
Pescaderías Coruñesas en el n.º 5 de la calle Recoletos, finales de la década de 1920.
Por qué Madrid es considerado el mejor puerto del país: el origen de una expresión
Aunque Madrid carece de mar, su poder económico y logístico, junto con el trazado de rutas de los arrieros maragatos, han hecho posible la paradoja de convertir a la capital en puerto clave para la distribución de productos.
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Madrid no tiene costa, ni puerto, ni brisa marina. Y, sin embargo, estamos acostumbrados a escuchar como es considerado “el mejor puerto del país”. No se trata de un eslogan publicitario ni de una exageración poética, sino de una realidad que tiene su origen en siglos de historia, tradición comercial y una infraestructura de abastecimiento sin precedentes.
Hoy, la capital de España no solo es el epicentro del consumo de pescado y marisco en la península, sino también la segunda lonja más grande del mundo después de la de Tokio. Y esto se debe en gran parte a los arrieros maragatos, que "consiguieron que en el siglo XIX los madrileños pudieran comer pescado fresco, convirtiendo a Madrid en el mejor puerto del país".
Así lo cuentan las páginas de Agallas (Planeta Gastro), el libro que narra la historia de Pescaderías Coruñesas y se presenta como una valiosa fuente de conocimiento que se pone en valor junto con la figura de los arrieros maragatos.
Un romance con el mar que comenzó en los caminos
Como bien explica el libro, Para entender cómo Madrid se convirtió en la capital del pescado sin tener mar, es necesario remontarse al siglo XVIII y al papel fundamental que jugaron los maragatos, una comunidad de comerciantes y arrieros de la región de la Maragatería (León).

Aquilino Pastor, virtuoso tamboritero maragato nacido a finales del siglo XIX.
En una época sin trenes ni refrigeración moderna, estos emprendedores recorrieron durante generaciones los caminos polvorientos entre los puertos del norte y Madrid, transportando el pescado fresco en carros tirados por bueyes y mulas. Para conservar el producto durante los largos viajes, construyeron pozos de nieve que mantenían el pescado en condiciones óptimas hasta llegar a la capital.
El esfuerzo de estos pioneros convirtió a Madrid en un mercado estratégico para el comercio de pescado, una actividad que con la llegada del ferrocarril en el siglo XIX se intensificó aún más. La inauguración del Mercado de los Mostenses, en 1875, marcó un punto de inflexión: este se convirtió en el gran centro de distribución de pescado en la ciudad, gracias a su proximidad a la Estación del Norte, por donde llegaban los productos del Cantábrico y Galicia.
Si en el siglo XIX el Mercado de los Mostenses fue clave, hoy ese papel lo desempeña Mercamadrid, la mayor plataforma de distribución de productos frescos en España y la segunda lonja de pescado más importante del mundo después de la de Tokio. Con más de 172.000 toneladas de pescado comercializadas anualmente y una superficie de 33.000 metros cuadrados dedicada exclusivamente a este producto, la capital se ha consolidado como el epicentro de la distribución de pescado en el país.
El impacto de esta eficiente red de distribución no solo se percibe en los mercados mayoristas, sino también en la restauración. Prueba de ello es Desde 1911, un restaurante impulsado por el Grupo Pescaderías Coruñesas, que reinterpreta la tradición de los maragatos con una propuesta gastronómica basada en la excelencia del producto más fresco.

El lenguado (Solea solea) con el que trabajan en Pescaderías Coruñesas.
La carta varía diariamente según la oferta de las lonjas, demostrando que en Madrid se puede degustar pescado y marisco con la misma calidad que en cualquier puerto costero. Una filosofía a la que se aferra la familia García Aspiroz para honrar el legado de sus antepasados arrieros maragatos.
Era 1950 cuando Evaristo García, con diecisiete años repartía pescado con su primo Benigno. "Da la casualidad de que el edificio de detrás acogerá el proyecto “Madrid Teatro” en la plaza de Canalejas" cuentan desde Pescaderías Coruñesas sobre la esquina por la que Evaristo pasaba cada día, después de que el pasado 28 de enero el Ayuntamiento de Madrid aprobara su propuesta: un teatro-espectáculo con más de 800 localidades unido a un hotel de lujo de 68 habitaciones gestionado por UMusic Hotels.

Benigno y Evaristo, de Pescaderías Coruñesas, con cestas al hombro en 1950.
Madrid no tiene mar, pero su relación con el pescado y el marisco es tan intensa como la de muchas otras ciudades costeras. Por eso, cuando alguien dice que Madrid es “el mejor puerto de España”, no hay ironía ni exageración: es simplemente una verdad que su historia y su gastronomía confirman cada día.