Image: Javier Manterola, tendiendo puentes

Image: Javier Manterola, tendiendo puentes

Arte

Javier Manterola, tendiendo puentes

Afirma que son obras de arte como pueden serlo pinturas, esculturas o piezas musicales y que, como tales, su autor se comunica con los demás a través de ellos

1 diciembre, 2010 01:00

Javier Manterola recibe la Medalla de Oro del Círculo de Bellas Artes

Hoy recibe la Medalla de Oro otorgada por el Círculo de Bellas Artes de Madrid, uno más de los muchos reconocimientos que, a lo largo de su prolífica carrera, ha recibido este ingeniero de Caminos, catedrático de la Escuela Superior de Ingenieros de Madrid y autor de más de doscientos puentes, la gran mayoría en España aunque también llevan su firma muchas obras repartidas entre Italia, Irlanda y América Latina. "El nivel de la ingeniería de puentes española es muy alta y está muy bien considerada en el mundo entero. No solo somos buenos en la formación sino que además construimos muy bien", afirma Javier Manterola (Pamplona, 1936). Y añade que este premio "no tiene dotación económica, tan solo honorífica, pero la mayor recompensa es que cualquier joven pueda aprender algo observando la resolución de algunas de mis obras, preguntándose por qué lo he hecho así y no de otro modo".

Reconoce que, a pesar de llevar muchos años de experiencia, se emociona como el primer día ante cada nuevo proyecto. La experiencia le ha dado tablas y seguridad, pero cuando se pone a dibujar siente las mismas mariposas en el estómago que cuando "siendo un chaval hice mi primer puente. Fue en Barcelona, concretamente el puente de Torre Baró en la autopista de Gerona, a principios de los años 60. Y me emociono también cada vez que veo terminado uno. El proceso es muy bonito, igual que ver crecer a los hijos. Ya sé que suena a tópico pero así es como lo siento. Y quiero a todos mis puentes por igual, del mismo modo que quiero a mis hijos sin diferencias".

Recomienda ver, observar, estudiar y analizar muchos puentes para poder evaluar con conocimiento de causa la calidad de cada uno de ellos. "Ocurre como con el vino, la ópera o el arte contemporáneo. Es imposible saber distinguir un puente bueno de uno malo si no se han visto muchísimos. Y le aseguro que si hace esto y se enfrenta a alguno sabrá reconocer su calidad. De la misma manera que una persona con cierta sensibilidad y que haya visto mucho arte se quedará sin respiración cuando se sitúe frente a una pintura románica".

Reivindica el interés por la cultura de los ingenieros, a los que el tópico se empeña en mostrar como seres puramente científicos que solo saben leer números y fórmulas matemáticas. Y predica con el ejemplo porque Manterola es amante de la literatura, el arte y la música, disciplinas a las que recurre para evadirse en su tiempo libre. También le gusta viajar, aunque confiesa que cuando recorre el mundo uno de sus objetivos es ver y analizar puentes ajenos. Disfruta estudiándolos, observándolos desde todas las perspectivas posibles, y no se cansa de mirar el reciente puente de Millau, en Francia, "una maravilla de la ingeniería", o el de San Francisco, en Estados Unidos, "cuanto más lo contemplo más cosas nuevas descubro en él. Es sencillamente excepcional". De vez en cuando también observa con orgullo una de sus últimas creaciones, el puente que pasa por encima del Embalse de Contreras, en el tramo en que el AVE une Madrid con Valencia. Mientras tanto espera ilusionado la próxima inauguración del Puente de La Pepa, su última creación, que será el mayor acceso a la ciudad de Cádiz.