“La hierba es para las vacas”. La frase, que pronunció por primera vez Manolo Santana y que luego hicieron suya un nutrido grupo de españoles, ha ido perdiendo sentido con el paso del tiempo. La victoria de Garbiñe Muguruza ante Venus Williams en la final de Wimbledon terminó de destruir cualquier mito pasado: el tenis español también colecciona triunfos en césped.
MANOLO SANTANA, 1966
Las primeras barreras cayeron de la mano de Santana, que al derrotar 6-4, 11-9 y 6-4 a Dennis Ralston en 1966 abrió camino para el tenis español al demostrar que la hierba no era una superficie imposible, ni mucho menos. Fue una victoria que cambió para siempre los libros de historia.
“El tenis en aquella época estaba dominado por los anglosajones”, explicó Santana en una entrevista con este periódico, cuando se cumplieron 50 años de su triunfo. “Por eso, tomé una decisión que a la larga fue acertada: no jugué Roland Garros en 1965 y 1966 para intentar adecuarme un poco al tiempo que hace en Londres en el mes de junio y también a la superficie, para aprender a entenderla”.
CONCHITA MARTÍNEZ, 1994
“Puse la cabeza en el hombro de Martina. Me relajé. No me lo podía creer. Fue un sueño hecho realidad”. Más de 20 años después, así recuerda la aragonesa el final del día más importante de su vida, que terminó con una victoria ante la legendaria Navratilova (6-1, 3-6 y 6-3) y la convirtió en la primera española campeona de Wimbledon, la afortunada que tomó el testigo de Santana sobre el césped de la central.
“Wimbledon es el torneo más difícil que existe, por todo lo que conlleva y porque la superficie es muy complicada”, reconoció la ex número dos del mundo. “Llegas en un mal año, estás frustrada, tienes que modificar las cosas… Si no vienes con la mente abierta, olvídate”.
RAFAEL NADAL, 2008
“Cuando Rafael era niño le dije que lo principal era ganar Wimbledon, que si quería diferenciarse y ser especial, tenía que ganar Wimbledon”. El mensaje que Toni Nadal inculcó desde la infancia a su sobrino tuvo un efecto trascendental en la cabeza del mallorquín, que desde que pisó la hierba por primera vez se prometió que conseguiría jugar bien en la superficie más complicada del mundo.
En 2008, y tras intentarlo en dos finales consecutivas que perdió (2006 y 2007), Nadal ganó un pulso épico (el mejor de la historia, según siguen reconociendo los expertos) a Roger Federer (6-4, 6-4, 6-7, 6-7 y 9-7) y levantó el trofeo con el que llevaba toda la vida soñando. Fue su primer Grand Slam lejos de la tierra de Roland Garros y el que desató al campeón todoterreno que conquistaría después todos los rincones del planeta.
RAFAEL NADAL, 2010
Tras ausentarse en 2009 por sus problemas crónicos en las rodillas, el balear regresó al torneo en 2010 y volvió a celebrar el título de campeón, venciendo 6-3, 7-5 y 6-4 a Tomas Berdych y convirtiéndose en el tercer tenista de la historia en ganar el mismo año Roland Garros y Wimbledon (antes lo habían hecho Rod Laver, en 1962 y 1969; y Bjorn Borg, en 1978, 1979 y 1980).
GARBIÑE MUGURUZA, 2017
Lejos de ver la final de 2015 como una oportunidad perdida (cayó con Serena Williams), Muguruza regresó a por el título en 2017 convertida en una jugadora totalmente distinta, madura, fría y con la experiencia necesaria para levantar la copa de campeona en una final en la que tuvo que sortear a Venus Williams (7-5 y 6-0), cinco veces vencedora en el templo de la hierba.
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