Jorge Gimeno con la careta de Nasrudín
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De forma paralela a su propia obra poética, una de las más singulares de la poesía española actual, Jorge Gimeno (Madrid, 1964) ha puesto en marcha otra serie, un intento de subversión plural que explora los límites de la traducción y del canon, cuya primera muestra fue la impresionante antología El amor negro. Poesía del Barroco francés (Pre-Textos) todo un tour de forcecomo traductor del que más que ileso, salió campante y triunfante, y del que este año se publica la segunda entrega, Noventa y nueve iluminaciones de Nasrudín (Pre-Textos, colección La Cruz del Sur).
Las historias de Nasrudín son famosas en culturas de todo el mundo, en culturas diversas desde el Mediterráneo a China, llevadas de un lado al otro sobre todo por el Islam y especialmente arraigadas en los ámbitos turco, persa y árabe, como nos informa la solapa del libro. De todas esas historias, Gimeno selecciona y traduce las que más se acercan al espíritu de su intento: paradójico, irreverente, libérrimo. Si Nasrudín es un sabio que se hace el tonto, Gimeno se pone la careta de Nasrudín para buscar las costuras no sólo de nuestro conocimiento, sino del mismo uso del lenguaje.Nasrudín se niega a sí mismo como intelectual y se afirma como hombre abierto a una percepción total, sin mediaciones, que ve el todo en el todo.
Sin duda, la de Nasrudín (y la de Gimeno) es una impostura más, pero el libro está –más allá de su referente primero- lleno de hallazgos y debe considerarse como libro del propio Gimeno, gozne entre dos obras que funciona como obra en castellano. El libro tiene sus propios riesgos (alguno de estos poemas es realmente tan popular que ya lo conocemos en su versión de, ejem, Los Morancos de Triana) pero eso no deja de añadirle una capa al personaje que guía el conjunto. Destacan, claro, los poemas que con más claridad escapan de eso, los más largos y elaborados, como este “Rey del mundo”:
Quién eres y qué hago en este agujero contigo
Soy un derviche
Qué haces aquí, me das miedo, qué hago yo aquí
Has caído en mi celda-cueva, aquí yo medito
Tu cueva ha interrumpido mi viaje
Tu rostro ha interrumpido mi vigilia
He caído aquí por azar
Has caído para que yo rompa mi silencio
¿Mis palabras no te convienen?
Tu silencio mejora mi silencio
Tengo sed
Sal y busca un arroyo
Me da miedo
Yo iré por tu agua
Me da miedo quedarme solo
Toma este puñal y defiéndete
Este puñal se destina a un demonio
Este hombre es un bobo
Este puñal se destina a un demonio
Noche de luna y cae en mi agujero
Este puñal se destina a un demonio
Aquí tienes tu agua
Si te acercas, te mato
Soy el derviche, ¡aquí tienes el agua!
¡Largo, eres un demonio rasurado!
Los de mi orden nos rasuramos
¡Orden de los demonios!
Te traigo el agua que querías
¡Mientes!
Estás en mi agujero
¡Ahora es mío!
Pero ¿qué es esto?
¿Que qué es esto? Te lo voy a decir
Es el miedo que todo lo posee
Todo lo humilla
Se tiene cuando no se tiene
El miedo que gobierna a los humanos
El miedo que junta y separa
¿Te creías al margen?
Este puñal se destina a un demonio
A la vez compendio de sabiduría tradicional y última entrega de Jorge Gimeno, este libro es uno de esos raros ejemplos de poesía que se desborda a sí misma para inundar la realidad de poesía y la poesía de realidad.