Guillermo Simó posa en el comedor de Marieta

Guillermo Simó posa en el comedor de Marieta

Valladolid

El restaurante de Valladolid ganador del programa de Chicote cuenta lo que no se vio: “La realidad superó a la ficción”

EL ESPAÑOL Noticias de Castilla y León se sienta a la mesa con Guillermo Simo para saber más sobre Batallas de Restaurantes y cómo fue el día después: “Ha tenido más repercusión de lo que pensaba”.

Más información: El restaurante de Valladolid donde aparecieron cucarachas carga contra el programa de Chicote: “Es un show televisivo”

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Más de medio millón de espectadores vieron el pasado martes cómo la ciudad de Valladolid se convertía en la gran protagonista de la noche en LaSexta. Paseo Zorrilla, San Pablo, incluso una preciosa iglesia de Cabezón de Pisuerga se mostraron en pantalla. Aunque las estrellas de Batalla de Restaurantes fueron los cuatro establecimientos que participaron en el programa de Alberto Chicote.

Los cuatro, con diferentes conceptos gastronómicos, aspiraban a ser el mejor negocio de restauración y también el que mejor sopa castellana ofrecía en la carta. Al final, fue La Marieta, en el barrio de Villa del Prado, el que se llevó los 10.000 euros del premio en un programa, el último de la temporada, lleno de tiranteces, acusaciones e invitados sorpresas.

EL ESPAÑOL Noticias de Castilla y León te fue adelantando todo lo que iba a pasar en el programa, y ahora, se sienta a la mesa del restaurante ganador para contar el día después y para que su dueño, Guillermo Simo, nos cuenta lo que se vio y, sobre todo, lo que no se vio del programa.

“Ha tenido más repercusión de lo que pensaba, porque con todo lo que pasó, ha sido un poco carne de memes”, arranca la conversación vespertina en el establecimiento. Una vez visto el programa entero, Guiller cree que la experiencia ha sido “positiva”, entre otras cosas porque “nosotros hemos salido bien parados”. Otros no pueden decir lo mismo.

El objetivo de Marieta era darse a conocer porque “estábamos recién arrancados” y deja claro que nunca fue con la idea de ganar, solo de “dar una buena imagen y dejar constancia de que hacemos las cosas bien”.

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Sin embargo, al final es televisión y show, y a veces siempre está esa duda de la línea delgada entre me beneficia o si es algo en contra del restaurante. Algo que Guiller tenía claro. “Siempre pensaba que en este tipo de programas hay algo de postureo, y hay algunos comportamientos de mis rivales que no he entendido, al final creo que hemos ganado porque hemos sido los más reales y auténticos, ha ganado la persona”.

Son muchos los clientes que han pasado ya por la plaza Juan Pablo II para preguntar cuestiones sobre el programa. Y la cuestión más demandada es: ¿es todo verdad lo que sale? ¿está guionizado? Guiller no duda. “La realidad siempre supera la ficción y no, no había nada guionizado”.

Guillermo Simó posa sonriente en su establecimiento

Guillermo Simó posa sonriente en su establecimiento

Este vallisoletano de 38 años reconoce que previamente los guionistas dan unas nociones de lo que suele gustar más a los espectadores, “pero al final te dejan ser libres y actúas como tú quieres. El que quiere ser cañero, lo es; el que quiere ser estratega, lo es. El que se deja influenciar y quiere saltar como una escopeta, lo hace, pero todo sabiendo que eres tú quien decide”.

¿Se limpia antes? ¿Tienes que dejarlo sucio? Son más preguntas que se hacen los espectadores. Pues Guiller contesta a todo. “Nada, te dicen un día antes que van a ir a grabar y tú lo dejas como quieres. Por eso me cuesta creer algunas cosas que luego vi”, argumenta. En su caso, el veredicto de sus compañeros fue rotundo con su cocina: “Estaba impecable”.

Uno de los momentos que más ha impactado dentro del programa es cuando en el restaurante Los Charros aparecieron cucarachas, algo a lo que Simo no dio crédito. “Si las cosas salen sucias es porque estaban sucias, no hay más. Si aparecen bichos es porque los hay”, sentencia.

No obstante, saca la cara por Santi que lleva más de 25 años en el sector. “Estoy valorando dos horas que yo he ido y han tenido la mala suerte. Y eso es una faena muy gorda, pero claro, yo tengo que valorar eso, pero cuando aparecieron pensé ‘vaya putada’”.

El premio son 10.000 euros, y aunque todavía no lo ha cobrado, ya anuncia que será para seguir invirtiendo en el local, afirma este padre de dos niños (y un tercero en camino), “el motor de su vida” y que es doctor en Microbiología. Además, compagina la hostelería con la enseñanza universitaria.

El programa lo ganó con claridad, con mucha diferencia sobre el resto de los restaurantes. “Honestamente creo que éramos los mejores. Aunque no creo que sea un programa que mide estrictamente la calidad gastronómica porque no vota solo Chicote, no vota una persona ajena. Al final estamos votando cuatro personas que tenemos un interés en un premio y entonces deja de ser objetivo”, explica.

