Image: Juan Manuel Cañizares

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Música

Juan Manuel Cañizares

“Tengo un estricto tribunal musical dentro de mi cabeza”

15 octubre, 2010 02:00

El guitarrista Juan Manuel Cañizares. Foto: Mariko Ogura

Cañizares reivindica sus raíces y su condición de guitarrista de referencia en Cuerdas del alma, que presenta esta tarde en el San Juan Evangelista.

Cuerdas del alma devuelve al primer plano de la actualidad al que fuera segundo guitarrista de Paco de Lucía y Premio de la Música al Mejor Intérprete de Música Clásica. Con una abrumadora formación adquirida desde niño, la obra de Juan Manuel Cañizares (Sabadell, 1966) pasa de la abierta torrencialidad a los conceptos más intimistas. Igual roza el minimalismo con la sobriedad de un diseño tan desnudo como exacto, que despliega una tempestuosa cascada de originales falsetas. Aunque siempre con un severo control que en ningún caso impide la resonancia de su fuerza expresiva. El guitarrista ha transitado por muchos caminos, desde la música contemporánea con la emocionante interpretación de Como llora el agua, original de Mauricio Sotelo, a los reflejos del pop en su disco Punto de encuentro; desde las versiones para guitarra de las sonatas y la Suite Iberia, de Albéniz, hasta el flamenco de Noches de imán y luna y Cuerdas del alma, que se presenta hoy mismo en el Colegio Mayor San Juan Evangelista de Madrid. "Pero por encima de todo", afirma Cañizares, "soy un guitarrista flamenco".

Técnica e inspiración
Procedente de una familia andaluza que emigró a Cataluña, con seis años su padre, cantaor aficionado, le regaló una guitarra. Su hermano mayor, Rafael, concertista y guitarrista, fue su modelo. A lo largo de su vida Cañizares ha tocado con Serrat, Peter Gabriel, Al Di Meola o Mike Stern, pero también ha secundado a Morente, Camarón, Rocío Jurado o Gerena. "Colaboro con otros músicos porque necesito aprender y ampliar mi horizonte profesional, pero siempre vuelvo a los orígenes. Tengo un estricto tribunal musical dentro de la cabeza que me dice lo que es y no es flamenco". Muy joven ingresó en el conservatorio, "para estudiar cronológicamente los procesos armónicos y adquirir una capacidad de análisis musical. Esos conocimientos los apliqué al flamenco y he conseguido establecer un orden, definiendo las distintas etapas de su proceso evolutivo". Por entonces, era ya un prodigio en cuanto a técnica y ejecución, se había recorrido todas las peñas y centros flamencos catalanes, actuando solo o acompañando. Su digitación había alcanzado un gran nivel. "Así que una buena parte de mi paso por el conservatorio", dice sonriendo, "lo pasé tocando flamenco a petición de los mismos profesores".

De entre sus maestros (Ramón Montoya, Niño Ricardo, Sabicas...), Paco de Lucía fue el más determinante, y con el que culminó una etapa importante de su carrera. "Me enseñó a estar en un escenario y también que la libertad no se encuentra en las ramas; la libertad se esconde en la raíz". Perfeccionista y meticuloso, la última obra de Cañizares es un portento en cuanto al cuidado en la elaboración y en la búsqueda de un ámbito sonoro personal y distinto. "Cuando estoy madurando un proyecto, realizo un estudio previo y, antes de componer, me pongo a pensar cómo quiero que suene, no sólo la guitarra, sino los demás instrumentos y las palmas. Previamente a la realización, ya en su nacimiento, quiero tener claro los criterios que voy a emplear". El resultado ahora se llama Cuerdas del alma. "Mi intención", termina diciendo, "es que la gente pueda pasarlo bien. La música está hecha para escucharla sin prejuicios y disfrutarla".