El gigante llega al encuentro sonriendo tras cruzar el césped de la famosa terraza de jugadores de Wimbledon. De cerca, el 1,98m de Marin Cilic (Medjugorje, Bosnia y Herzegovina; 1988) impresiona porque el croata tiene planta de alero de la NBA y no de jugador de tenis. El número seis del mundo, sin embargo, juega este viernes las semifinales ante Sam Querrey buscando una plaza en la final del tercer grande del año tras cansarse de escuchar que puede salir del templo de la hierba con la copa bajo el brazo.
Cilic, el único que ha ganado un Grand Slam (Abierto de los Estados Unidos de 2014) y un Masters 1000 (Cincinnati 2016) fuera del grupo que forman Roger Federer, Rafael Nadal, Novak Djokovic, Andy Murray y Stan Wawrinka, se sienta en una silla verde y estira las piernas antes de desgranar en este encuentro a solas con EL ESPAÑOL y otros dos medios la oportunidad que tiene por delante.
Después de jugar la final de Queen's, Feliciano López dijo que usted estaba en el top-3 de favoritos para ganar Wimbledon.
Jugamos en Queen's y fue una final muy bonita que se decidió por centímetros. Tuve punto de partido, pero él jugó una semana fantástica. Para mí es importante que mis compañeros del circuito vean que estoy en buena forma, que estoy jugando un buen tenis y que tengo un gran potencial para hacer algo grande aquí en Wimbledon. Y yo también siento que puedo hacer algo grande, tengo esa sensación. En las últimas semanas he jugado un buen tenis, con mucha confianza y aquí he superado un cuadro difícil hasta ahora. Me da mucha confianza para lo que queda.
Goran Ivanisevic, exentrenador suyo y campeón de 2001, le colocó como el principal candidato.
Diga lo que diga la gente, yo lo voy a llevar bien. Obviamente, para mí es mejor que digan que soy el favorito. Ya demostré en las últimas semanas y en los últimos torneos que estoy jugando a un nivel de tenis muy alto. Soy capaz de desafiar a los mejores del mundo. Incluso puedo ganarles si estoy a mi mejor nivel. Eso me da más fuerza para prepararme. Sé que tengo esa capacidad para desafiar a los más buenos. Ahora confío más en mis posibilidades.
¿Son sensaciones parecidas a las de su victoria en el Abierto de los Estados Unidos de 2014?
Es muy difícil compararlo. Mucho. A menudo, como jugador de tenis, tratas de volver constantemente al pasado deseando tener el nivel de algún momento en concreto pero ya no eres esa misma persona. Al final todo es un proceso. Si pudiera compararlo posiblemente diría que mentalmente estoy al mismo nivel, pero con mi tenis diría que es distinto. He aprendido varias lecciones en estos últimos años y también he mejorado el aspecto de la consistencia en pista. Aquí en Wimbledon diría que hasta el momento he jugado a un nivel muy superior que al que jugué en Nueva York, por ejemplo.
Entonces, ¿siente que todo pasa por su raqueta?
Sí, es algo así. Tengo ese estilo de juego que me permite jugar contra cualquiera y saber que todo pasa por mi raqueta. Obviamente, contra los mejores jugadores es un poco diferente porque también está en su raqueta, pero yo siento que si juego bien, que si juego a mi nivel más alto, puedo hacerlo. Por ejemplo, en el partido ante Bautista no tuve mi mejor día al saque, pero fui capaz de restar muy bien, me mantuve ahí, jugué bien desde el fondo de la pista y entré mucho en la pista. Siento que todo mi tenis está ahí.
El año pasado dejó escapar tres puntos de partido para eliminar a Federer en cuartos. ¿Qué aprendió?
Tuve tres puntos de partido para ganar, tuve muchas oportunidades, algunos puntos de break importantes... Perderlo me ayudó a aprender algunas lecciones, sobre todo desde el punto de vista mental, de las decisiones que uno toma dentro de la pista. Creo que jugué bien con mis golpes, que golpeé bien a la pelota, fueron las decisiones que tomé las que me hicieron perder.
Posiblemente no fueron las mejores en esos momentos cruciales. Me hizo darme cuenta de que tenía que continuar, que tenía que seguir jugando bien, llegando a esos partidos, teniendo una actitud mental mejor. Y eso me ayudó a tener un buen final de 2016.
