El cine español va bien
Hay un titular que los periodistas de cine escribimos poco y es el que da nombre a este post: ¡El cine español va bien! Así, entre exclamaciones, porque la ocasión bien merece un cierto entusiasmo. Las cifras de taquilla de esta semana tienen una singularidad que en este 2011 no ha sido tan singular: de los diez títulos más vistos, cuatro son españoles. Intruders, de Fresnadillo, se saca de encima el mal fario que los malintecionados de siempre querían verle y debuta en el número uno. No habrá paz para los malvados, de Urbizu, es el éxito sorpresa de la temporada y se mantiene como una reina en segunda posición. Capitán Trueno, como era de esperar, defrauda y arranca en octava posición y La piel que habito, de Almodóvar, está en la décima. Hace poco, Lo contrario al amor también generaba colas.
La semana que viene, llega una película asombrosa, Mientras duermes, de Jaume Balagueró, y es probable que el director repita su archiéxito de REC con ella. Y aún quedan estrenos con mucho potencial entre el público por llegar. Por orden: el 21 de octubre, La voz dormida, de Benito Zambrano. La gente se queja (con razón) de que hay demasiadas películas sobre la Guerra Civil pero la realidad es que suelen ser las que tienen más éxito. La avala el éxito de Zambrano con Solas y el premio en San Sebastián para María León como mejor actriz; el 28 de octubre, Eva, de Kike Maíllo, un thriller futurista con robots que gustó mucho en Venecia y del que todo el mundo elogia su buena factura; el 4 de noviembre, Verbo, de Chapero Jackson, un filme que puede triunfar entre los adolescentes, un público muy difícil tradicionalmente para el cine español; el 11, Cinco metros cuadrados, una comedia con Fernando Tejero sobre la crisis inmobiliaria con muchos números para llevarse una buena taquilla; el 2 de diciembre, los adolescentes vuelven a marcar el paso con Fuga de cerebros 2. Ese mismo día, Álex de la Iglesia regresa a las pantallas con La chispa de la vida, película con José Mota y Salma Hayek cuyo argumento recuerda a aquella El gran carnaval, de Billy Wilder. A los éxitos en cartel mencionados y los previsibles por llegar, les secundan otros de gran calado ya estrenados este año. Torrente 4, de Santiago Segura, se quedó a las puertas de los veinte millones y también han triunfado Midnight in Paris (que aunque no lo parezca es española); También la lluvia, Primos, o Aguila Roja. Gracias a estos títulos, la cuota de mercado del cine español el primer semestre de 2011 ya fue manifiestamente mejor que en años anteriores, un 17,84%, lo cual son más de cinco puntos de lo que ha venido siendo habitual la última década. De momento, el buen tirón de los títulos de la segunda parte del año parece confirmar que la buena tendencia no sólo se mantiene, sino que aumenta. El fin de semana pasado, los filmes españoles coparon con el 35% de las entradas vendidas, porcentaje que nos acerca a países como Francia.
Otro día tocará hablar sobre si el cine español es malo, bueno o regular. Lo que es indiscutible, cifras cantan, es que el público español comienza a dejar de darle la espalda. Entre los títulos exitosos hay, además, un dato positivo: su diversidad. El cine de género sigue funcionando bien (Intruders, por llegar Mientras duermes o Eva); la comedia sigue siendo el género estrella (Primos, Lo contrario al amor) y se abre paso con buen pulso el cine más autoral, de la mano de Icíar Bollaín, Pedro Almodóvar o Enrique Urbizu, directores con clientela fija que no se pierde sus películas. No deja de ser curioso que en un año como éste, en el que todo va de mal en peor, le haya dado precisamente al cine español por ir bien. Pero es que ya se sabe lo que le gusta al sector llevar la contraria. Es parte de su encanto.