Premios Ceres, una gala agitada por las quejas y lamentos
Ayer noche se celebró en el teatro romano de Mérida la gala de los Premios Ceres (retransmitida esta noche por La 2), lo que congregó en la ciudad extremeña a un buen número de artistas de la escena que acompañaron a los galardonados y con los que se puso punto y final a la 59 edición de Festival de Teatro de Mérida. La presencia de Juan Antonio Monago, presidente de la Junta de Extremadura, animó a muchos de los galardonados a transformar el escenario en una plataforma reivindicativa en la que plantear desde la reducción del 21% de IVA para la cultura a otras consignas antigubernamentales.
Por otro lado, la gala estuvo precedida por las protestas de un tímido grupo de manifestantes a las puertas del teatro. Denunciaban, como ya había hecho el PSOE en un comunicado el día de antes, el gravoso coste de la organización de la Gala, unos 500.000 euros.
Lo buenos resultados obtenidos por la organización de esta 59 edición del Festival no parecen convencerles. Según el director de la muestra, el productor Jesús Cimarro, el Festival se ha cerrado con 74.000 entradas vendidas, de las que 20.000 correspondieron a Hécuba, el espectáculo protagonizado por Concha Velasco.
El Consorcio que organiza el Festival de Mérida (que integra a las administraciones locales, autonómicas y nacionales) recurrió a la fórmula de externalizar su gestión cuando el PP, al llegar al Gobierno de la Junta, se encontró una arcas desahuciadas con una deuda alarmante de casi cuatro millones de euros. El Consorcio del Festival sacó a concurso público la gestión que ganó el productor Cimarro y solicitó un crédito de tres millones y medio de euros para cubrir las citadas deudas.
Por esta licitacion el Consorcio destina para la organización del Festival unos dos millones y medio de euros, de los que Cimarro se compromete a devolver 900.000 euros (que espera recaudar por taquilla). Si supera este umbral, los beneficios se reparten entre la Junta (85%) y la empresa del director (15%). Por segundo año, las taquillas han facturado unos 200.000 euros más de las expectativas previstas. Con un aforo de 3.000 localidades, la organización debe vender una media de 1.500 entradas si quiere que las cuentas le cuadren. "Ha habido espectáculos -el de El Brujo, Julio César- que han agotado localidades algunos días", explica el director. "Ha habido otros, como Fuegos, dirigido por José María Pou y basado en un texto de Marguerite Yourcenar, que no han tenido tanto éxito de público, pero si excelentes críticas."
Jesús Cimarro cree que la buena marcha del Festival estriba en la programacion, pero sin una buena campaña de comunicación y publicidad a nivel nacional que lo promocione no hay nada que hacer. Su inversión en este capítulo ha sido relativamente tímida (150.000 euros), pero se complementa con la Gala de los Premios Ceres, que sufraga la Junta con 500.000 euros hasta que encuentre un patrocinador. Considera que es una inversión a medio plazo que dará sus réditos en los próximos años, cuando haya alcanzado mayor difusión. También recuerda que hay que pensar en el impacto económico que el Festival tiene en la ciudad, ya que "hemos logrado que muchos días no hubiera plazas hoteleras libres".
La Gala es retransmitida por la 2 y el pasado año fue vista por 170.000 personas. Atrae a numerosos artistas, autores y directores. Este año estaban los Premiados Nuria Espert (premio Emérita Augusta), José María Pou y Natahlie Poza (mejor Espectáculo por Cielo abierto), Vicky Peña (mejor actriz), Emilio Gutiérrez Caba (mejor actor), Sergio Pérez-Mencheta (mejor director de escena), Juan Mayorga (mejor autor teatral), Paco Azorín (escenografía), Lorenzo Caprile (vestuario), Miguel Ángel Camacho ( iluminación), Concha Busto (mejor producción)... Pero tambien muchos otros que asistieron como invitados como Silvia Marsó, Mario Gas, Miguel del Arco, Julieta Serrano, Charo López, Roberto Álvarez, Dulce Pontes, Estrella Morente....
Si la promoción y difusión es importante para Cimarro, no menos es la programación y la gestión: "No es fácil programar Mérida, porque los espectáculos se exhiben en un monumento con 52 metros de embocadura que hay que respetar. Lo bueno y lo malo del Festival es el monumento. Pero son unos condicionantes que yo conocía muy bien antes de hacerme con la dirección, ya que había producido muchos espectáculos para el Festival con anterioridad. Por otro lado, las obras deben ser de una temática grecolatina, lo que también limita las posibilidades. Hemos apostado por ofrecer espectáculos populares, con elencos atractivos, y combinando comedia y tragedia."