La obesidad es una de las enfermedades más complejas a las que se ha enfrentado la medicina hasta el día de hoy. No se trata tan solo de una fórmula matemática donde se debe "gastar más de lo que se consume" para perder peso, sino de llegar a desarrollar un completo estilo de vida saludable cuando, a pesar de todos los avances, no lo entendemos totalmente.
Así, existen algunas sustancias químicas que han demostrado ser "obesogénas", es decir, que pueden contribuir en mayor o menor medida al riesgo de desarrollar obesidad. Por ejemplo, vivir en un ambiente obesógénico, es decir, tener un acceso más fácil a alimentos ultraprocesados en lugar de a alimentos frescos, daría lugar a un efecto "contagioso" de la obesidad.
Por otro lado, algunos estudios afirman que el uso de sartenes antiadherentes también podría contribuir en el proceso. Finalmente, la alteración de una serie de hormonas que colaboran en el metabolismo humano, de diversas y complejas formas, también colaboraría en el desarrollo de esta enfermedad.
Así lo reafirma, una vez más, una reciente investigación presentada en la reunión de la Sociedad Europea de Endocrinología de 2018 celebrada en Barcelona: el contacto con compuestos químicos obesógenos contribuye en gran medida al riesgo de la enfermedad, según la Dra. Ana Catarina Sousa y sus colegas de la Universidad de Aveiro y Beira Interior de Portugal.
¿Dónde se encuentran estos obesógenos?
Según la Dra. Sousa y sus colegas, los obesógenos pueden reprogramar el funcionamiento celular de dos formas. Por un lado, pueden promover el acúmulo de grasa aumentando la cantidad y/o el tamaño de las células grasas o adipocitos, además de colaborar en el aumento del apetito. Por otro lado, pueden afectar a la capacidad del organismo para quemar calorías, obstaculizando así la pérdida de grasa mediante la dieta, la realización de ejercicio, o ambos.
Además, Sousa afirma que los obesógenos "pueden encontrarse en casi cualquier parte", y precisamente la dieta es una de las fuentes principales de exposición, ya que algunos pesticidas y edulcorantes artificiales también podrían funcionar de obesógenos. Asimismo, también estarían presentes en plásticos y productos domésticos, por lo que reducir total y absolutamente la exposición a los mismos es extremadamente difícil, pero al menos disminuir la exposición es relativamente simple, siempre y cuando se conozcan los orígenes de los mismos.
Según este nuevo trabajo, estas fuentes de exposición serían principalmente la dieta, el polvo doméstico y productos cotidianos de limpieza, cocina o sustancias cosméticas. Destacaría entre todos ellos el tributilestaño, una sustancia química moderadamente tóxica, junto al cadmio, un metal que se encuentra en el medio ambiente y también en algunos productos alimenticios, el cual habría demostrado tener relación con ciertos tipos de cáncer.
Siete consejos para evitarlos
Para finalizar, la Dra. Sousa y sus colegas han realizado algunas recomendaciones específicas en su nuevo trabajo para disminuir todo lo posible la exposición a estas sustancias obesógenas:
1. Los alimentos frescos deben ser el pilar de la dieta, evitando en lo posible los alimentos procesados y sobre todo los ultraprocesados, es decir, aquellos alimentos con una enorme lista de ingredientes en su etiquetado. A mayor número de ingredientes, mayor riesgo existe de que se encuentren obesógenos, según los investigadores.
2. Aspirar y limpiar el polvo del hogar con frecuencia usando paños húmedos, dado que el polvo doméstico también ha demostrado contener obesógenos.
3. Minimizar el uso de alfombras, ya que estas también tienden a acumular polvo.
4. Asimismo, también se aconseja quitarse los zapatos nada más llegar a casa, con el objetivo de evitar la propagación de contaminantes que puedan haberse acumulado en la suela de los mismos.
5. Si se usa plástico, debe disminuirse dicho uso, sobre todo si se encuentra en contacto con alimentos para almacenarlos o calentarlos. Como alternativas, los investigadores abogan por el uso de vidrio o aluminio.
6. En cuanto a los pesticidas, los investigadores aconsejan comprar frutas y verduras ecológicas, y también comprar productos locales libres de pesticidas. Sin embargo, no son pocos los estudios que han desdeñado la idea de que el uso actual de pesticidas pueda entrañar peligro alguno para el ser humano.
7. Finalmente, los investigadores también aconsejan el uso de productos de limpieza sin obesógenos. La lista, sin embargo, está aún por desarrollar.
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