Sí, misión cumplida. Roger Federer recuperará el próximo lunes el trono de la clasificación mundial para convertirse en el número uno más veterano de siempre, superando con 36 años a Andre Agassi (33). La clasificación del suizo para las semifinales del torneo de Rotterdam (4-6, 6-1 y 6-1 ante Robin Haase, se medirá el sábado a Andreas Seppi) le permitió conseguir el objetivo por el que decidió jugar esta semana sin tenerlo previsto y reventó la historia en pedacitos: Federer, que aterrizó por primera vez en lo más alto hace más de 14 años (el 2 de febrero de 2004), abrirá en dos días su semana número 303 como rey del circuito.
“Alcanzar el número uno es una de las hazañas más importantes en nuestro deporte”, reconoció Federer sobre la pista, tras llevarse las manos a la cara para celebrar un triunfo bien especial. “A veces, estás en esa posición porque has jugado muy bien. Luego tratas de luchar para recuperarlo, intentas arrebatárselo a alguien que mereció estar ahí. Y al hacerte mayor sientes que tienes que trabajar el doble”, continuó el suizo, que desplazará a Rafael Nadal de esa primera posición del ranking 26 semanas después de que el mallorquín hiciera lo mismo con Andy Murray. “Quizás, por eso esta vez es la más especial de mi carrera. Regresar al número uno con casi 37 años es un sueño hecho realidad, no puedo creérmelo”.
Al principio, Haase se mostró firme en su idea de entrometerse en el día de Federer. Sin acomplejarse ante el protagonista indiscutible del partido, el holandés salvó un 0-40 en su primer juego al saque y se atrevió a atacar a tumba abierta el cruce, colgándose de la red a la mínima oportunidad para presionar a su contrario en esa zona decisiva de la pista, que bajo techo se vuelve aún más importante que en otras superficies. Entonado, un chispazo al resto dejó al aspirante sacando por la primera manga, que hizo suya sin esfuerzo aparente.
Obligado a remontar el partido, Federer se encontró por el camino con la implosión de Haase. Después de amarrar el primer parcial, el holandés colapsó a lo grande, y eso que el suizo tampoco le apretó como para encontrar semejante premio: Haase sumó solo 9 puntos en el segundo set, que cedió sin decir ni pío, y ganó únicamente dos juegos hasta el final del encuentro, recibiendo un 12-2 de parcial para dejar al campeón de 20 grandes de vuelta en la cima.
Que Federer merece el número uno está fuera de todo debate. En los últimos 14 meses, el suizo ha ganado tres grandes (Abierto de Australia de 2017 y 2018, y Wimbledon 2017), tres Masters 1000 (Indian Wells, Miami y Shanghái) y otros dos torneos (Halle y Basilea). Ha logrado, además, darle la vuelta a su rivalidad con Nadal (le ha ganado cinco partidos consecutivos, recordando el cara a cara a 15-23), levantando en total un récord de 62 victorias y cinco derrotas.
Más que suficiente para volver a ser el mejor jugador del mundo a una edad en la que cualquier otro estaría retirado, recordando con sus hijos las batallas del pasado. Federer, de momento, no lo necesita: aunque parezca imposible, los suyos pueden verle jugando a tenis como nunca.
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