Ignacio Escuín, a walk in the wild side
[caption id="attachment_526" width="200"] Ignacio Escuín[/caption]
No hace mucho un crítico y poeta patrio, a propósito de unos peros que yo le había puesto aquí a una cosa suya, decía de mí que me tenía por alguien con olfato y sin método. En una conversación de facebook paralela sobre el mismo asunto, me decía otra poeta que “Todo lo que es documento es historia. Como filólogos y no como poetas lo sabemos. Hasta esta conversación de feisbuk forma ya parte del ‘archivo”. Y qué quieren que les diga: si algún día escribo en facebook pensando que estoy haciendo archivo para la historia espero que me diagnostiquen sin tardanza un síndrome con nombre de doctor bielorruso. Y desde luego, si me dan a elegir entre tener olfato o tener método... No sé qué entenderá el arriba citado por método, pero supongo que estaría de acuerdo conmigo en que el método, y también el tono, no pueden ser los mismos en una tesis doctoral y en un blog volandero como este. Cualquier afirmación hecha por escrito suena a mármol, y eso es un fracaso, porque lo que a uno le gustaría de este blog es que tuviera tono de conversación. Encendida, sí, pero también dispuesta a cambiar de opinión. Me doy cuenta de que casi nunca acierto, porque a veces habla uno de un libro que le provoca mucho apetito de discusión y al final parece que todo se queda en los peros que uno pone, peros que uno siempre está deseando que le discutan. Uno sólo pone reparos a los libros que merecen la pena, y esos reparos casi siempre son contra uno mismo. Un pero puesto a un libro ajeno es una pregunta sobre nuestras propias limitaciones, una petición de que nos rebatan para superarlas. Para mí, que no me convenzan de que no tengo razón es un fracaso doble. Viene todo esto al caso de La medida de lo posible. Fórmulas del nuevo realismo en la poesía española contemporánea (Libros del Meridiano, Universidad de Valladolid) de Ignacio Escuín. Este libro, que tiene algo de conversación de Escuín con sus contemporáneos (el realismo, y la forma de afrontarlo, es una de las preocupaciones esenciales de su propia poesía, que ya va por los siete poemarios, si no cuento mal) me ha gustado de entrada por su tono despeinado, conversacional, en una palabra, poco académico, si entendemos “académico” en el mal sentido; en el sentido aburrido, vamos. Nada tiene uno contra la buena escritura académica, vaya por delante. Pero el tono de Escuín, que lo mismo le vale para citar a un filósofo bien traído por aquí que para lanzar una puya por allá, es el mejor posible para hablar de algo que está en marcha: la poesía contemporánea. No hay más método que la conversación, y eso lo ha entendido Escuín a la perfección. El objetivo de su libro es trazar un mapa de los diferentes acercamientos al realismo que se han dado en la poesía última española. No es objetivo, y me da la impresión de que no tiene ninguna intención de serlo; o que sabe que es inútil intentarlo, y defiende a los autores más cercanos a él mismo. Riesgo y compromiso son palabras habituales en un libro que se abre, por más señas, con una cita de Jorge Riechmann. El libro de Escuín es muy valioso al menos por dos cosas: la primera, porque no se deja llevar por los prestigios del momento; lee en profundidad, sopesa y nos entrega sus conclusiones meditadas, demostrando además un documentado conocimiento del medio. La segunda es que en ese proceso nos obliga a fijarnos de nuevo en autores que tal vez nos habían pasado por alto en la primera lectura. No hay espacio en una nota de blog para mucho más que para avisarles de que si quieren saber qué se cuece en el lado realista más sucio (así se llamó), comprometido, arriesgado de la poesía española, ningún mapa mejor que este de Ignacio Escuín. De Roger Wolfe a Eva Vaz, de Karmelo Iribarren a Pablo García Casado, Escuín analiza cómo contemplan eso tan poco realista que damos en llamar realidad. Discutirán mucho con él, porque es ameno, provocador y a menudo tendencioso. Qué más quieren que les diga. Léanlo ya. Discútanlo ya.