En mitad de su primer partido en el torneo de Roma, Rafael Nadal se fue corriendo a cruzar la red para ver qué le pasaba a Nicolás Almagro, que se quedó clavado en su rodilla izquierda tras pegar una derecha y se marchó al banquillo acompañado del mallorquín, donde llevó las manos a la cabeza y estuvo resoplando durante varios minutos antes de tomar la decisión de retirarse y dejar al campeón de 14 grandes clasificado para los octavos de final (3-0 y abandono), que peleará este jueves contra Jack Sock, vencedor 6-4, 3-6 y 7-6 de Jiri Vesely. [Narración y estadísticas]
“Salgo de la pista con una sensación desagradable porque un compañero ha sufrido una lesión que podría ser complicada, aunque espero que no”, dijo Nadal tras la victoria, la número 50 que consigue en Roma. “La forma de lesionarse ha sido peligrosa. Ojalá que las noticias sean mejores de lo que parecen en este momento”, añadió el balear. “He jugado solo tres juegos y hasta ese instante lo estaba haciendo bien, pero la realidad es que cuando pasa algo así lo demás no importa”, cerró el número cuatro mundial.
“Siempre te sabe mal cuando a un rival le pasa a eso, y más si es un español, un conocido de toda la vida de Rafael”, le siguió Toni Nadal, tío y entrenador del mallorquín. “Ha sido una pena. No sabemos si es un poco grave o no y no sé lo que tiene Almagro, pero está claro que no pintaba muy bien”.
Decidido a desarmar a su rival desde el comienzo, Nadal peleó con fiereza el primer juego al saque del número 73 durante más de 10 minutos, hasta que consiguió el break y se desató en el marcador (3-0). Almagro, un tenista peligroso que tuvo ganado a Djokovic hace unos días en Madrid (mandaba 3-0 en el parcial decisivo), produjo algunos tiros bellísimos que el balear contrarrestó con un juego profundo inmaculado, el mismo que le llevó a conquistar el título hace dos días en Madrid.
El cruce, que prometía ofrecer un interesante tira y afloja entre dos especialistas de tierra, quedó en nada tras el mal apoyo de Almagro, con dificultades para andar e incapaz de mantenerse en pie después de añadir una nueva lesión a su historial médico, que desgraciadamente es muy abultado.
Así, y mientras el murciano caminaba hacia los vestuarios vendado como una momia y cojeando, Nadal se quedaba en la pista central entrenando durante media hora, intentando llevarse algo de ritmo y sensaciones para su encuentro de octavos de final, que será su verdadero estreno en Roma.
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