Image: Sevilla, al encuentro del público

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Música

Sevilla, al encuentro del público

La Bienal celebra el cincuentenario de Manolo Sanlúcar

4 septiembre, 2008 02:00

Un momento de 'Oro viejo', con Rocío Molina

Santo y seña de la oferta cultural hispalense, la Bienal congregará desde el miércoles a maestros y díspulos a lo largo de 54 espectáculos, que incluyen 23 estrenos absolutos y un tributo a Manolo Sanlúcar. José Mercé, Sara Baras, María Pagés, Merche Esmeralda, Serranito, Lebrijano y José de la Tomasa conforman un plantel de veteranía que pasará el testigo a jóvenes promesas de la talla del laureado Marco Flores o la bailaora Rocío Molina, que estrena Oro viejo.

Estrenar en la Bienal sevillana es un certificado de garantía, un aval para pasearse con éxito por otros festivales y grandes ciclos, tanto dentro como fuera del país. "Para los artistas es muy importante, porque les asegura la cadena de distribución de sus espectáculos en todo el mundo. De tal manera que, aun proponiéndoles reponer un trabajo que previamente haya tenido aceptación, prefieren estrenar. En nuestro caso es un riesgo, pero comprendemos que los creadores elijan esa opción por la cualidad de referencia, de escaparate, que tiene la Bienal", dice su director Domingo González Lavado. En efecto, de las 54 obras que en esta ocasión acuden a la capital andaluza, del 10 de septiembre al 11 de octubre, la mitad sube al escenario por primera vez. Una de ellas es Oro viejo: el espejo empañado por un recuerdo no muy preciso, una abuela, ante ese mismo espejo, pintándose los labios, la música que llega, distante y entrecortada, de un viejo aparato de radio. Estos elementos, con imágenes distorsionadas en la memoria, le proporcionan a la bailaora Rocío Molina el material de fondo para la reflexión sobre la fugacidad y el transcurrir de los años. "Observando a las personas mayores", declara Rocío, "pienso en mi propio reloj, que va muy rápido. En un corto periodo he vivido mucho y me resulta al menos curioso ver a los ancianos que se sientan en un banco y para ellos no existen los minutos ni las horas. Miran pasar la vida de otra manera. Oro viejo es un sentimiento lleno de interrogantes, acompañado de aquellos sonidos que salían de los bares, los que provenían de las antiguas gramolas, y es también una invitación para recapacitar sobre el valor y el significado del tiempo"

Sobre el tiempo, en este caso sobre el pasado inmediato, recapitulan asimismo el cantaor Segundo Falcón y el guitarrista Paco Jarana con el espectáculo En el bar Iberia. "Es un reconocimiento y a la vez un recuerdo de nuestros principios, cuando, siendo muy jóvenes, iniciábamos la carrera profesional. Ese establecimiento, frente a la Torre del Oro, era el punto de encuentro antes de salir o de regresar de una gira, de una actuación en los festivales de verano o en los tablaos. Siempre empezábamos y terminábamos allí, conviviendo con grandes maestros, algunos de los cuales ya han desaparecido. Para nosotros fue una especie de escuela, donde aprendimos de la vida y del arte más que en ningún otro sitio. Es un homenaje a todos los que nos enseñaron, a esos grandes del flamenco, que en muchos casos no se les hizo justicia ni estuvieron valorados como se merecían", afirma Segundo Falcón.

En la convocatoria de 2007 del Concurso Nacional de Arte Flamenco de Córdoba, el joven bailaor de Arcos de la Frontera, Marco Flores, fue galardonado con los premios Mario Maya, Antonio Gades, Carmen Amaya y el Especial del Jurado. Un triunfo sin precedentes. Ahora, junto a sus compañeros Manuel Liñán, Olga Pericet y Daniel Doña, presenta en la Bienal de Sevilla En sus 13. Llevan seis años juntos y esa circunstancia les ha permitido crear un estilo, una manera particular de concebir la danza. Cuando bailan individualmente, lo hacen partiendo de las estructuras clásicas, y si es en grupo incluyen modernas coreografías, sobre todo al intervenir Daniel Doña, que viene de la escuela española y de la contemporánea. "Ofrecemos flamenco de ahora", declara Marco Flores, "con una profunda base tradicional, aunque abierto a todas las tendencias. ésa es la razón del título del espectáculo, en el que seguimos empeñados en continuar haciendo las cosas de una manera determinada, sin dejar de avanzar y evolucionar".

La Bienal, que después de las obras que lo mantuvieron clausurado recupera el teatro más emblemático de la ciudad, el de la Maestranza, e inaugura un nuevo espacio que hasta ahora nunca había sido utilizado, la céntrica Plaza de San Francisco, este año articula su programación en torno a un eje temático, Las músicas del flamenco, dividido en ocho ciclos con planteamientos diferentes: Movimientos, un recorrido por la obra y la trayectoria de una figura destacada, en este caso Manolo Sanlúcar, que presenta La voz del color, su último trabajo; El futuro de lo jondo, con aquellos que han marcado una época: José de la Tomasa, Merche Esmeralda o Carmen Linares; Clásicos del siglo XXI, avalado por nombres que están a punto de adquirir la condición de maestros; Variaciones, que incluye las vanguardias; Flamenco y otras aves; El flamenco que viene; Al son de las estrellas y una serie para niños. "Dentro de la diversidad actual -explica Domingo González-, el criterio que prima es el de la calidad, con un discurso estético marcado por la esencia del flamenco".

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