanos, vecinos de Zaratán, quienes aseguran que <
Les pregunto por su opinión sobre la masificación de conciertos flamencos y celebraciones de romerías en una Comunidad como la nuestra, rica en cultura y folklore, donde parece fomentarse mucho más lo foráneo que lo autóctono. <
Los dos hermanos se sienten con ganas, toman clases de canto para mejorar y crecer cada día, siempre acompañados por un guitarra y un cajón. Se quejan de la falta de ayudas por parte de instituciones para organizar y mantener este tipo de agrupaciones, <
Emprendedores en el mundo cultural, como Sal Gorda o La Keka, quienes les han ayudado en sus ensayos perfeccionando su música. Los hermanos Luismi y Fonsi, como les llama su entorno más cercano, son de la opinión de que han llegado para quedarse, quieren aportar su granito de arena a la cultura de este país, como jóvenes que son, y <
Les veremos por los escenarios.
Las castañuelas para otro día.