Image: Radiografía de los males del cine español

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Cine

Radiografía de los males del cine español

Un grupo de expertos analiza en un documento conjunto las causas de su baja cuota de pantalla

15 diciembre, 2010 01:00

Fotograma de También la lluvia, de Iciar Bollain.

El III Barómetro del Observatorio de la Cultura ha analizado detenidamente la situación de la cinematografía nacional. A la vista de que el cine español solamente consiguió una cuota de pantalla del 15,9% en 2009, se preguntó por las causas del rechazo de los espectadores a un panel compuesto por 100 creadores, críticos, especialistas, programadores, gestores de instituciones y empresas culturales y responsables.

El 58% de los encuestados destaca que el cine español compite con dificultad en promoción y distribución con las grandes producciones internacionales. El 38% cree que el sector se ha creado una mala imagen de subvencionado y politizado. El 36% piensa que aunque el cine español produce buenas películas, no sabe comunicarlas bien ni sintonizar con el público. Por su parte, el 26% considera que el cine español tiene en general poca calidad e interés.

Los comentarios abiertos a esta cuestión que más se repiten apuntan a la falta de calidad, originalidad y riesgo de las películas; a la escasa inversión en publicidad y marketing y la mala distribución; a la falta de educación y fidelización del público y al doblaje de las películas extranjeras.

Promoción de la marca España en el exterior
La capacidad de comunicación del cine sugiere que puede ser muy valioso para promocionar la cultura española en el exterior. El cuestionario preguntó a los expertos en qué medida valoran ese potencial y si está aprovechado.

Entre los que creen que existen oportunidades para aprovecharlo mejor como elemento de promoción (38%) y los que opinan que su potencial para promocionar la cultura española está totalmente desaprovechado (33%) suman un 71%; un 13% no cree que deba ser prioritario el cine en este sentido, mientras el 12% cree que nuestro cine ya cumple suficientemente el papel de embajador de la marca España.

Lo mejor y lo peor de nuestro cine
El cuestionario planteó como preguntas abiertas señalar lo mejor y lo peor de nuestro cine. El mayor número de menciones positivas es para los profesionales de nuestro cine, globalmente, con menciones específicas a los directores, actores y guionistas; también se reconoce a la nueva generación de jóvenes profesionales, a algunos grandes nombres con prestigio internacional y a los talentos individuales. Entre los valores subrayados están la energía, la ilusión, el compromiso, las relaciones humanas o la pérdida de complejos del pasado.

Existen numerosas menciones a las películas españolas bien hechas, destacando su calidad tanto cinematográfica como técnica. Entre los atributos más señalados están la creatividad, la variedad, la frescura y la innovación. Otros aspectos destacados son las historias, los guiones, la mirada o la cercanía. En tercer lugar, destacan las menciones positivas relacionadas con la industria cinematográfica, haciendo referencia a su capacidad de adaptación, facilidad de improvisación o de conseguir resultados de calidad con pocos medios.

El mayor número de aspectos negativos tiene que ver con la promoción, comunicación y distribución de las películas. Son numerosas las menciones específicas a la mala distribución en salas y a la falta de circuitos específicos de distribución, a la escasa fidelización del público, a la mala distribución internacional, a la escasa proyección exterior y desaprovechamiento del potencial del español y a la insuficiencia de ayudas para competir.

"Reptitivo y sin ideas"
Son también numerosas las referencias a la mala calidad de las películas en general o destacando distintos aspectos. Se mencionan los malos guiones y se repiten calificaciones como repetitivo, sin ideas nuevas, sin originalidad, con poca imaginación, vulgar, parecido, aburrido, sin ambición, conservador, fácil, sin sentido del humor.

Un tercer bloque de aspectos negativos está relacionado con la industria cinematográfica, con menciones a las malas producciones, falta de recursos en la industria, falta de competitividad, dispersión y exceso de producción. A continuación figura la mala imagen del sector. Se le califica de muy subvencionado, politizado y con una imagen muy negativa, se le asignan calificativos como autocomplaciente, arrogante, endogámico y victimista y se le acusa de divismo y de actuar como un grupo de presión. El último bloque de las críticas más repetidas es para los mismos profesionales que han sido destacados como lo mejor: actores y directores.