“¡No puedo moverme!”. La respuesta de Fabio Fognini a la confesión de Andy Murray llegó de inmediato: tres dejadas casi seguidas en el partido que los dos jugaron el martes por la noche en la segunda ronda del torneo de Roma, y que el italiano ganó (6-2 y 6-4) para agravar la crisis del número uno mundial, en caída libre desde hace muchas semanas, con la brújula destrozada y sin tener la forma de arreglarla, al menos por ahora. “Estoy feliz porque Roma ha podido ver al verdadero Fognini en la pista”, celebró el vencedor tras una exhibición de talento, mientras el vencido se marchaba a la primera sin poder defender su título (se lo ganó a Novak Djokovic en 2016), con la cabeza enterrada entre los hombros y la mirada perdida. No es para menos: Murray está metido en un buen problema.
“Sentí que después de Barcelona podría empezar a jugar mejor, pero las dos últimas semanas no han sido tan buenas como Montecarlo y Barcelona”, explicó el británico, eliminado en octavos de Madrid por Borna Coric y en su debut en Roma contra Fognini, en ambos partidos sin ganar un set. “Las dos últimas semanas han sido una lucha, lejos de donde me gustaría estar”, siguió el campeón de tres grandes, que solo ha ganado Dubái este año. “No estoy jugando bien, eso es todo. Necesito averiguar qué me ocurre y tratar de solucionarlo”.
El tiempo apremia a Murray. De los 1960 puntos que defendía antes de Roland Garros, el británico se ha dejado 1555 por el camino, una broma comparado con lo que tiene por delante desde ya mismo. El número uno protege la final de Roland Garros (1200) y los títulos de Queen’s (500) y Wimbledon (2000), donde además pondrá a prueba su candidatura a la victoria final, que hasta hace poco le pertenecía en esos escenarios de la máxima exigencia.
“Tengo que darle la vuelta a esta situación rápidamente porque hay algunos torneos importantes a la vuelta de la esquina”, avisó el británico. “Sinceramente, no creo que lo que me está pasando tenga nada que ver con ser número uno. No es una excusa. He estado en las primeras posiciones del ranking durante 10 años”, recordó Murray, que el pasado mes de noviembre le arrebató a Djokovic el trono del circuito. “Al principio del año jugué muy bien. Quizás, no fueron tres torneos perfectos, pero llegué a la final en Doha, tuve una derrota dura en Australia con Zverev y gané Dubái. Ahora tengo que mejorar y debo hacerlo pronto”, se despidió el número uno, que el miércoles se montó en un avión de vuelta a casa antes de viajar a París para preparar Roland Garros.
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