Image: Harun Farocki

Image: Harun Farocki

Arte

Harun Farocki

Kunsthaus Bregenz. Del 23 de octubre al 9 de enero

2 noviembre, 2010 01:00

Immersion, 2009 (de la serie Serious Games).

La obra de Harun Farocki es de las más prolíficas del panorama internacional en el contexto de las narrativas audiovisuales de carácter político. La Kunsthaus de Bregenz le dedica la primera retrospectiva en Austria.

Harun Farocki nació en Novy Jicin, cerca de Ostrava, actual República Checa, en el año 1944. Es uno de los cineastas más reconocidos del concierto internacional, si bien "cineasta" es una generalización que poco ayuda a situar su enorme influencia en la cultura audiovisual contemporánea. La Kunsthaus de Bregenz, una de las instituciones más potentes de Austria, le dedica ahora una muestra retrospectiva en la que pueden verse las líneas maestras de un trabajo que busca revelar las estrategias del poder, el modo que los ciudadanos quedan sumergidos en el magma de control impuesto por la autoridad, cómo, en definitiva, se desarrollan los procedimientos técnicos necesarios para que la sociedad funcione del modo deseado por quienes mandan.

La exposición, que se titula Soft Montages, consiste en un recorrido por algunas de las piezas más conocidas del realizador checo junto con material creado ex profeso para este proyecto austriaco. Así, en el primer piso del edificio de Peter Zumthor pueden verse los trabajos de la nueva serie, Serious Games, realizadas a partir de una investigación en torno al espacio que comparten la guerra, la tecnología y las imágenes que ésta produce, junto con otras piezas también asociadas a los avances tecnológicos que trae consigo la obsesión por la defensa. Serius games está formado por tres trabajos, cada uno de ocho minutos, en los que Farocki muestra su recurrente interés por la relación entre imágenes tomadas por él mismo y otras "robadas" de diferentes fuentes, como simulaciones por ordenador. Son imágenes que proceden del mundo de los videojuegos, con las que los soldados realizan sus entrenamientos y que en unos casos sirven para revelar las estrategias militares y otros para mostrar algunas claves de la preparación habitual de los soldados, de sus costumbres y sus prácticas cotidianas, asuntos que la mayoría de nosotros desconocemos toda vez que ocurren más allá de nuestro alcance. Estos de Serious Games son trabajos que tienen una relación clara con otros anteriores, más vinculados al tema de la seguridad y a las imágenes que captan las cámaras sea en zonas militares o en lugares civiles. Farocki recurre aquí a imágenes de circuito cerrado (de nuevo alejándose de la autoría de las mismas), que contrasta en profundidad.

Como sabemos, Harun Farocki suele disponer dos juegos de imágenes en dípticos para reforzar la idea de la narración individual y de la superposición de conceptos. Son mayoría las piezas que se formalizan en este formato. Comparison via a Third, es uno de los trabajos más conocidos del artista, una doble proyección en la que se observan diferentes modelos de construcción de edificios en diversas zonas del mundo. Las diferencias, como se verá, son claras en una y otra parte, a tenor de la comparación de los ritmos y técnicas de producción de India o Europa, por ejemplo.

La monumental Deep Play que puede verse en la tercera planta de la Kunsthaus, trasciende la dualidad de imágenes y se despliega en un montaje extraordinario. Con un total de doce proyecciones, se realiza un profundo análisis de la final del Mundial de Alemania de 2006, disputada por Francia y por Italia, uno de los acontecimientos más mediáticos que existen. Como en Serious Games, asistimos incluso a imágenes que habitualmente nos son negadas, reservadas, muchas veces a estudiosos de las estadísticas. Difícilmente podría haber salido Zidane airoso de su cabezazo a Materazzi bajo la atenta mirada de Harun Farocki...

Lo que nos muestra esta retrospectiva es cómo el artista nos muestra todos los "rincones del poder" que nos son por lo general ocultados, los lugares desde los que somos convertidos en seres manipulables, siempre susceptibles de ser espiados y controlados. Y es que una exposición de Harun Farocki revela al espectador verdades tan flagrantes como desoladoras.