Image: Desde el techo del mundo

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Arte

Desde el techo del mundo

Monasterios y Lamas del Tíbet

6 diciembre, 2000 01:00

Estatuilla Rechungpa. Dorje Trakpa (1084-1161)

Fundación "la Caixa". Serrano, 60. Madrid. Hasta el 21 de enero

Los sistemas religiosos y filosóficos orientales han desempeñado para el imaginario cultural de Occidente de la segunda mitad del siglo XX un papel que recuerda en muchos aspectos al que representó el arte "primitivo" -africano, americano, oceánico- en la primera mitad. Ese desplazamiento de lo exótico tiene que ver, desde luego, con la asimilación de aquella primera oleada, con la incorporación de unos valores formales que influyeron de forma decisiva en las primeras vanguardias desde Gauguin a Picasso. Aparte de eso, el interés por Oriente desde poco después de la II Guerra Mundial tiene rasgos muy distintos. Se centra en aspectos conceptuales más que de representación, como corresponde a los intereses del arte contemporáneo. La costa oeste de los Estados Unidos fue una de sus vías de entrada, así como el orientalismo francés y alemán. En la actualidad, la influencia del zen y del budismo en general empieza a hacerse realmente popular. Si a esto añadimos que la representación pública del Tíbet está encarnada en una figura tan carismática como el Dalai Lama, es fácil suponer que la exposición suscitará el interés tanto de los creadores como de un público general.

Gran parte de la fascinación que nos produce todo lo relativo a la cultura tibetana es consecuencia de lo remoto de su procedencia. Exótico es, etimológicamente, lo que queda fuera de nuestro campo de visión y poco puede representarlo mejor que este país que los propios tibetanos llaman "techo del mundo". Lejanía que, sumada a aislamiento, ha determinado la existencia de una cultura tremendamente singular, en la que el budismo representa su arquitectura interior, como corresponde a una sociedad articulada por lo religioso. El budismo tibetano es el resultado de la fusión del budismo tántrico, de origen indio, con la base de creencias de tipo chamánico y animista que recibe el nombre de Bon. Los misioneros budistas erigieron más de seis mil monasterios y templos, que alojan a millares de monjes. Se constituyeron cuatro escuelas religiosas con sus respectivas órdenes monacales, que gozaron alternativamente del favor de los señores feudales que dominaban el país, hasta que en el siglo XVII surgió la institución del Dalai Lama, jefe político y religioso que gozaba de poder absoluto y que dirigió los destinos del Tíbet hasta su ocupación por China en los cincuenta.

La exposición, comisariada por Ramón N. Prats, documenta exhaustivamente la vida de estos centros de cultura y poder que son los monasterios: objetos rituales y litúrgicos, imágenes de divinidades, mandalas, instrumentos musicales y las materializaciones fascinantes de diferentes aspectos de la doctrina budista. Se recrea incluso una celda monástica, lo que da una idea directa de las condiciones de vida de los monjes, absolutamente ascéticas e impregnadas de una espiritualidad nada reñida con el refinamiento. La otra gran sección de la exposición es una imponente selección de estatuas en metal de personajes históricos que fueron los auténticos protagonistas del budismo. La muestra culmina con una magnífica thangka, una típica pintura enrollable que representa la rueda de la existencia, en la que se resume la enseñanza del buda. Todo ello está presidido por una espléndida estatua de Rechungpa (1084-1161), el discípulo principal del yogui, eremita y místico Milarepa, una de las personalidades más complejas que ha dado el budismo. La visión que nos proporciona es verdaderamente rica y completa, plagada de sugerencias acerca de la asincronía de los desarrollos estéticos entre Oriente y Occidente. Y, sobre todo, logra recrear un aroma legendario, capaz de suscitar multitud de preguntas acerca del desarrollo del espíritu humano. De las exposiciones que la Fundación "la Caixa" ha dedicado a las culturas distantes, es sin duda una de las más conseguidas.