Image: El futuro del cine español está aquí

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Cine

El futuro del cine español está aquí

13 noviembre, 2008 01:00

Foto: Sergio Enríquez

10 años de El Cultural

Tienen entre los 30 y los 40 años y ya han dado pruebas de su talento. Son perfiles distintos, desde el cine autoral de Jaime Rosales (La soledad) pasando por el terror piscológico de J.A. Bayona (El Orfanato), la ciencia ficción de Nacho Vigalondo (Los Cronocrímenes) hasta el costumbrismo moderno de Daniel Sánchez Arévalo (Azuloscurocasinegro) o Félix Viscarret (Bajo las estrellas), sin olvidar la profundidad mostrada por Eduardo Chapero Jackson en su cortometraje Alumbramiento. Su modernidad, independencia y rupturismo encarnan el relevo generacional que está cambiando el cine español.

Jaime Rosales
La soledad

El 3 de febrero de 2008 Jaime Rosales (Barcelona, 1970) no sólo lograba el Goya a la mejor dirección por La soledad y la misma se coronaba en la categoría de Mejor Película, la Academia española por fin reconocía una forma de hacer cine atenta a la calidad artística que no busca deliberadamente al público masivo. La soledad sigue siendo la gran película de Rosales sin desmerecer los logros de sus otros dos filmes: Las horas del día (2003) es un retrato sobrecogedor sobre la necesidad de trascendencia inmanente incluso a las almas más mediocres, mientras Tiro en la cabeza, aún en cartel, sigue ahondando en los mismos conceptos para exponer en toda su crudeza la estupidez y la crueldad del terrorismo etarra. Para el director, uno de los pocos españoles que ha sabido construir un discurso a partir de su obra, se trata de hacer un cine “útil”. “Intento entender al ser humano”, añade, “para lograrlo dispongo de una cámara y un micrófono. Exploro el lenguaje cinema- tográfico en busca de nuevas ideas. ¿Es posible entender algo mediante una cámara y un micrófono? Para mí hacer cine es buscar. Buscar y compartir con el otro -el espectador- esa necesidad de entender algo. El cine que no busca, que no intenta, que no fracasa, no me interesa. Pero cuidado: no todo vale. Romper por romper, sin sentido, no tiene valor”. El cine como llamamiento a las conciencias por parte del más “cívico” de nuestros directores: “Cineastas, educadores, profesores universitarios, políticos, padres y ciudadanos en general, tenemos que trabajar con juntamente. El objetivo debe ser el mismo para todos: contribuir a la formación de un nuevo ciudadano: un ciudadano con un mayor nivel de conciencia”. Una búsqueda que pasa por el riesgo: “Vamos a tener que cambiar cosas muy profundas de nuestra sociedad para pensar el mundo de otra manera. El cine puede y va a contribuir a dinamizar este proceso de refundación. Existirán dos tipos de actuaciones: las que tratarán de frenar esos cambios y las que catalizarán esos cambios. Rosales está preparando su próxima película, una ambiciosa coproducción con actores internacionales que estará inspirada en el mito de Abraham y tratará la espiritualidad.

Juan Antonio Bayona
El Orfanato

Conquistar la taquilla con una buena película es el sueño de cualquier director. Un sueño que J.A. Bayona (Barcelona, 1975) alcanzó de forma insospechada con El Orfanato, la película que el año pasado se convirtió en la más taquillera de España. Apadrinado por Guillermo del Toro, el director firmó un filme preciso, bello y desolador que tras su envoltorio terrorífico esconde una reflexión sobre la culpa, la maternidad, y la fina pero contundente línea que separa la lucidez de la cordura, la muerte de la vida. Bayona se revela en El Orfanato no sólo como un artista capaz de profundizar y al mismo tiempo comportarse como un sofisticado manufacturador de buenos “produc- tos”. Son virtudes que pocas veces se tocan y que lo han convertido en la punta de lanza de una generación volcada en el terror (también brillan Paco Plaza, jaume Balagueró o Gonzalo López Gallego) que aspira, legítimamente, a generar: “Yo quiero hacer las películas que como espectador me emocionarían y deduzco que, como soy una persona tan normal, hay muchos otros como yo”. Así explica lo que siempre es inexplicable, el éxito de su película: “Me gusta pensar que ha funcionado porque a la gente le ha despertado algo dentro. Para mí el cine es eso, contar historias que hagan sentir y pensar a la gente al mismo tiempo. Y en este caso creo que lo conseguimos, el público conectó con las emociones y también debatió la interpretación de la historia, porque cada uno tiene la suya”. Bayona aspira a dirgir pero, de momento, no a escribir sus películas: “Si algo tenemos en común los directores de mi generación, además de que nos conocemos y somos amigos, es que tenemos un bagaje visual muy parecido. En este sentido, todos hemos crecido viendo películas americanas y leyendo sobre cine desde el punto de vista de la teoría del autor. Y sí creo que el buen cine es producto de la mirada de un artista, pero no deduzco que para serlo uno tenga que haber escrito también los diálogos. Estoy a favor de la profesionalización del cine. Me parece bueno que algunos sólo dirijan y otros sólo escriban”. Bayona está preparando su próximo filme, Haters, un thriller sobre un virus que propaga el odio que rodará en Hollywood con profusión de medios.