Es todo un día de grabación y muchas escenas se quedan en el olvido. Por eso, lamenta que en el programa no se vieran algunas situaciones que reflejan más la forma de ser de Marieta y de él mismo. “Al final salió poco de mi comida y más de la bronca y de las críticas. Es un programa que a veces se critica por criticar y al final pensé, vaya imagen de cañero que ha salido, cuando yo no soy así”.

Reconoce que en algunas secuencias se corta el orden cronológico y eso hace que se saquen de contexto. Por ejemplo, cuando le preguntan qué espera de las sopas de ajo de su compañero Santiago, de Los Charros. “Al no poner lo anterior se saca de contexto y parece que yo estoy criticando que tenga aceite cuando realmente estaba intentando echarle un capote a Santi. Yo sé que eso es un reality y sé que va a pasar”.

¿Cómo surgió?

La idea de surgir en el programa no fue suya, fue la productora la que se puso en contacto con ellos, al igual que hizo con muchos otros restaurantes, según ha podido saber este medio. Acababan de vender el Fantoche, también en Villa del Prado, y ahora la idea era arrancar el proyecto de Marieta (antes Manila).

Tras unas cuantas entrevistas telefónicas, Guillermo dio con el perfil adecuado. Eso sí, los plazos se echaron encima porque estaban montando todo. “De hecho cuando vino el programa todavía no teníamos ni gas”, recuerda. “Nos pillaron muy, muy, muy en bragas. No teníamos ni carta de vino”.

Algo que dejó claro a la productora. Abrió el 27 de noviembre y la grabación se produjo el 1 de diciembre.

Esta cuestión es algo que fue criticado tanto por parte de una participante, Arancha, como por las redes sociales. “Es verdad que no es un restaurante al uso, pero ahora está ya más preparado”. Era consciente de que “era un mal momento” incluso que daría ventaja a sus rivales, sin embargo, no supieron aprovecharla.

Y eso que reconoce que el servicio que se ofreció no fue bueno. “Hay nervios, mucha gente en la cocina que no te permite hacer bien tu trabajo. En el comedor había 15 personas, con grandes focos, y eso te pone muy nervioso”.

Valoración de sus rivales

Al igual que hace Chicote al terminar el programa. Le pedimos que haga una valoración de sus rivales en la noche del programa. Sobre Los Charros piensa que “es mucho mejor de lo que yo he visto”. De Hasta La Peineta, donde tuvo un duro choque con Alex López, afirma que “el problema fue la actitud con la que entró Álex al programa, que yo creo que le ha perjudicado más. No le conozco, pero yo no creo que ese sea su forma de ser. Parecía siempre como que había una rencilla personal, criticándolo todo”. Finalmente, del Qué Hierva, “creo que es otro tipo de negocio y le queda un poquito también para aprender”.

La relación con la hostelería de Guillermo viene de lejos. Junto a sus socios ha sido dueño de bares míticos de la ciudad como El Circle o La Embajada. Ahora mantienen Origen en Huerta del Rey, el Mestizo y el ya famoso Marieta. “Somos inquietos, no nos gusta estancarnos”.

Ahora, tras salir en el programa de Chicote, es consciente de que hay que aprovechar el tirón mediático, “eso me dice la gente que lleva mis redes sociales, pero soy poco dado, aunque me han puesto deberes”, bromea. Por ejemplo, un vídeo explicando cómo saber diferenciar el atún rojo, que tanto juego dio en el programa.

Guiller posa para EL ESPAÑOL

Guiller posa para EL ESPAÑOL

Ya sin cámaras de por medio, sin presión ni Alberto Chicote de juez, es el momento de disfrutar de una comida en Marieta. La recomendación que nos hace es un menú del día con una gran “relación calidad-precio, muy poco usual”. La intención es que seamos un sitio “fácil de picar”. Así, nos recomienda el atún rojo, un costillar a baja temperatura y croquetas. Y todo ello regado con buenos vinos, “yo vengo del mundo de la enología y queremos dar un buen servicio en esto”, apunta.

Así es Chicote

¿Cómo fue la experiencia con Chicote? “Bien, pero es cierto que es un formato en el que apenas podemos interactuar con él, pero lo que pude estar con él muy majo, además es una persona que admiro”. Reconoce que la presencia del cocinero en la mesa no le intimidó, “fue muy natural”. Al final sí pudieron hablar y se han emplazado a una quedada en Madrid.

Otro aspecto que no salió en el programa y que quiere destacar es el vino en relación al precio. “Recibí quejas del precio del servicio, pero claro, en las imágenes no sale que aquí se bebió un Malleolus y un Verdejo. Cuando sale la cuenta y son 210 euros…pero aquí se bebieron vinos buenos, en otros sitios, no”.

Pedimos ya la cuenta. ¿Volverías a repetir la experiencia? “Este tipo de programas tiene un riesgo muy elevado. Pero pensando en mi carácter y si sabes que trabajas bien, sí, volvería. Si tuviera otro tipo, no, no hay nada que ganar”.