Aquel encuentro derivó en la llegada de Jonas Bjorkman a su banquillo. ¿Han trabajado para afrontar esos momentos cruciales?
Es un proceso largo, no es algo que se dé de la noche a la mañana. Por un lado, tienes que construir tu juego, estar preparado físicamente y después tener todos los golpes en la pista. Es tremendamente importante que no tengas un golpe que no sientas bien porque te hace perder la confianza. La otra parte es controlar las emociones en la pista. Cuando empecé a trabajar con Jonas me trajo una motivación extra y creo que eso me ayudó a hacerlo mejor.
Tiene casi un 69% de victorias en hierba, mejor que en cualquier otra superficie. ¿Por qué?
La hierba encaja a la perfección con mi estilo. Desde el fondo de la pista puedo sacar golpes muy planos tanto de derecha como de revés, también tengo buen timming y siempre puedo usar la velocidad de la pista para que me ayude aún más en la potencia de mis golpes.
Para mi saque también es una superficie ideal porque siento más la pelota. Posiblemente en lo que no me ayude tanto la superficie es en el movimiento, pero te ajustas a ello y creo que he ido mejorando con el paso de los años. Si hubiéramos jugado más durante la temporada, diría que es mi superficie favorita.
Habla de los movimientos. Al ser tan alto, ¿hay alguna desventaja para desplazar su corpachón?
Todos los jugadores tienen sus ventajas y desventajas. Es más una cuestión de habilidades naturales que tengas y cómo las explotas y las trabajas para mejorarlas y tener ese factor diferencial. Para mí, mi agilidad y mi sentido del espacio no es el mismo que el de un jugador más bajo que yo pero aún así, también sé que alguien de menor estatura no va a tener la potencia en los golpes o el saque que yo pueda llegar a tener. Simplemente es transformar el juego que tienes y canalizarlo allí donde deseas.
Es el único jugador de fuera de los cinco grandes que ha ganado un Grand Slam y un Masters 1000. ¿Es difícil ser tenista en esta época?
Es muy difícil. Los aficionados, los medios de comunicación y todo el mundo alrededor del tenis se acostumbró a ver al top-4 o top-5 haciéndolo tremendamente bien durante diez, 12 o 15 años. Luego hay jugadores, como yo, que también lo hicimos bastante bien en este tipo.
Yo lo hice bien, simplemente es que no fui tan consistente como ellos. Obviamente, en esta época te comparan con los mejores de la historia, solo hay que ver su consistencia y su nivel año tras año. Pero eso me ayudó a ser mejor y más consistente.
¿No le cansa ver a estos cuatro o cinco jugadores ganando siempre todo?
No, no cansa. Estos jugadores han puesto el listón a esa altura y depende de uno mismo tratar de llegar ahí. ¿Vas a ser quién supere el listón? ¿El que lo suba? Depende de ti. Tener a unos jugadores de esta categoría también es una bendición porque elevan el nivel constantemente y hacen que nuestro deporte sea aún mejor.
Usted tiene una fundación que ayuda a jóvenes en su país a tener acceso a la educación.
Fui criado en una familia en la que el ambiente siempre fue agradable. También tengo tres hermanos y somos una familia en la que mis padres nos criaron siempre con el objetivo de que nos cuidásemos los unos a los otros. Venir de un ambiente así, y de un pueblo increíblemente pequeño en el que conseguí tener una oportunidad única, hizo que quisiera crear mi fundación.
Sé que hay muchos chicos y chicas que poseen un gran talento pero que quizá no llegan a tener nunca una oportunidad para compartirlo con el mundo. Mi deseo era poder ayudarles. Me encanta ayudar a la gente que tengo a mi alrededor, mi equipo sabe que a veces me implico demasiado, que a veces me pone en problemas porque dejo que las cosas me afecten mucho, pero disfruto en poder devolver lo mucho que he recibido. Para mí es una sensación increíble.
¿Le afecta ese tipo de bondad en la pista?
No creo que me afecte. No hay una fórmula exacta y concreta que te haga llegar a lo más alto, especialmente en tenis. Cuando empecé a trabajar con Jonas una de las cosas que más trabajamos fue intentar mostrar mis emociones positivas en pista, ser más expresivo para que esa actitud también me lleve a jugar más agresivo. Siento que me ha ayudado mucho y hace que me sienta en un camino adecuado.
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