Daniel Sánchez Arévalo
Azuloscuro casinegro

Manejar los recursos expresivos más habituales del cine español (el costumbrismo protagonizado por personales de clase media baja) y hacerlo de forma que parezcan nuevos, ése es el gran mérito de Daniel Sánchez Arévalo (Madrid, 1970), un cineasta llamado a renovar y modernizar nuestra tradición cinematográfica como demuesta Azuloscurocasinegro. El filme fue la gran revelación de 2006 y Sánchez Arévalo ganó con el mismo el Goya a la Mejor Dirección Novel. Pero Sánchez Arévalo no es director de una sola película, ya que cuenta en su filmo- grafía con una docena de cortometrajes que, como él mismo no se cansa de repetir, merecen la misma consideración artística. Así surgen títulos tan recomendables como ¡Gol! (2002) o el reciente Traumalogía (2007). Arévalo explica: “En el fondo yo sólo hablo, escribo y ruedo las cosas que me son cercanas, que conozco, que me interesan y que pienso que puedo darles mi visión particular. Todo está contado, lo único que cambia es la manera de contarlo, y eso es lo que lo hace original”. Y añade: “Al cine español le falta mayor compromiso, un esfuerzo conjunto por hacer buenas películas, ser honestos con nuestro trabajo y no emprender proyectos malos que no van a ningún lado”. Arévalo ya está terminando de montar su siguiente filme, Gordos, una farsa con elementos dramáticos sobre la obsesión con la imagen que se estrenará a principios de 2009.

Nacho Vigalondo
Los cronocrímenes

Genio y figura, Nacho Vigalondo (Cabezón de la Sal, 1977) es tanto ese personaje histriónico como el meticuloso director de Los Cronocrímenes, su debut en el campo del largometraje. Actor, director, showman y sagaz articulista, es un “artista total” en un país como el nuestro en el que si ya cuesta reconocer un talento en el caso de desplegar varios se pone casi imposible. Los Cronocrímenes es una película breve e intrigante en la que el director (que se reserva un jugoso papel secundario) reflexiona sobre los distintos rostros de una sola persona en función de la circunstancia o el momento vital en el que se encuentran. Se trata de un puzzle metafísico que deslumbró al mismísimo Tom Cruise, que producirá un remake americano. Nominado a un Oscar al mejor cortometraje en 2003 por 7:35 de la mañana, Vigalondo no parece demasiado optimista: “El cine español cambia constantemente, pero parece no cambiar nunca. La primera mitad de los noventa se puso patas arriba, aunque sólo fuese por la labor de tres directores: De la Iglesia, Bajo Ulloa y Médem. y luego está la ampliación de horizontes constante que plantean directores tan sólidos como Amenábar o Bayona... Sin embargo, basta que no haya un estreno estrella un mes para que parezca que volvemos al punto cero y nos quejemos de los tópicos de siempre. En ese sentido soy pesimista, creo que somos capaces de reformularnos a nosotros mismos, pero todavía falta mucho para quitar esa maldita aureola negativa que impregna la idea de `cine español´”. Polifacético, hiperactivo y claramente inclasificable, no resulta extraño que explique: “Me gusta el cine de género con tanta pasión como el cine de autor. Me gusta jugar con la frontera que separa ambos cines, incluso provocar confusión al respecto. Me atrae la idea de meter públicos muy distintos en una misma sala. Y divertirles o provocarles a todos”. Eso sí, dice que abandonará su faceta de actor para concentrarse en la dirección y la escritura. Tiene en cartera sendos misteriosos proyectos en España y otro en Estados Unidos.

