Adiós a Hormigón, defensor del teatro público
La muerte de Juan Antonio Hormigón ha cogido por sorpresa al mundo teatral madrileño, ya que no hace muchos días comparecía en el Teatro de la Comedia para la presentación de uno de los últimos títulos editados por la Asociación de Directores de Escena (ADE). Su muerte a los 75 años deja huérfana a esta organización que fundó en 1982 y en la que ejercía desde entonces como secretario general. La capilla ardiente se abrirá este martes 16 de abril por la tarde en el Tanatorio de la M-30 (C/ Salvador de Maradiaga, 11) de Madrid y la incineración está prevista a las 12 de la mañana del miércoles 17 de abril en el crematorio del cementerio de La Almudena (Av/ Daroca, 96).
Original de Zaragoza pero afincado en Madrid, Hormigón estudió Medicina, pero dedicó toda su vida a la investigación teatral. Fue la universidad quién le inoculó el venenos del teatro y fue también desde la universidad que él supo irradiar su pasión, organizando ya instalado en Madrid, entre 1977 y 1985, programas y representaciones teatrales desde el Aula de Teatro de la Complutense, que dirigía. Estudió en Francia, dirigió algunos espectáculos y viajó por toda Europa y América a lo largo de su vida, entrando en contacto con los teatros y los artistas oriundos y conociendo las políticas culturales. Él, que comulgaba abiertamente con la izquierda comunista, se declaraba un defensor del modelo de teatro público al estilo francés o alemán.
Puede decirse que Juan Antonio Hormigón organizó su labor cultural e investigadora a través de dos organizaciones. En 1976 ingresó en la Real Escuela de Arte Dramático de Madrid (RESAD), primero como profesor de Dramaturgia, pero luego permaneció unos 20 años al frente del departamento de Dirección Escénica, ejerciendo con gran autoridad y entrando en contacto con las futuras generaciones de directores de escena.
La otra gran organización desde la que desarrolló su particular forma de ver el teatro fue la ADE, organización profesional que él fundó en 1982, y que preside honoríficamente el director Angel Fernández Montesinos. A través de esta organización profesional, Hormigón hizo valer ante las instituciones y ante la sociedad sus ideas de política cultural, a la vez que consiguió unir a los profesionales de la dirección de escena de nuestro país. Y, sobre todo, impulsó una enorme labor investigadora, materializada en un gran fondo de publicaciones formado por varias colecciones de libros de ensayo, textos dramáticos y estudios, especializados en artes escénicas, y sin olvidar la revista ADE, de periodicidad trimestral y que también dirigía.
Una de sus grandes amigas y aliadas ha sido la directora de escena Helena Pimenta, a quien también ha cogido por sorpresa su fallecimiento. Pimenta comentó a El Cultural que Juan Antonio Hormigón le apoyó en su carrera y que “él, como buen cabezota que era, siempre nos alentaba a que no nos mantuviéramos al margen de la ADE, que participáramos en las actividades que organizaba porque era un gran defensor del asociacionismo”. “Hormigón defendió siempre un espacio de diálogo entre los directores de escena, lo que ha propiciado muchas relaciones de lealtad entre nosotros. Y luego, mantuvo una gran vinculación de la asociación con el conocimiento y eso es un gran mérito de él, nos convocaba a congresos, encuentros, reuniones… muy fructíferos", asegura Pimenta.
Autor de numerosas obras, adaptaciones y dramatizaciones, y de investigaciones entre las que destaca Valle-Inclán: Biografía cronológica y Epistolario, que publicó en tres volúmenes entre 2006-07 y que recogió algunas cartas inéditas del autor gallego.