París (enviado especial)

“Buen trabajo. Estoy muy impresionada por el juego de Jelena”. La felicitación es de Martina Navratilova, ex número uno del mundo y campeona de 18 grandes, para Anabel Medina (Valencia, España; 1982) y llega justo antes de que la valenciana afronte el partido más importante de su corta carrera como entrenadora.

Este jueves al mediodía, Medina se sentará en la grada de la Philippe Chatrier para ver cómo Jelena Ostapenko pelea por el pase a la final de Roland Garros contra la suiza Bacsinszky en un encuentro de los que cambian el rumbo de una carrera. Antes, habló con este periódico sobre libretas que ya no están, resultados inesperados y el peligro de perderse que tiene su jugadora tras un torneo tan espectacular.

En Dubái, se llevó bolígrafo y cuaderno a un partido de Silvia Soler y lo fue anotando todo. ¿Sigue apuntando las cosas a mano?

No, esta semana no.

¿Por?

Lo tengo todo en la cabeza.

Muchos ya la señalan como candidata a entrenadora del año.

Es como todo. Los buenos resultados hacen que la gente te valore más. Si Jelena no hiciera buenos resultados, Medina sería muy mala. Y ahora que los hace tampoco soy una gurú del tenis. Yo estoy intentando trabajar y aprender mucho. Sé que un día estás arriba y otro abajo.

Me hizo mucha ilusión la victoria ante Wozniacki. Igual lo puedo comparar a ganar un torneo pequeño. Son los cuartos de final de un Grand Slam. Al final, hay un trabajo detrás. Yo me he involucrado al máximo y ver que los resultados salen es muy satisfactorio. Notaba una progresión desde que empezamos en Stuttgart, pero ha venido todo muy rápido. Es obvio que el resultado ha llegado pronto y ha salido en un Grand Slam, en el mejor momento posible. En Stuttgart me dijo que no le gustaba la tierra y luego ha ido haciendo su caminito en esta superficie, hasta llegar aquí a las semifinales.

Sé que un día estás arriba y otro estás abajo

Sus rivales decían que usted leía el juego como nadie.

Me faltaba sufrir menos en la pista para poder desarrollar mi juego. La tensión me quitaba movilidad, me cansaba mucho más… Desde fuera se ve todo mejor. Y luego tienes más tranquilidad para transmitírselo a la jugadora. Nosotras nos sentamos antes de cada partido y preparamos la táctica, pero ella también es muy instintiva. Con Wozniacki, por ejemplo, salió de una interrupción por lluvia y empezó a hacerme muchas preguntas, era demasiada información acumulada. Le dije el plan a seguir, pero que jugase con sus sensaciones, que fuese a por lo que sentía. No hay que encerrarla en una táctica pura y dura.

¿Se parece en algo a Ostapenko?

Yo con 19 años estaba en octavos del Abierto de Australia, que fue cuando me lesioné, pero a nivel de juego no tenemos nada que ver. Ella es muchísimo más agresiva. Yo preparaba el punto, generaba las jugadas, las oportunidades… Ostapenko es más directa. Lo que está haciendo ella es lo que todas las jugadoras quieren conseguir, pero en mi época intentábamos luchar con lo que teníamos. El tenis de Jelena es el que se lleva ahora: pegarle fuerte a la pelota es la moda.

Ostapenko, golpeando una derecha en Roland Garros. Pascal Rossignol Reuters

Se ha criado deportivamente al abrigo de su madre. ¿Cuánto hay de ella en la jugadora que hoy está a su cargo?

Todo. Ha viajado toda la vida con ella y ha sido su entrenadora. El trabajo que han hecho juntas es espectacular. Jelena me ha enseñado vídeos de la pista en la que jugaba de pequeña y era de parqué… Eso te hace entender un poco su forma de jugar. Haber crecido en una pista de parqué hace que ahora esté encantada con todas las bolas que le vienen rápidas. Es como si le tiraran un balón de fútbol.

Pegarle fuerte a la pelota es la moda

¿Quién le pega más fuerte a la bola en el circuito?

No muchas, pero hay que diferenciar aquí entre el golpe ganador y la intensidad de la bola. Como potencia de tiro hay jugadoras que le pegan muy fuerte: Serena, Kvitova o Sharapova tienen un nivel como el de Ostapenko, o un poco mayor. En un peloteo normal no hay muchas que sean capaces de tener la consistencia de Jelena. Ella tiene una genética muy buena. Por ejemplo, en el caso de Muguruza son palancas y en el de Ostapenko es pura potencia, una fuerza natural muy bestia.

¿Depender siempre de ella no es un problema?

Es como cuando dicen que Serena Williams gana cuando quiere. Ojalá ese sea el problema de Ostapenko. Lo hemos hablado, el resultado depende mucho de lo que ella haga en la pista. Tiene una intensidad de bola muy elevada. Su nivel medio de potencia es como el nivel medio de muchas otras. Lo bueno de su juego es que depende de ella, no de lo que haga la contraria. Ostapenko es muy buena, pero además se lo cree. Es algo común en las buenas. Las mejores siempre creen que son muy buenas. Wozniacki con 19 años estaba número uno del mundo, Bencic a esa edad ya era top-10… Prefiero que peque de ser muy buena y luego tener que llevarla por buen camino a que no se lo crea porque eso le genera más inseguridad.

Ostapenko es muy buena, pero además se lo cree

Dígame la verdad, ¿se imaginaba unas semifinales en Roland Garros?

No, no era imaginable. Todo el mundo sabe el potencial que tiene Ostapenko, pero es joven, tiene que seguir madurando y trabajar muchas cosas. Puede hacer buenos resultados en torneos grandes, pero las semifinales de Roland Garros son una sorpresa. En este torneo está haciendo todo lo que necesita hacer para dar el salto. Una de las cosas que le pedimos es que consiga estar concentrada todo el partido, que no se disipe en la pista, que se centre en mirar la pelota y en hacer su juego. Aquí lo ha hecho todos los días que ha jugado.

Aunque pierda, saldrá de París acariciando el top-20. ¿Qué hay que hacer para que no se pierda de aquí en adelante?

Es algo que llevo pensando desde que le ganó a Wozniacki. Unas semifinales de Grand Slam van a generar muchas expectativas sobre su figura. Va a tener que empezar a convivir con el hecho de ser una de las 25 mejores del mundo, con ser cabeza de serie en algunos torneos… Creo que debe empezar cada torneo como si no hubiera hecho nada. Hay ejemplos de muchas jugadoras a las que les ha pasado factura y hay que prepararla para que no le pase lo mismo a ella.

Ostapenko, tras vencer a Wozniacki en cuartos de final. Etienne Laurent Efe

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