Image: De Orduña a Achero Mañas

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Cine

De Orduña a Achero Mañas

21 marzo, 2001 01:00

El actor Antonio Banderas sorprendió a la parroquia con Locos en Alabama (1999), una historia protagonizada por su mujer Melanie Griffith y de clara estética norteamericana

La reciente y exitosa reconversión de Achero Mañas, que se ha descolgado por lo menos provisionalmente del gremio de los actores para entrar en el salón de la fama de los realizadores, viene a añadirse a una escasa lista de actores nacionales que han extendido su vocación cinematográfica más allá de la interpretación. El director de El bola afirma que su auténtica vocación es la literatura, y que la volcó en la escritura cinematográfica porque era el medio que mejor conocía. Achero Mañas despuntó como realizador ya desde sus inicios, a raíz del cortometraje Cazadores, que fue galardonado con un Goya. Después escribió y realizó otros dos cortometrajes, Paraísos artificiales y Metro. Los reconocimientos obtenidos por El bola no han hecho más que confirmar la vocación oculta de Achero Mañas, que ya prepara su segundo largometraje, Noviembre, una historia sobre un grupo de teatro independiente que rodará en forma de documental.

Vocación literaria

De clara vocación literaria es sin duda Fernando Fernán Gómez, uno de nuestro más excelsos cineastas que como nadie desconoce inició su andadura cinematográfica en las lides interpretativas. Proveniente del mundo teatral, donde aprovechó la oportunidad brindada por el dramaturgo Enrique Jardiel Poncela en 1940, debutó en el cine de la mano de Gonzalo Degrás tres años después, en la película Cristina Guzmán. Las veinticinco películas que ha dirigido dan fe de los vaivenes por los que ha atravesado la industria española en los últimos cincuenta años. Después de una etapa de aprendizaje, obtuvo su primer éxito como director con La vida por delante (1958). La mayoría de sus filmes tienen su base en textos literarios, ajenos y propios, principalmente teatrales, como adaptaciones de obras de Miguel Mihura, Pedro Muñoz Seca y Juan José Alonso Millán. Pero el que abrió la veda fue Juan de Orduña, que debutó en 1924 como actor y cuatro años después rodó su única película muda, Una aventura de cine. De sus más de cincuenta trabajos, siempre para la productora Cifesa, cabe destacar el éxito internacional que obtuvo con Locura de amor (1948), basada en la obra de Tamayo y Baus y que Vicente Aranda ha rodado también este año.

Del panorama actual, no han sido muchas las estrellas de nuestro cine que se han aproximado a la dirección. Antonio Banderas sorprendió a la parroquia con Crazy in Alabama (1999), historia protagonizada por su mujer Melanie Griffith, basada en la novela de Marck Childress y de manifiesta estética norteamericana. No en vano, se trata de una producción de Hollywood. Imanol Arias tuvo menos suerte con su fallida intriga policiaca Un asunto privado, protagonizada por Jorge Perrugoría y Pastora Vega. El que rompió algo más que esquemas fue Santiago Segura con su intratable Torrente, que amenaza con volver en breve.

Icíar Bollaín, que debutó en la pantalla con El sur (1983), se ha ganado el reconocimiento como cineasta gracias a sus dos trabajos Hola, ¿estás sola? y Flores de otro mundo. La actriz Ana Belén dirigió con torpeza Cómo ser una mujer y no morir en el intento y el actor Fele Martínez se incorpora a la lista, ya que acaba de rodar su primer corto en formato digital, El castigo del ángel, una historia de amores "celestiales".