Felix Viscarret
Bajo las estrellas

Fue llegar y besar el santo. Félix Viscarret (Pamplona, 1975) estrenó su debut, Bajo los estrellas, en el Festival de Málaga de 2007 y se llevó el premio a la mejor película, director, guión y actor (Alberto San Juan). Después, en los Goya, esta adaptación de Viscarret de una novela de Fernando Aramburu, El trompetista del utopía, se llevó siete nominaciones materializando una el propio Viscarret en su faceta de dialoguista. San Juan da vida a un improbable héroe al que no le queda más remedio que volver a casa, un pueblo de Navarra, con motivo de la muerte de su padre. Un arranque clásico para una película con aires de road movie en la que Viscarret indaga, con una voluntad de estilo que deja claro su talento, en el asunto de las segundas oportunidades, sin olvidar una historia de amor tan sutil y hermosa como el propio filme: “La vida merece la pena. O a mí me gusta creer en ello -dice el director-. Hay tanto humor, amor, valor, amistad, épica, belleza... Me gusta pensar que hay redención para los seres humanos, que podemos mejorar, o al menos luchar por ser un poquito mejores personas. Y sobre todo creo en el poder del humor. Cuando nos reímos de nuestros fantasmas y traumas más íntimos es que ya estamos más cerca de superarlos. En estas cosas y en otras por el estilo suelo pensar cuando empiezo a soñar en cómo será mi siguiente película. Me encantaría que mis historias expresaran una visión vitalista del mundo. Contar historias y que un público las vea es un verdadero honor. Y, sí, al mismo tiempo no deja de ser algo vanidoso. Ojalá que yo pueda seguir disfrutando de ese honor y privilegio. Ojalá que con mi siguiente película vea cómo los espectadores se identifican, se ríen o se emocionan. Entonces habrá merecido la pena”. Si Bajo las estrellas es también una crítica al sectarimo, tampoco parece que éste sea su inclinación como profesional: “En estos tiempos extraños, cada uno intenta buscarse sus habichuelas como puede. Si viene una gran crisis para la cinematografía patria, cada uno reza para que su siguiente proyecto se salve. ¿Que si nos iría mejor si nos uniéramos? Probablemente. Pero no creo que ninguno nos levantemos pensando “hoy voy a cambiar el cine español” y sí: “¿Qué reto debería superar en mi siguiente película?”. Su próximo filme será una comedia sofisticada influida por la música indie.

Eduardo Chapero-Jackson
Alumbramiento

Decía hace poco Steven Soderbergh que hay películas de dos horas sin nada de cine en ellas y spots publicitarios que rebosan. Cualquiera que haya visto los dos cortometrajes de Eduardo Chapero Jackson (Madrid, 1971): Contracuerpo (2006, nominado a los Goya) y Alumbramiento (2007, premio al Mejor Corto Europeo entre otros) sabe que es más que una frase. El director, una rara avis en cuanto que prefiere un cine no dirigido por los diálogos, confiesa sentir “cierta tristeza por quizás haber llegado a destiempo de ese gran cine clásico que parece difuminarse. Comparto esa ‘angustia existencial’ que expresaba un conocido crítico al ver cómo grandes salas históricas del centro se cierran. Sin embargo, parece que nos va a tocar participar en la exploración de nuevos territorios. Estamos asistiendo al despliegue de un cambio enorme en los hábitos de experimentar y consumir lo audiovisual. No sabemos muy bien cómo va a afectar a el hecho cinematográfico, a la dramaturgia en imagen y sonido. Quizás nos toque a nosotros averiguarlo, eso es estimulante e intrínsicamente generacional. Pero espero con todo mi corazón que el buen cine de siempre vuelva a encontrar un canal estable, que nosotros podamos ganarnos la vida dignamente haciéndolo porque interese, funcione y conecte”. De momento, termina su tercer corto, The End, y prepara ya el largo.