Gerardo Olivares: "En África Dios y el diablo son la misma persona"
En 4 latas el director cuenta la historia de unos amigos occidentales que, hastiados de la vida, recorren África
1 marzo, 2019 01:00En un momento de la película 4 latas, el personaje que interpreta Jean Reno grita, en pleno ataque de euforia ante la belleza del paisaje marroquí, que “viajar a África es la única droga que aún está permitida”. Una frase que suscribe por completo Gerardo Olivares (Córdoba, 1964) cineasta con una especial querencia por el inmenso continente. De hecho, las dos primeras películas del director ya suceden en África, La gran final (2006), en la que contaba con tono de comedia los desvelos de una tribu por ver la final del Mundial, y la más dramática 14 kilómetros (2007), ganadora de la Espiga de Oro de la Seminci, donde narraba la odisea por el desierto de tres emigrantes subsaharianos que sueñan con alcanzar Europa. Como un “viaje de vuelta” de aquel filme se plantea Olivares esta 4 latas en la que cuenta el viaje inverso. El de unos maduros occidentales (Reno y Hovik Keuchkerian), hastiados de la vida, que recorren África en el “cuatro latas” del título junto a una joven (Susana Abaitua) para ir a visitar a un viejo amigo moribundo (Enrique San Francisco) que vive en Mali a la orilla del río Niger. Vemos el reverso de 14 kilómetros pero también asistimos a una película con claros tintes autobiográficos en la que Olivares ha querido condensar sus experiencias y amor por el continente. Porque en África, como decía Isak Dinesen, “Dios y el diablo son la misma persona”.
Pregunta. ¿Es África la única droga legal permitida como dice Jean Reno en el filme?
Respuesta. Totalmente. Ahora mismo es el único sitio del mundo en el que puedes sentir cómo era la humanidad hace 500 años. Estoy totalmente enganchado a África. Resetea el disco duro y después de recorrer bien el mundo siento que no existe tanta intensidad en ninguna otra parte. Solo allí ves ese nivel de crueldad, verdad, sinceridad e intensidad. Como decía Isak Dinesen, es un lugar en el que Dios y el diablo son la misma persona.
P. ¿Se reconoce en esos europeos maduros descreídos que viajan a África buscando la felicidad perdida?
R. Todas mis películas han sido basadas en hechos reales de otros. Esta película trata sobre todo de lo que yo mismo he vivido en el desierto desde que lo conocí y me enamoré de él por primera vez a los 15 cuando fui con mis padres. Eso es 4 latas, soy yo en el desierto. África es ese lugar en el que sientes que te puedes comer la vida a bocados pero, de repente, el lugar más idílico y maravilloso se convierte en una pesadilla. Puede pasar cualquier cosa.
P. ¿Se convierte el continente también en un símbolo de la juventud perdida?
R. Los personajes son tres fracasados de la vida, desde el momento en que se separó el grupo de amigos y cada uno fue por su lado. Al final se dan cuenta de que nunca fueron tan felices como los años que pasaron viajando por aalí y tratan de que su vida sea lo que una vez fue. Es una película con mucha nostalgia. Tratan de rememorarlo pero también de darle un sentido y volver a sentir lo que sintieron. Yo, en mi vida, he aplicado mucho eso de “salir de la zona de confort”. Hay que salir y arriesgar un poco. Unamuno decía que no se viaja para llegar al destino sino para huir del lugar del que se parte.
P. ¿Cómo filma esos inmensos paisajes del desierto del Sahara?
R. A mí me hubiera gustado meterme un poco más adentro pero con una estrella como Jean Reno, que requiere un buen hotel, y todo el equipo detrás era complicado. Desde que comencé a escribir el guion tenía claro que quería lugares que fueran visualmente potentes en los que sintieras el calor, el viento y la arena del desierto. Para mí el paisaje es un personaje más. La gente quizá no se da cuenta pero retratamos el corazón del Sahara.
P. ¿Concibe esta película como el reverso de 14 kilómetros?
R. Es el viaje de vuelta. En esa película unos subsaharianos viajaban a Europa y en esta son unos europeos los que viajan a África. 4 latas la llevo mascando desde 1990 cuando conocí a unos franceses que se dedicaban a comprar coches de segunda mano en Europa y después los revendían en Africa. En cada viaje la historia se iba agrandando y yo me preguntaba cómo podría darle una forma para que fuera interesante. En realidad, es la película más simple que hecho. Trata sobre tres fracasados que quieren huir.
P. ¿Podemos decir que en 14 kilómetros huían de la miseria africana y en esta 4 latas de las miserias de Occidente?
R. Nadie está conforme con lo que tiene y todo el mundo trata de tener otra cosa. Hay un sentimiento de insatisfacción permanente. Esa frase es perfectamente aplicable a ambas películas.
P. ¿Con la bohemia se gana en libertad pero se pierden los afectos como le sucede al personaje de Quique San Francisco con su hija perdida?
R. Es que los hombres llevamos la procreación de una manera distinta. Hay una carga genética que nos lleva a procrear con el mayor número de hembras y a ellas a elegir el mejor macho. No quiero juzgar a ese personaje. Lo veo como alguien que tuvo un lío y después, cuando la mujer se quedó embarazada, sencillamente se desentendió. Esta película es lo que yo he vivido y se acabó.