Cantos guaraníes
De las lenguas que se hablaban en América antes de que así la llamásemos
y antes de que allá llegasen nuestros antepasados (que no nosotros, que no hemos
conquistado nada de lo que se nos pueda acusar) sabemos en las Españas bien poco
y fragmentado. No todos sabrán, por ejemplo, el guaraní es hablado hoy en día por
unos seis millones de personas en Paraguay, y que para cinco de esos seis es su lengua
materna. Además se habla en zonas fronterizas de Bolivia y Argentina. En Paraguay es
oficial y también lo es en Bolivia y en la provincia argentina de Corrientes. Se trata,
por tanto, de un idioma muy vivo, reconocido como lengua de trabajo en Mercosur
y ciertamente vivo en internet. Hay incluso una Academia de la Lengua Guaraní.
Su literatura, sin embargo, es escasa. No es ajeno a ello el hecho de que
su reconocimiento oficial sea relativamente reciente y hasta no hace mucho haya
sido orillado frente al castellano, cuando no perseguido. Es, por ello, una lengua
usada, «con futuro», que diríamos de ser sus concejales, pero con escaso pasado
escrito y prácticamente nula tradición. En la década de los cincuenta del pasado siglo
el antropólogo paraguayo León Cadogan recompuso una compilación titulada Ayvu
Rapyta (El Rapto de la Palabra), similar al Popol Vuh maya. Otros continuaron su labor
y recuperaron un corpus de cierta envergadura que sin embargo debemos leer con las
mismas precauciones que otros similares: ¿cuánto hay de verdad, cuánto de invención
de los informadores, cuánto de recreación del antropólogo de turno? Nadie duda de que
el resultado final puedan ser hermosos poemas, pero no siempre se puede afirmar que
sean “auténticos”.
En las primeras décadas del siglo XX comenzó a ser utilizada por letristas
de música, imitando formas clásicas de la lírica española, como el romance, el
llamado “compuesto”. En los últimos tiempos parece que el idioma ha conseguido
despegarse del pastiche y de la necesidad de recomponer la tradición ausente y
no son pocos los poetas y narradores contemporáneos (por edad y por intención;
buena parte de esta literatura recoge temas como la dictadura de Stroessner) que
usan el guaraní como lengua literaria.
Lo que nos presenta Cristian David López, con ayuda de José Luis García
Martín, en Guarani Purahéi. Cantos guaraníes (Impronta) es una “recreación personal
de poemas tradicionales”. No es, pues, una pieza de antropología, ni siquiera de
historia de la literatura; no se nos indica procedencia exacta de ninguno de los
poemas ni se ofrece ninguna bibliografía, por lo que la única forma cabal que
tenemos de leer este tomito es en forma de libro de versos escrito por uno (o dos)
poetas contemporáneos “a la antigua manera guaraní”. El pretexto es válido para
acercarnos “sin bibliografía” (lo que nunca viene mal) a unos poemas sencillos, que
aspiran a la emoción directa, que tienen algo que ver con el hechizo y algo con la
adivinanza, algo con el romance y algo con el refrán. No perderá el tiempo quien
se acerque a estos Cantos guaraníes, cuya lectura es como beber un poco de agua
fresca entre licor y licor. Dejo aquí un par de ejemplos.
Los hombres sabios
Los hombres sabios de mi pueblosaben cuanto yo no sé:
saben por qué se muere,
saben por qué se sufre,
por qué los altos señores
pisotean a los humildes,
la razón del hambre y de la violencia,
saben por qué hay quienes marchan
para no regresar ya nunca.
Los hombres sabios de mi pueblo
saben cuanto yo no sé
y ven cuanto yo no veo,
mas nada hacen por mostrármelo.
Un sueño
Soñé que iba a la ciudady allí me pintaban de blanco
y al volver nadie me reconocía.
Los niños lloraban al verme,
las muchachas hermosas se escondían,
los hombres escupían a mi paso.
“Sí señor, sí señor”, me decían
mientras a mi paso afilaban sus grandes cuchillos
para arrancarme el corazón
y arrojárselo a los perros.