Stanislavblog por Liz Perales

Estamos de suerte, más de Filippo

17 enero, 2014 16:03

Festejo cómo nos cae un título de Eduardo de Filippo, uno al menos, cada temporada. En esta se acaba de estrenar  ¡Nápoles Millonaria!,  los fines de semana en la pequeña Sala Tú (en la calle Velarde). Bienvenida pues una obra que no había visto representada (Filippo también la dirigió en cine, en 1950) y que llega gracias a la labor de un elenco joven y entregado, procedente del  Laboratorio de William Layton, dirigido y producido por el infatigable Paco Vidal. Es esta una tragicomedia sobre el deterioro de los valores morales cuando los humanos  vivimos circunstancias adversas y sobre nuestra responsabilidad individual en ello. Pero no esperen una historia moralista, ya que el maestro lo sirve a través de una humana y divertida comedia que se desarrolla en ese ambiente propio de las piezas del autor,  el de los barrios populares de su ciudad natal. Así pues estamos en Nápoles a comienzos de la II Guerra Mundial, los víveres son escasos y la familia de Gennaro, o mejor dicho, su mujer Amalia, ha encontrado en el estraperlo una formidable manera de sobrevivir y de enriquecerse. Al patriarca Gennaro no le hace gracia este comercio, pero qué puede hacer un hombre  de carácter débil frente a una mujer resolutiva y ambiciosa, a la que no le basta el mísero salario de un marido que trabaja como cobrador en un tranvía.

El negocio urdido por Amalia hace que el domicilio de la familia sufra un trasiego continuado de vecinos que buscan café, medicinas o lo que se tercie. Una galería de personajes que viven situaciones diversas:  el hijo y su amigo, dedicados al robo de vehículos; la hija y sus amigas, empleadas en seducir a los soldados americanos; la joven esposa que no sabe si está casada o soltera porque hace tiempo que su marido está destinado en el frente;  el padre de familia burgués víctima perfecta de Amalia, pues le esquilma todas sus propiedades;  el contrabandista usurero, con quien Amalia se asocia material y sentimentalmente... En total, 18 personajes que Vidal ha resuelto con once actores. ¡Se dice pronto una compañía de once actores en estos tiempos! La comedia fue escrita por De Filippo en 1945 y en ella él se reservó el papel de Gennaro, mientras Amalia lo destinó, como era costumbre, a su hermana Titina, con quien compartía compañía. La obra se desarrolla en tres actos. Comienza en los inicios de la guerra, pero en el segundo acto da un salto hacia el final de la contienda: Gennaro ha sido apresado por los alemanes, por lo que está ausente en este acto, mientras Amalia  prosigue su ascendente enriquecimiento a costa de la usura y el comercio ilícito. En el tercer acto, con el retorno de Gennaro, alter ego del autor y que actúa como la conciencia moral del grupo, las cartas se ponen boca arriba. La célebre frase “es necesario que pase la noche” pone de forma triste pero esperanzada el punto y final.

El director casi ha conseguido la cuadratura del círculo al meter en el pequeño escenario de la Sala Tú, de cuatro metros por cuatro metros,  a estos once actores. Vidal ha impuesto un ritmo ágil, lo que da a la obra un aire de vodevil, con personajes que entran y salen y  que no dejan descansar al espectador. Pero la pieza bebe de otros géneros: es un relato neorrealista, pero también una farsa en la que se suceden momentos patéticos y cómicos. Entre estos últimos destaco  el que protagoniza Carolina Herrera, una actriz de 22 años que interpreta a un personaje que recuerda el caso de Martín Guerre, o mejor dicho el de su esposa. Su composición es desternillante, llena de matices, fantástica, un descubrimiento de actriz. Pero el elenco es extenso y hay otros actores que ofrecen buenos trabajos. Todos son jóvenes y resuelven, especialmente si tenemos en cuenta que se enfrentan a personajes de mayor edad. Destaco a Fran Cantos, porque da vida a Gennaro,  uno de los pilares que sostienen la obra. Tras un comienzo vacilante, consigue emocionarnos con su personaje. El otro pilar es Amalia, rol que el director ha hecho recaer en dos actrices que se van alternando por días. El día que yo ví la función actuaba Maria Rubio, la otra Amalia recae en Anahi de la Fuente. No querría dejar de mencionar a Sato Díaz, un chulesco y eficaz contrabandista. ¿Se podría decir que se echa de menos un mejor decorado, un vestuario más cuidado, un diseño de luces…? Sí pero no. Hay que tener en cuenta que una compañía cuyos miembros comparten sus trabajos alimenticios con su vocación teatral ha hecho posible una obra adorable que nos hace reflexionar sobre la condición humana a la vez que disfrutamos con su trabajo. Hasta el 2 de febrero estarán los fines de semana, y a partir de esa fecha, estarán los jueves, a las 20:30 horas. ¡Corran a verla!

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