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Tordesillas anhela la esencia de su Toro de la Vega

11 septiembre, 2018 17:40

Los tordesillanos se quejan de haber perdido la esencia de su tradicional Toro de la Vega. Desde que en el año 2016 la Junta de Castilla y León prohibiera dar muerte al toro en el torneo, Tordesillas vive sus fiestas anhelando el regreso de la lucha entre el toro y el lancero en campo abierto.

"Tordesillas no se rinde" se leía en la pancarta que portaba una concentración previa a la suelta del toro, y es que los vecinos esperan que la justicia devuelva al pueblo su torneo. Lo que se celebra ahora es un encierro como otros tantos, lo que han denominado un 'Toro de la Vega' "descafeinado e insulso".

No es menos cierto que quien haya tenido ocasión de acudir al antes y el después de la prohibición, se habrá percatado de que la multitud que se congregaba en este municipio vallisoletano, superando las 40.000 personas, ahora se ha reducido considerablemente a vecinos de Tordesillas y de pueblos aledaños. También han desaparecido los polémicos enfrentamientos con los antitaurinos, quienes año tras año trataban de boicotear el torneo para evitar que el toro muriera alanceado (ahora lo matan tras terminar el festejo) y la tranquilidad reina en el ambiente.

En el encierro de este 2018 se ha producido algo inusual. A las 11 horas, el toro "Montañesa" ha salido del centro de la villa, calle San Antolín, ha atravesado el puente y a las 11:20 horas aproximadamente ya alcanzaba los límites donde en las ediciones del torneo se podía alancear al toro. Ese tiempo es el que solía durar el Toro de la Vega, hasta que lo mataba un caballista o un lancero a pie, menos de una hora, en cualquier caso. Ahora ya no es así, ya que al no darle muerte, Montañesa ha podido retornar a la villa del prado cuando ya nadie lo esperaba y allí ha permanecido entre los vecinos, anodinos y cansados, ante la pasividad del toro y la llegada de bueyes para dar por finalizado el encierro más de hora y media después.

"Nos robaron una parte muy importante de nuestras fiestas, ya no es lo que era", clamaba el manifiesto del Patronato del Toro de la Vega. Y lanzaban un mensaje polémico para los contrarios: "Hay que ser de mente muy estrecha o tener mucha imaginación para igualar a un caniche, un animal doméstico, con un toro bravo". A favor de la evolución o en contra de la tradición, lo que está claro es que hay un antes y un después en Tordesillas desde el año 2016.