Rima interna por Martín López-Vega

La crisis en poemas de Sergio C. Fanjul

2 septiembre, 2013 09:50
A estas alturas, preguntarse si la poesía puede ser política no tiene ningún sentido, claro: la poesía puede ser lo que quiera. Uno ha admirado siempre la capacidad de Jorge Riechmann, para no irnos más lejos, de tejer una visión del mundo comprensiva y a partir de ella elaborar poemas memorables, cosa que en nuestro tiempo se ha pretendido hacer más cargándose a eso que llamamos el yo que expandiéndolo. Otra cosa es que deba serlo: no todos los poetas tienen la capacidad de ser Bertolts Brechts revividos y si aceptamos que todos los poemas son ideológicos y políticos por el mero hecho de exponer o esconder una visión del mundo, no es necesario hablar de política para hacer política (de hecho, lo que nos sigue admirando en Brecht es que siempre hablaba de política pero casi nunca lo hacía de una forma evidente). Sergio C. Fanjul (Oviedo, 1980) ha publicado un libro de poemas que ya desde el título se anda con pocas vueltas o elusiones: La crisis. Econopoemas (Ya lo dijo Casimiro Parker). Los poemas de Fanjul a menudo nos parece que tienen más que ver con las viñetas de El Roto que con los versos de Brecht. Dice así “Cielo”, el poema que abre el libro: arriba, más arriba aún, cerca del cielo, donde se huelen las nubes y la atmósfera se hace vacua, allí donde los ángeles resuenan rozando sus alas con esferas, cerca de dios, de la estrella de cristal más delicada, donde gira y gira el hispasat tocando el cosmos, cerca del sol donde acaba la escalera del inem, un hombre se rocía el cuerpo en gasolina y prende fuego Deshauciados, ladrillos, cuentas de resultados, anuncios, tragaperras, hipotecas, becarios… forman el paisaje de un libro que acierta a retratar la situación actual de una parte mayoritaria de la sociedad española a medias entre el reportaje de suplemento dominical y el chiste más o menos logrado: “he telefoneado al futuro / y no se ha puesto nadie”. Fanjul opta por la economía estilística y hace bien: acierta con su lenguaje directo, que sabe jugar entre líneas con el lenguaje periodístico y político de nuestro tiempo. Y aunque juega con todas esas cosas, nunca perdemos de vista que estamos ante un libro de poemas que demuestra, además, que afortunadamente no todo los que se mueve en los alrededores del 15M son pollos descabezados sin ninguna ideología. Escribe Fanjul en “Becario”: a la piel le cuesta segregar una gota más. el sol vertical pesa en los hombros como un yugo. el viento sabe a sal. por entre las hileras de ordenadores ocupados por becarios camina un hombre gordo, calvo y sin camisa, golpea un gran tambor con una maza, con la otra mano húmeda chasquea el látigo. ¡remad! ¡remad! ¡remad! espartaco levanta la cabeza de la hoja de cálculo de excel y mira pensativo, al otro lado del mar, las áridas costas de sicilia algún día formaremos un ejército: tomaremos wall street Difícil saber cómo leeremos estos poemas dentro de veinte, treinta años: ¿quizás estaban demasiado pegados a las noticias? Quién sabe. El caso es que hoy funcionan y la injusticia, me temo, no acabará por mucho que todo esto se resuelva, y ya veremos cómo. De momento hay que agradecerle a Fanjul estos versos llenos de verdad que nos muestran con acierto una de las muchas cosas para las que sirve la poesía.
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