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Tenerías, molino y abrevadero del río Tormes

30 septiembre, 2018 08:54

En un mundo tan célere y alocado como el actual apenas sobreviven los recuerdos que van más allá de un lustro. Ésa es la barrera que marca la pervivencia de la información en internet, pero hay otra mucho más valiosa que aún se atesora en álbumes de fotos escondidos en recónditos cajones, esos que ya apenas casi se ven en familia, y sobre todo, una información guardada a fuego en la memoria de quienes vivieron cada momento. NOTICIASCYL tiene en marcha una serie dominical que repasa la evolución de los barrios de Salamanca.

Hoy es el turno para Tenerías, ubicado entre la Vaguada, Rector Esperabé, el Puente de Enrique Estevan y el río Tormes. Nombre que alude a la curtiduría, el lugar donde se realiza el proceso que convierte las pieles de los animales en cuero. Y es que esta zona en la ribera del río siempre destacó por sus molinos a lo largo de los siglos.

Sin embargo, antiguamente era el barrio de Santiago, denominado así por la iglesia junto al Puente Romano. Un templo surgido a mediados del siglo XII por los mozárabes, posteriormente de advocación católica en la entrada a la ciudad para los peregrinos que transitaban por la vía de la Plata hacia el Camino de Santiago. Iglesia que nada tiene que ver en la actualidad con la original, pues fue reconstruida durante el Barroco y sobre todo retocada su estructura a mediados del siglo XX.

Junto a la iglesia se estructuraba un barrio del que nada queda ya en la ribera del Tormes junto al Puente Romano, lo que hoy es el paseo de Rector Esperabé. Entonces eran decenas las viviendas que se extendían a ambos lados de la calle. El ‘skyline’ de la capital charra era completamente diferente. El Jerusalén de Salamanca, destruido y reconstruido en función de los caprichos de la naturaleza. Afectado durante la Reconquista y la Guerra de la Independencia contra los franceses, pero sobre todo la noche del 26 de enero de 1626, el día de la riada de San Policarpo.

El desbordamiento del río provocó casi 150 muertes y destruyó un millar de viviendas, además de la destrucción total de la iglesia de San Lorenzo, cuyos escasos restos pueden verse en una vitrina junto a la Vaguada. Tal fue la crecida que el agua llegó hasta el convento de San Esteban. Incluso el Puente Romano padeció graves desperfectos y tuvo que ser restaurado en parte, en concreto cuatro arcos se hundieron completamente. Salamanca quedó incomunicada por el sur, pues era el único acceso a la ciudad, hasta que se reconstruyó el puente.

Desde la Edad Media esta parte de la ciudad era el granero que la abastecía, pero también su abrevadero para los animales. Los molinos se repartían por doquier a lo largo de la ribera, destacando la Aceña del Arrabal y su pesquera. Pasada la Guerra de la Independencia, el panorama de Tenerías era desolador. "De pronto, la imagen de una localidad decadente, perdida en el Oeste de España, empieza a interesar, a causa del enfrentamiento anglo-francés por la hegemonía de Europa", describe el historiador Conrad Kent.

Al llegar el siglo XIX y la revolución industrial, los antiguos molinos se transformaron en fábricas. La más conocida, Harinera El Sur. Pero el progreso fue dejando sin uso estos negocios, que comenzaron a ser pasto del olvido entre las ruinas. Algunos edificios han llegado hasta nuestros días, por ejemplo el actual Museo de Historia de la Automoción o el Casino del Tormes. El resto fueron derribados para dejar visible una ribera del Tormes con fines turísticos y medioambientales, favoreciendo una estampa del casco histórico de Salamanca que deja visible su antigua muralla para disfrute de charros y visitantes.

También permite una mejor visión de la Peña Celestina, donde antiguamente se levantó el alcázar de Salamanca, también estuvo el barrio judío y actualmente es parte del campus universitario, con la Facultad de Ciencias. El lugar de la Puerta de los Milagros, cuyo arroyo era considerado mágico, con aguas sanadoras, que curaban el mal de ojo, pero también un lugar temido, donde una leyenda aseguraba que allí moraba un fantasma. Porque el barrio Tenerías es el fiel reflejo de la evolución económica y social de la milenaria Salamanca.