Carmelo Gómez y Miguel Hermoso en 'La guerra de nuestros antepasados'. Foto: Javier Naval

Carmelo Gómez y Miguel Hermoso en 'La guerra de nuestros antepasados'. Foto: Javier Naval

La tribuna

Carmelo Gómez y el arte del buen actor

El retrato que nos ofrece del personaje de Pacífico en 'Las guerras de nuestros antepasados' es una pintura psicológica y realista en acción admirable, un gozo para el espectador.

11 febrero, 2023 02:45

Miguel Delibes consideraba Las guerras de nuestros antepasados su obra más ágil y dinámica, escrita como novela dialogada entre un condenado a muerte, Pacífico Pérez, y el médico que le atiende en el sanatorio penitenciario donde se encuentra. Y ciertamente que el diálogo logra un suspense casi de thriller. Ocurre algo parecido con la adaptación teatral dirigida por Claudio Tolcachir que acaba de estrenarse en el Teatro Bellas Artes de Madrid: te mantiene expectante hasta su desenlace, con el atractivo de ver a un admirable Carmelo Gómez en el insólito personaje de Pacífico.

Esta magnífica historia de Delibes ya fue llevada con gran éxito al teatro en 1989, adaptada por el novelista y Ramón García Domínguez, protagonizada entonces por José Sacristán (se alternaría luego con Manuel Galiana en el personaje de Pacífico) y Juanjo Otegui y con la que los actores obtuvieron una espectacular acogida de público y favorables críticas. Uno de aquellos entusiastas críticos, el dramaturgo Eduardo Galán, firma la versión de la producción actual del Bellas Artes. Galán ha preservado el lenguaje original de la novela, seleccionando los pasajes más convenientes para mantener la intriga.

El gran protagonista de la obra es el personaje Pacífico, que Carmelo Gómez compone en esta producción con sinceridad y pudibundez. Encarna a un hombre de pueblo tímido y rudo, de una inocencia y pusilanimidad que puede llevar a confundirse con un retrasado.

Pero Pacífico tiene una inteligencia natural y una sensibilidad especial en la que no repara ni su belicosa familia ni el áspero entorno en el que vive. Se alinea con los tipos de ambiente rural de tantas otras novelas de Delibes que sintonizan más con la naturaleza, donde se sienten libres, que con una sociedad en la que encuentran difícil acomodo y comprensión. Un personaje antitético, condenado a muerte por garrote cuando toda su vida lo que ha querido ser es un pacifista.

Otra escena del montaje.

Otra escena del montaje. Javier Naval

Gómez coge las hechuras del personaje desde sus más íntimas costuras, fundamentalmente la jerga de campo en la que se expresa -y que Delibes recrea con profundo conocimiento y delectación-, pero también gestos, balbuceos, bromas y otros detalles mímicos de su cosecha que le sirven para ajustar la expresión y el sentimiento. El retrato que nos ofrece es una pintura psicológica y realista en acción que es un un gozo para el espectador.

Pacífico cuenta su asombrosa vida al doctor Burgueño, personaje más convencional que el de Gómez y que exige al actor que lo interpreta, Miguel Hermoso, un hábito de escucha en escena. Ahí radica su dificultad, pues en el teatro como en la vida es más difícil saber escuchar que saber hablar. Hermoso encarna a un médico impresionado por el desamparo de su enfermo, al que se propone escuchar, comprender y, sobre todo, redimir. De alguna manera Hermoso actúa como una representación del público, ya que su pregunta -¿cómo un hombre como Pacífico ha podido llegar a matar?- es la misma que éste se hace durante toda la obra.

[Emocionante 'mater amatisima' de Eduard Fernández]

Tolcachir dispone una puesta en escena clara y dinámica, para lucimiento de sus actores. Se apoya en una escenografía modular de Mónica Boromello y la iluminación de Juan Gómez Cornejo. Los volúmenes que, a modo de bancos de baja altura, los propios actores mueven, permiten crear distintos espacios de representación y en diferentes planos. Ello ayuda también a que el iluminador pueda lucirse con juegos pictóricos que nos trasladan del presente al recuerdo y que culminan con una bella estampa de tonos metalizados consagrada al momento en el que Pacífico nos explica por qué acepta su fatal destino como una liberación.

Delibes, novela y teatro

Delibes nunca escribió teatro ni guiones cinematográficos, pero es el narrador español más adaptado a estos medios, y con éxitos de largo recorrido. Nada menos que nueve películas se han hecho de títulos suyos. En teatro firmó todas las adaptaciones que se han hecho. Contó con la complicidad del productor José Sámano, que llevó a escena cinco de sus novelas, desde Cinco horas con Mario (probablemente la obra de teatro española que más tiempo ha estado en cartel) hasta el más reciente Señora de rojo sobre fondo gris (producción que ha precedido en el cartel de este mismo teatro a la presente). Al cine se han llevado nada menos que nueve de sus títulos. 

Al decir de los aplausos que el público brindó a los actores tras la función que yo vi, y de los carteles que cuelgan en el teatro anunciando que las localidades están agotadas para los días próximos, esta producción tiene pinta de repetir el éxito de su predecesora.

Ficha técnica:

Las guerras de nuestros antepasados
De Miguel Delibes
Teatro Bellas Artes de Madrid
Intérpretes: Carmelo Gómez, Miguel Hermoso
Dirección: Claudio Tolcachir
Adaptación teatral: Eduardo Galán
Iluminación: Juan Gómez Cornejo
Escenografía: Mónica Boromello
Vestuario: Yaiza Pinillos
Espacio Sonoro: Manu Solís
Producción: Pentación y Secuencia 3

Ray Loriga. Foto: © Diego Lafuente

Ray Loriga quita hierro a la vida en su nueva novela: dos amigos se enfrentan al suicidio

Anterior
Alba Donati. Foto: © Luigi Fiano

Alba Donati: diario de una pasión de libro

Siguiente