Juan Manuel Cañizares
Tengo un estricto tribunal musical dentro de mi cabeza
15 octubre, 2010 02:00El guitarrista Juan Manuel Cañizares. Foto: Mariko Ogura
Cañizares reivindica sus raíces y su condición de guitarrista de referencia en Cuerdas del alma, que presenta esta tarde en el San Juan Evangelista.
Técnica e inspiración
Procedente de una familia andaluza que emigró a Cataluña, con seis años su padre, cantaor aficionado, le regaló una guitarra. Su hermano mayor, Rafael, concertista y guitarrista, fue su modelo. A lo largo de su vida Cañizares ha tocado con Serrat, Peter Gabriel, Al Di Meola o Mike Stern, pero también ha secundado a Morente, Camarón, Rocío Jurado o Gerena. "Colaboro con otros músicos porque necesito aprender y ampliar mi horizonte profesional, pero siempre vuelvo a los orígenes. Tengo un estricto tribunal musical dentro de la cabeza que me dice lo que es y no es flamenco". Muy joven ingresó en el conservatorio, "para estudiar cronológicamente los procesos armónicos y adquirir una capacidad de análisis musical. Esos conocimientos los apliqué al flamenco y he conseguido establecer un orden, definiendo las distintas etapas de su proceso evolutivo". Por entonces, era ya un prodigio en cuanto a técnica y ejecución, se había recorrido todas las peñas y centros flamencos catalanes, actuando solo o acompañando. Su digitación había alcanzado un gran nivel. "Así que una buena parte de mi paso por el conservatorio", dice sonriendo, "lo pasé tocando flamenco a petición de los mismos profesores".
De entre sus maestros (Ramón Montoya, Niño Ricardo, Sabicas...), Paco de Lucía fue el más determinante, y con el que culminó una etapa importante de su carrera. "Me enseñó a estar en un escenario y también que la libertad no se encuentra en las ramas; la libertad se esconde en la raíz". Perfeccionista y meticuloso, la última obra de Cañizares es un portento en cuanto al cuidado en la elaboración y en la búsqueda de un ámbito sonoro personal y distinto. "Cuando estoy madurando un proyecto, realizo un estudio previo y, antes de componer, me pongo a pensar cómo quiero que suene, no sólo la guitarra, sino los demás instrumentos y las palmas. Previamente a la realización, ya en su nacimiento, quiero tener claro los criterios que voy a emplear". El resultado ahora se llama Cuerdas del alma. "Mi intención", termina diciendo, "es que la gente pueda pasarlo bien. La música está hecha para escucharla sin prejuicios y disfrutarla".