El corazón y la racionalidad se enfrentan estos días en casa Mercedes ante la difícil decisión de fichar al piloto adecuado que defienda junto (y contra) Lewis Hamilton el imperio de la estrella a tres puntas. Al corazón de Toto Wolff se opone la racionalidad que caracteriza a Niki Lauda, quien además no es un gran fan de Fernando Alonso. Precisamente uno de los grandes obstáculos para que el sueño de millones de aficionados se hiciera realidad con el fichaje del asturiano por Mercedes viene precisamente de Stuttgart y el sur de Northamptonshire, donde se ubica la sede del equipo de F1.
El corazón de Toto Wolff, máximo responsable del equipo, quiere a un piloto de pura raza que sea capaz de plantar cara desde lo más alto al talento indomable de Lewis Hamilton. A Wolff le fascina la idea de tener a un piloto como Fernando Alonso, capaz de exprimir el potencial de las balas de plata mas allá del límite del monoplaza. Y desde Mercedes han descartado a Sebastian Vettel ante la imposibilidad de robárselo a Ferrari. El alemán encajaría a la perfección en el equipo de su país, pero la opción no ha sido más que un sueño.
¿Austriacos para un volante alemán?
Aunque a día de hoy están sobre la mesa de Toto Wolff y Niki Lauda los currículos de Valtteri Bottas y Pascal Wehrlein, desde Brackley aún no han cerrado la puerta oficialmente a Fernando Alonso. Mientras que muchos piensan que el mayor muro a derribar para vestir al campeón español de plata es el contrato que lo vincula a McLaren-Honda, este no es más que la primera barrera que precede al foso que desde el interior de Mercedes se ha creado ante la idea de la llegada del español al equipo.
El obstáculo de Alonso en Mercedes es la propia Mercedes. Fernando Alonso garantiza resultados y la máxima prestación sobre cualquier pista del mundial, pero para algunos el asturiano también supone problemas potenciales que en su día ya hicieron daño al equipo con el que sobre el papel podría luchar por su sueño de proclamarse de nuevo campeón del mundo.
Cuando en 2007 Fernando Alonso se topó en McLaren con el recién llegado Lewis Hamilton, no se podía imaginar la guerra abierta que le llevaría a abandonar el equipo de Woking, renunciar a un Mundial que estaba en sus manos y acabar de paso con la imagen de un equipo como McLaren, eliminado del Mundial y sancionado con 100 millones de dólares por copiar a Ferrari.
Venganza en plato frío
Por aquel entonces Mercedes sufrió en silencio las consecuencias de una humillación protagonizada por McLaren al tiempo que, como Alonso, se despedía de un Mundial que tenían en la mano. Durante años la escudería alemana confió en McLaren para volver a ser campeón del mundo, y a punto estuvo de quedarse con el equipo de Woking si no hubiera sido por la arrogancia de un Ron Dennis que nunca quiso perder el control de su criatura.
El lamentable espectáculo de Alonso, Hamilton, Dennis y los ladrones de planos de su equipo no gustó en Stuttgart, donde la imagen de la marca Mercedes se cuida desde que hace más de cien años crearan el primer automóvil de la historia. Diez años más tarde los alemanes aún no se han olvidado del daño causado, que se une a los resquemores que surgen desde el polo tecnológico teutón en el corazón de Reino Unido.
El ingeniero defenestrado en la era Alonso
Aldo Costa, ingeniero jefe de Mercedes, ha visitado estos días su país natal para asistir a la tradicional fiesta de los Cacos de Oro que la revista Autosprint celebra al final de cada temporada (y de paso visitar el Motor Show de Bologna).
El italiano es uno de los máximos responsables del dominio aplastante de Mercedes en la era híbrida. Defenestrado por Ferrari en 2011 como chivo expiatorio por la falta de competitividad del Ferrari 150º Italia para dar paso a técnicos como Pat Fry por los apostaba Fernando Alonso, ahora muestra con orgullo el poderío del W07 que ha ganado todas las carreras de 2016, menos dos, en el salón de Bologna.
Dentro del grupo de ingenieros de Mercedes que dirige Costa como director técnico corre un sentimiento positivo hacia el piloto probador del equipo, Pascal Wehrlein. Wehrlein es alemán, ha sido tutelado por el equipo de la estrella en su carrera y cuenta con un año de experiencia de Fórmula 1 y muchas horas en el simulador, trabajando codo con codo con los ingenieros del equipo.
Toto Wolff, por el momento, ha congelado las negociaciones que debían llevar a Wehrlein al equipo Sauber en 2017. La opción de ascender al piloto de casa al primer equipo está respaldada por muchos ‘aliados’ dentro del equipo, no supone enfrentarse a terceros en una guerra de contratos e intereses y saldría a coste cero comparado con los millones que seguramente Williams pediría a cambio de Bottas.
Fernando Alonso tendrá que luchar una vez en su carrera contra los fantasmas de sus acciones del pasado si quiere abandonar el proyecto de su vida en McLaren-Honda por la posibilidad de subirse al coche por el que todos siguen apostando para la nueva y revolucionaria Fórmula 1 de 2017.